Tudanca desbordado

DESDE la barandilla del Puente Mayor vallisoletano contemplo al Pisuerga desatado, embravecido, desbocado y desbordado… Y turbio. Embarrado. Menudo marrón. Bajo el brazo sostengo un ejemplar de este diario, en el que el titular de portada anuncia una entrevista el líder del PSOE en Castilla y León, Luis Tudanca. Me prometo sacar un rato para darle un vistazo a lo que se le preguntan Lago y Ramos y a lo que contesta el político socialista. Es domingo y el tiempo ofrece huecos para distraerse con la lectura.

Ha pasado hora y media y el Pisuerga, por lo que contemplo en las fotos que me envían algunos amigos y el reportaje que se ofrece en la web de este periódico, sigue su camino hacia el Duero henchido de poder.

He leído la entrevista a Tudanca y confieso mi decepción. A la vez, constato, fehacientemente, los peores pronósticos. Reconozco, también, que tuve que superar desde su primera respuesta un dilema moral para seguir leyendo hasta el final. Doblemente moral. El primero, relativo al uso del tiempo. De mi tiempo. Y el segundo, aún más grave, tras leer que en su opinión Pedro Sánchez está haciendo, y es lo que debe hacer, lo que han decidido los españoles.

Si no fuera porque en su condición de líder de la oposición y en su sueldo como procurador se encuentra la obediencia ciega al líder nacional cabría pensar en una enajenación (no al estilo marxista…) del líder regional socialista. ¿Realmente cree que los votantes del PSOE de Almazán, Tordesillas, Frías, La Bañeza, Sanchonuño, Carrión de los Condes, Arévalo, Toro y San Martín del Castañar son favorables a que Pedro Sánchez siga adherido al sillón de presidente del gobierno de España gracias al supremacismo, separatismo y filoterrorismo?

Curioso también cómo pasa de puntillas por la deriva nacionalista del alcalde de León. En su respuesta, que le delata, ejerce como si vistiera la piel de ese oso que vendió sin haber cazado. Quizá sepa ya que no hubo tantos que quisieran votarlo. Que recibió los votos que iban contra otros. Y que ese maná de votos, como el agua del Pisuerga, no volverá.