Diario de Valladolid

Un ‘Doñana’ en la antigua depuradora

El anterior sistema de lagunas en Medina del Campo para el filtrado de aguas residuales se transformó en un humedal cuando se inauguró la EDAR / En diez años ha contabilizado la llegada de 126 especies migratorias, con una media de entre 400 y 470 ejemplares al mes / Mallorca y Murcia se han interesado por este proyecto desarrollado por Aqualia

Bandadas de aves descansan y se alimentan en las antiguas lagunas de depuración de Medina del Campo.-J.M. LOSTAU

Bandadas de aves descansan y se alimentan en las antiguas lagunas de depuración de Medina del Campo.-J.M. LOSTAU

Publicado por
Laura G. Estrada
Valladolid

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En la estación depuradora de Medina del Campo la presencia de microscopios pasa desapercibida en las instalaciones porque se sobreentiende su utilidad pero, ¿para qué necesitan los telescopios? El primer instrumento, en la zona de laboratorio, se emplea para analizar muestras. Lógico. El segundo, al aire libre, apunta en dirección a las lagunas que antiguamente se utilizaron para filtrar las aguas residuales, pero el sistema no está en funcionamiento desde hace casi dos décadas. ¿Qué se observa entonces en la distancia a través de las lentes de aumento? Un tesoro apenas perceptible a vista de pájaro.

Grullas, cigüñuelas, aguiluchos, espátulas, correlimos, garzas, milanos, vencejos, patos, halcones, incluso flamencos sobrevuelan y se alimentan en las tres enormes piscinas que se construyeron originariamente como sistema de filtración natural y que quedaron en desuso cuando en 2002 se construyó la EDAR porque no se conseguían rendimientos acordes con el tamaño de la población a la que daba servicio.

Dos años más tarde arrancó el proyecto de recuperación del humedal y, desde entonces, se han catalogado 126 especies por los trabajadores del equipo de Aqualia que gestionan la planta –en colaboración con agentes medioambientales y especialistas en ornitología– y que, además de las funciones propias relacionadas con el tratamiento de las aguas residuales, se han volcado en la conservación de las balsas para facilitar que se conviertan en atractiva parada de aves en sus rutas migratorias. En vez de colmatarlas o desecarlas, han apostado por su cuidado a fin de transformarlas en una especie de ‘Doñana’ en plena meseta.

La idea surgió del jefe de la planta, Patricio Hermosilla, un «enamorado de la naturaleza» que había observado cómo las aves hacían un descanso cuando en época de lluvias los huecos de las degradadas lagunas volvían a albergar algo de agua, después de que llevasen dos años sin utilizarse como sistema de depuración. Si los recursos ya estaban disponibles y no se estaban utilizando, cuestionó el químico, ¿por qué no resucitarlo como recurso medioambiental?

Así, las enormes balsas –independientes pero conectadas entre sí– volvieron a llenarse a diferente altura con parte del caudal que se depura en las instalaciones y, ya de forma rutinaria, se supervisa cuándo es indispensable volver a introducir más agua para facilitar la presencia de avifauna. Es decir, antes de verter el agua depurada al río Zapardiel, se deriva la cantidad necesaria para rellenarlas.

La primera, hasta conseguir una altura de entre un metro y un metro y un medio de altura para ‘aves nadadoras’. La segunda, que en verano necesita en torno a 900 metros cúbicos de agua a la semana, explica Hermosilla, tiene una profundidad aproximada de 30 centímetros, cuenta con zonas de playa y está destinada, sobre todo, a zancudas. Y en la tercera hay una menor intervención para favorecer que funcione mediante un ciclo natural.

Tres entornos para crear diferentes hábitats con apenas una pequeña ayuda, pues al día se tratan en las instalaciones entre seis y siete millones de litros de agua, calculan los responsables.

Además de vigilar el adecuado mantenimiento del ecosistema, el equipo de Aqualia encabezado por Patricio Hermosilla ha ido avanzando en el objetivo de que las lagunas de la EDAR de Medina del Campo se conviertan en referente de descanso para aves migratorias y ha puesto en práctica recursos complementarios, como la construcción de nidos –tanto en la lámina superficial de agua como en las zonas de vegetación– para facilitar la cría de especies.

De hecho, califican de «éxito» la iniciativa, pues en el entorno «se ha mantenido una gran actividad durante los meses de verano», algo que «no se produce en el resto de lagunas esteparias de la zona», destaca Hermosilla en referencia a la reproducción de cigüñuelas, avocetas, zampullines, ánades reales, pollas de agua y, «como rareza a nivel provincia», la cría de tarros blancos.

Además, con el propósito de garantizar alimento a las aves más allá de insectos, larvas o vegetación acuática, la Junta de Castilla y León colaboró con ellos durante varios veranos, explicaron, trasladando hasta las lagunas de Medina los peces que rescataban de las pozas en cuencas que se quedaban sin agua por la sequía estival.

Un conjunto de actuaciones que han convertido el entorno en un importante referente de paso para las aves, aunque permanezca oculto al turismo de naturaleza.

Porque el humedal se encuentra dentro del recinto de la estación depuradora, ajeno a la mirada de curiosos. Ni siquiera desde el malecón del río, en paralelo a las instalaciones, se aprecia la reserva medioambiental. Sólo los escolares, cuando se planifican visitas guiadas a la estación depuradora, tienen el lujo de descubrirlo.

También algunos biólogos de la Sociedad Española de Ornitología SEO BirthLife gozan de ese privilegio, pues realizan campañas de anillamiento para ahondar en un control que desde hace diez años Hermosilla lleva realizando sobre el papel.

Una vez a la semana, aproximadamente, el jefe de la planta anota en su archivo las diferentes especies avistadas, hasta las 126 que ya tiene catalogadas y cuya presencia varía en función de la época del año, con una media mensual que se cifra entre las 400 y las 470 aves. De hecho, según uno de los últimos registros, fechado a finales de agosto, en las lagunas había 754 ejemplares, correspondientes a 50 especies.

Para que el resto del público pudiera contemplar la vida en el humedal, habría que arreglar el camino de acceso y acondicionar el centro de interpretación de la naturaleza que se construyó en las inmediaciones, en un alto al otro lado de la valla de la EDAR, con el Plan E del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, pero que no llegó a ‘inaugurarse’.

El edificio acristalado de unos 150 metros cuadrados, en el que se invirtieron casi 200.000 euros –según se aprecia todavía en un cartel informativo ajado y desgastado por el sol y el paso del tiempo– aguarda una inversión que le dote de actividad.

Quizá antes de que llegue ese momento, la realidad virtual acerque a la ciudadanía la importancia de esta reserva, a través de una ‘app’ de móvil con información sobre los animales que la sobrevuelan, pues Aqualia ha iniciado los contactos con un grupo de la Universidad de Valladolid (UVA), para desarrollar una aplicación que permita a los usuarios conocer cada especie en detalle y contemplarla de cerca gracias a una recreación en tres dimensiones.

Mientras planean posibilidades de avistamiento sin que la presencia de humanos interfiera en el día a día de las aves, en otros puntos de la geografía española ya se han interesado en la idea promovida en Medina del Campo para convertir antiguos sistemas de lagunaje en reservas medioambientales, como Mallorca o Mazarrón (Murcia), destacó Patricio Hermosilla.

Otros ejemplos más cercanos, como Olmedo o Rueda, lamentó el químico y especialista ya en aves, no tienen visos de aprovecharlos para este fin y parecen abocados a desaparecer bajo tierra, mientras en Medina del Campo la presencia de bandadas de pájaros que antes no hacían escala aquí en sus viajes, ya son habituales al alzar la vista al cielo.

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