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Patrimonio

Íscar recupera la harinera de Valladolid erigida sobre un templo

El Ayuntamiento de la localidad adquiere por 250.000 euros la antigua fábrica construida sobre las ruinas de San Pedro

Fotografía actual de la fábrica de harinas de Íscar.AYUNTAMIENTO DE ÍSCAR

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Valladolid

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Testigo adormecido de un pasado industrial asentado sobre cimientos eclesiásticos, la fábrica de harinas de Íscar, erigida en las ruinas de la iglesia de San Pedro, contempla desde un lugar privilegiado la actividad del municipio. 'Observa' el trajín habitual de los vecinos que pasan frente a su singular fachada o que se adentran en el Ayuntamiento, y 'disfruta' del jolgorio de las jornadas festivas, de los eventos o de los conciertos que se programan en la Plaza Mayor. Ahí está, en silencio, en el centro neurálgico de la localidad, a la espera de una tercera vida que nada tendrá que ver con las anteriores.

El futuro le depara reabrir sus puertas al público, aunque necesitará dosis de paciencia, porque su resurgir no será inmediato. Tendrá que adaptarse poco a poco a su nueva realidad. Ya no dará la bienvenida a feligreses que acudan a los oficios, como acostumbraba desde que se configuró como iglesia, allá por el siglo XIII, hasta que cerró al culto a mediados del XIX. Tampoco acogerá a operarios para que muelan el cereal, como hizo durante seis décadas a partir del año 1925, cuando se reencarnó en harinera.

A partir de ahora albergará una biblioteca, el juzgado de paz, las dependencias de la Policía Local y el Centro de Acción Social, servicios que ahora se prestan en la Casa Consistorial, situada justo enfrente, en aras de ganar «funcionalidad». Será uno de los epicentros de la actividad pública de Íscar, gracias a la apuesta del Ayuntamiento por la adquisición del inmueble, con el objetivo también de «guardar la historia del pueblo», ensalzó el alcalde, José Andrés Sanz González, inmerso en el proceso de compra.

Harinera con torre, fotografía propiedad de Rufino García Rico, recogida en el artículo de Jorge Esteban Molina.E.M.

Sólo para que pase a formar parte del patrimonio municipal el desembolso –procedente de «fondos propios»– se cifra en 250.000 euros. Después, tal y como explicó el regidor, tendrán que buscar financiación para acometer una reforma dividida en fases que se centre no sólo en «consolidar, embellecer y amueblar» las dependencias, sino también en demoler los anexos «que no son originarios» y que ocultan los escasos vestigios de la iglesia de San Pedro.

En la actualidad únicamente se asoma, «en un estado lamentable», una parte del ábside y del prebisterio gracias, en primer lugar, al derribo en 1987 de la planta superior de una de las viviendas que se construyeron adosadas al perímetro del templo y, en segundo lugar, a la demolición a finales de 2012 de otro de los inmuebles anexados, según recoge Jorge Esteban Molina en su publicación ‘La antigua iglesia de San Pedro (Íscar, Valladolid). Evidencias arquitectónicas románicas’.

En su investigación sobre el devenir del desaparecido santuario, este licenciado en Geografía e Historia y Diplomado de Estudios Avanzados en Arqueología por la Universidad de Valladolid recuerda que San Pedro cerró al culto por la desamortización de Espartero debido a que presentaba mayor grado de deterioro que las otras dos iglesias de la localidad, en referencia a la de Santa María de los Mártires y a la de San Miguel. «Tres cuartos de siglo después del cierre, el arruinado edificio de culto es adquirido en 1925 por dos emprendedores iscarienses con el objeto de transformarlo en fábrica de harinas», documenta Esteban Molina.

Restos de la iglesia, tapados por las construcciones adyacentes.AYUNTAMIENTO DE ÍSCAR

En el arranque de esa nueva etapa industrial –que tocó a su fin hace cuatro décadas– se demolieron la mayoría de las dependencias eclesiásticas, si bien otras se mantuvieron al principio en pie, como aquella torre donde a finales del siglo XVI se habían instalado la campana y el reloj. Sin embargo, un incendio acaecido en la fábrica en 1934 dañó su estructura y acabó derribándose.

La pérdida de la torre y la construcción de viviendas, de comercios y de anexos vinculados a los trabajos en la harinera hasta conformar un «caótico conglomerado de edificaciones», según expresa Esteban Molina en sus trabajos de investigación, acabaron prácticamente por sepultar esos escasos restos del templo que ahora tratará de recuperar el Ayuntamiento gracias a la adquisición del inmueble.

La antigua harinera está justo enfrente del Ayuntamiento.AYUNTAMIENTO DE ÍSCAR

«Lo primero», destacó el alcalde, será desempolvar los vestigios de San Pedro e impulsar las labores de conservación del «emblemático edificio» de la harinera, para después acondicionar sus tres plantas y el sótano a fin de mejorar los servicios municipales.

El reto inicial que plantea el regidor es habilitar una «gran biblioteca con zona para audiovisuales y una sala de estudio» y, luego, poco a poco, trasladar las dependencias policiales o el Centro de Acción Social para que la harinera y el Consistorio, que se saludan frente a frente, organicen de manera conjunta la actividad pública de Íscar.

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