Diario de Valladolid

La cripta que alojó la joya de los Alburquerque

Una excavación en La Armedilla desvela un subterráneo idéntico a la cueva de la Virgen / Lo construyeron los monjes para que los patronos permitieran el traslado de la imagen

Interior de la cueva de la Virgen de La Armedilla, que replicaron los monjes Jerónimos en la cripta de la iglesia para trasladar la imagen.-REPORTAJE GRÁFICO: AAMA

Interior de la cueva de la Virgen de La Armedilla, que replicaron los monjes Jerónimos en la cripta de la iglesia para trasladar la imagen.-REPORTAJE GRÁFICO: AAMA

Publicado por
Santiago G. del Campo
Valladolid

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Hartos de tanto trajín de fieles en peregrinación a la cueva de la Virgen, los monjes Jerónimos decidieron trasladar la venerada imagen al templo del monasterio. ¿Cómo convencer a los patronos del cenobio, los duques de Alburquerque, para que consintieran la mudanza de su adorada talla? No fue fácil encontrar la solución, tal era la terquedad de los nobles. Pero los frailes lo fueron más: construyeron una cripta a imagen y semejanza de la gruta original.

Se trata de un nuevo episodio histórico recién descubierto por la Asociación de Amigos del Monasterio de La Armedilla, impulsora desde su creación, hace más de dos años, de importantes obras de consolidación de ruinas y excavaciones en el monasterio del siglo XV, ubicado en el término municipal de Cogeces del Monte y declarado Bien de Interés Cultural. Es una interpretación de lo que pudo pasar entre los monjes y sus mecenas, a la luz de lo que ha desvelado la última intervención arqueológica.

La actuación, que concluyó a principios de este año, desenterró una cripta ubicada en la cabecera de la iglesia de La Armedilla. Los arqueólogos de la Asociación, entre ellos la presidenta de la entidad, Consuelo Escribano, ya conocían la existencia de la cripta por los indicios encontrados en superficie.

La sorpresa llegó cuando las piedras vieron al fin la luz. El subterráneo reproduce fielmente las dimensiones, la forma y los detalles de la cueva de la Virgen. Tanto los receptáculos de la imagen y de otros objetos de veneración, como la ubicación de un manantial de la antigua caverna.

«Sabíamos que había una cripta pero no cómo era. Cuando se fue deteriorando se colmató de escombros», explicó, en respuesta a este periódico, Consuelo Escribano. «Se trata de un espacio rectangular enorme, de 9 metros por 5, con dos escaleras al norte y al sur, y una ventana que daba a la pared norte para que entrara la luz». Lo más peculiar es que en la cripta «se recrean las condiciones de la cueva situada debajo de la parte Jerónima del siglo XV».

Una vez terminado el trabajo de campo, todavía queda concluir las labores de investigación por parte de los arqueólogos. Una ardua tarea de catalogación e interpretación que aún «está sin entregar», precisó Escribano, pero que avanza y añade más conocimientos sobre el Monasterio de La Armedilla.

Entre los materiales encontrados en la excavación de la cripta abundan diversos de construcción, sobre todo restos de azulejos de colores, del siglo XVI, que debían de formar parte de los zócalos de la iglesia y que cayeron en la cripta, interpretan los técnicos. «La colección de azulejos es espectacular. Parecen de Toledo. Los tenemos en estudio», añadió.

«En el exterior de la cripta hemos identificado estructuras medievales, que también esperábamos», afirmó la arqueóloga. Lo inesperado es la forma del hipogeo, una estructura «totalmente desconocida, porque sabíamos dónde estaba, pero no sus detalles». La cámara posee una altura de más de dos metros, y estuvo cubierta, en su tiempo, por yeso de color rojo.

El pavimento estaba conformado por losas de piedra «bien encuadradas», pero ha sido completamente expoliado. Suma interés al hallazgo la existencia de un pasadizo hasta el camarín de la Virgen, del siglo XVI.

Y es que los Jerónimos llegaron a La Armedilla en el siglo XV, pero está documentado que desde el XII ya existía la devoción a la Virgen. Es decir: cuando los monjes se instalaron, tuvieron que adaptarse a un culto preexistente. Un culto que no habían organizado ellos, y que, poco a poco, adaptaron a sus métodos de funcionamiento.

«En la cueva de la Virgen mana agua, y en la cripta se recreaban las condiciones», continuó Escribano. «Tenía incluso unas canalizaciones que llevaban agua, una pequeña fuente artificial en la que el movimiento del líquido era continuo». Todo ello constituye una nueva revelación, puesto que ningún documento histórico contiene descripciones del subterráneo.

La intervención de la cripta, realizada por la empresa Proyectos Culturales y que ha tenido un presupuesto de unos 10.000 euros, fue costeada por la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León. Se realizó inmediatamente después de la última inversión de consolidación de la cabecera de la iglesia, a finales de 2018, en la que la Administración regional invirtió una partida de 57.000 euros, con proyecto y dirección de obra incluidos.

Sin embargo, los Amigos de La Armedilla han tapado el lugar de la excavación, hace apenas un mes, para que no se deteriore con el paso de visitantes, y eso lo han hecho por amor al arte. «La hemos cubierto por completo, porque cada vez accedía más gente dentro, y eso perjudicar la conservación», aseguró la arqueóloga. Para ello han instalado una estructura metálica y la han cubierto de madera. Todo ello realizado por voluntarios, miembros de la Asociación, que esperan la redacción de un proyecto para instalar una cubierta definitiva.

La intervención de consolidación de la cabecera de la iglesia ha supuesto una de las más importantes intervenciones en dos décadas en el monasterio. La obra fue promovida por la Junta de Castilla y León y ejecutada por la empresa Patrimonio Inteligente. Se trataba de una de las zonas más sensibles a la ruina, ya que un pequeño tramo sostenía por sí solo el testero plano del templo, cuya ruina hubiera provocado daños severos en los muros laterales de la nave central.

La intervención, redactada por el arquitecto Enrique Villar, consolidó la estructura, levantó la parte de fábrica derrumbada y puso las condiciones necesarias para garantizar la seguridad de cara a la excavación arqueológica de la cripta.

Los trabajos de restauración se dirigieron a la consolidación del muro de cabecera para evitar que siga derrumbándose, tanto este como los adyacentes, y que pudieran verse comprometidos por un colapso. La intervención incluyó la consolidación previa de la mampostería, el levantamiento de fábrica para la reposición y cimentación del muro, la reposición y ejecución de la fábrica y material del mismo y cosidos puntuales en la hoja exterior.

Se realizó una consolidación previa de la mampostería del paño en la zona de la clave del ‘arco de descarga’, que presentaba síntomas de disgregación, y ante la eventualidad y el riesgo de desprendimientos durante los trabajos. Se levantó la fábrica para la reposición y cimentación, desde el arranque del muro de cabecera, disponiendo los anclajes para garantizar un buen apoyo.

Posteriormente, se levantó un muro, revestido con mortero de cal, con un acabado rugoso y con tonalidad similar a la existente en las fábricas de consolidación que se realizaron en el año 1999. Se ejecutó con dos hojas de bloque de hormigón y relleno interior de hormigón ciclópeo para garantizar su estabilidad estructural, y se ancló a la mampostería original.

La intervención acometida hace apenas cinco meses es la más importante desde la mencionada de 1999.

«El siguiente paso es elaborar un plan integral de actuación que contenga todos los trabajos priorizados con su fase y valoración», explicó Escribano.

El Monasterio de La Armedilla se sitúa en un área que desde el siglo XI se integró en el ‘sexmo de Valcorba’, al norte de la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar. El complejo monástico se sitúa ‘en un lugar sombrío y húmedo, harto desacomodado -como pareciera al padre Sigüenza en el siglo XVI- y con presencia abundante de afloramientos de agua’, detalla la Asociación.

El lugar ya era frecuentado en época prehistórica, pero es en el siglo XII cuando aparece la primera referencia documental, cuando es cedido por el concejo de Cuéllar a los monjes cistercienses de Santa María y San Juan de Sacramenia. En esa época sólo existía la ermita-cueva que custodiaba la talla de una Virgen con fama de milagrera, una granja perteneciente a los monjes y un albergue de peregrinos.

El siguiente episodio fue la llegada de los monjes jerónimos en 1402, quienes iniciaron el ambicioso proyecto arquitectónico. A lo largo del siglo XV se remodelaron la ermita y la iglesia que sobre ella se había construido, y las dependencias monásticas. En los comienzos del XVI se construyó la gran iglesia gótico-renacentista. El complejo sufrió un súbito final con las desamortizaciones de la primera mitad del siglo XIX, que supusieron su ruina.

VOLUNTARIOS PARA PROTEGER EL HALLAZGO

Una cubierta contra el deterioro. Si sorprende lo económico de una intervención tan importante como la de la cabecera de la iglesia (57.000E) o de la excavación de la cripta (10.000), más todavía las ‘cuentas’ de la cubierta provisional de la cripta, que han realizado por amor al arte los voluntarios de la Asociación de Amigos de LaArmedilla. Cada uno ha puesto su saber, sus habilidades o sus materiales. Se concluyó en abril, a la espera de que en unos meses se acometa una intervención definitiva. Arriba, obras de la cubierta provisional. A la derecha, azulejos de colores encontrados, del siglo XVI.

DIFUSIÓN . La Asociación realiza actuaciones de difusión del monasterio, y culturales, mediante convenios con la Diputación y el Ayuntamiento, propietario del cenobio. La entidad organiza una recreación histórica anual –con el lema de ‘Origen’, el primer domingo de agosto–, entre otros eventos. También visitas guiadas al monumento, y se encargan de abrirlo al público. Arriba y a la izquierda, visitas a la cripta recién descubierta.

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