Diario de Valladolid

Rioseco busca ermitaño para su iglesia de Castilviejo

Sus funciones serán las de mantenimiento del templo y del prado anexo, pero no tiene retribución, solo la gestión del bar

Ermita de Nuestra Señora de Castilviejo en Rioseco.-EL MUNDO

Ermita de Nuestra Señora de Castilviejo en Rioseco.-EL MUNDO

Publicado por
J. I. Fernández

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«Se necesita ermitaño para la Ermita de Castilviejo. Interesados, dejad contacto al párroco». Esta oferta de trabajo se puede ver en Medina de Rioseco desde hace unos días. Un puesto que consiste en labores de mantenimiento tanto de la iglesia como del bar que está situado junto a la pradera donde se levanta la ermita, un santuario barroco del siglo XVII dedicado a la patrona de Medina de Rioseco, y que se encuentra a unos cuatro kilómetros del centro del municipio.

A finales de octubre la persona encargada de hacer esas labores durante años ha tenido que abandonar el puesto por motivos laborales. Por esto se han decidido a ofrecer esta posibilidad que convierte en todo un ermitaño. No hay retribución económica, ya que la cofradía que lo gestiona no tiene recursos. Lo que sí se admiten son posibles donativos y lo recaudado en el bar.

«La persona que esté interesada tiene que ocuparse del mantenimiento de la ermita, del cuidado del prado que está al lado y de la gestión del bar», explica don Juan Carlos Fraile, el párroco de Rioseco desde hace ocho años. Las funciones serán las de regentar el bar, segar y regar el prado y limpiar la ermita por dentro. Los días con mayor trajín son los previos a la celebración de la festividad de la Virgen de Castilviejo con la popular romería en la ermita, que se celebra el 8 de septiembre. Durante el invierno todo es mucho más tranquilo.

Hasta el momento se ha recibido alguna petición, pero «son difíciles de mantener» ya que son personas que no residen en Rioseco y lo importante es que puedan estar cerca. Hace unas décadas el ermitaño sí vivía en la propia ermita realizaba una vida solitaria y espiritual en una casa que había al lado de la ermita, pero ahora ya no es así. Sin luz eléctrica, sus funciones son mucho más del siglo XXI. «Hace años el ermitaño ha tenido mucho que ver en la devoción que se había a la Virgen, pero ahora es complicado», apunta don Juan Carlos.

«Es un sitio muy agradable donde la gente, tanto de Rioseco como de Valladolid, acude en verano a disfrutar del ambiente, incluso también van niños de colegios o de la residencia de ancianos», recuerda.

El párroco recuerda el gran valor patrimonial que hay dentro de la ermita. Por ejemplo, la imagen de la propia virgen, que es una copia porque la original la robaron el siglo pasado y no ha parecido todavía. También contiene un retablo, del primer cuarto del siglo XVIII, y la talla del Cristo, que es del siglo XVI. Está ubicada en un nicho y sobre un fondo pintado en que se perciben los dos ladrones, incluso con milagro incluido, el retablo principal es de mucho valor.

Aquí tiene su sede, además de la Virgen, una vieja cofradía de Rioseco. La edificación no es una ermita como tal, sino un buen santuario. A un lado, un buen porche da refugio al caminante o peregrino, y a la cabecera de la iglesia, dependencias que antaño fueron para hospedería, sirven hoy a un fin similar, pues suelen estar abiertas y ofrecen un tentempié al asendereado peregrino.

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