Diario de Valladolid

Peñafiel festeja la tradicional ‘Bajada del Ángel’ en el Coso

La celebración estuvo protagonizada por la niña de 8 años Amaya Ojosnegros, de la Cofradía de La Pasión

Ceremonia de ‘La Bajada del Ángel’ en la localidad vallisoletana de Peñafiel.-ICAL

Ceremonia de ‘La Bajada del Ángel’ en la localidad vallisoletana de Peñafiel.-ICAL

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PEÑAFIEL
Valladolid

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Miles de personas contemplaron durante el mediodía de ayer en la plaza del Coso, en la localidad vallisoletana de Peñafiel, la Bajada del Ángel, una tradición que se remonta a la Edad Media con la que los vecinos de la villa celebran al término de cada Semana Santa la resurrección de Jesús.

Este año, la niña de ocho años Amaya Ojosnegros, integrante de la Cofradía de La Pasión, fue la encargada de poner rostro al ángel para surcar los cielos y protagonizar un evento que cuenta con la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional.

Algunas nubes tomaron el cielo, con una temperatura fresca de en torno a trece grados cuando comenzó la representación cerca de la una de la tarde, con la plaza del Coso medio llena y Amaya saliendo de su ‘huevo’ para descender pataleando de felicidad hasta alcanzar a la Virgen y revelarle que su hijo resucitó tres días después de su muerte.

Esta fiesta, declarada Bien de Interés Cultural, se celebra desde finales del siglo XVIII, aunque existen documentos de que se remonta al Medievo. La ceremonia comenzó cuando campanas y cohetes anunciaron la salida de la procesión de la Iglesia de Santa María.

La imagen de la Virgen apareció cubierta con un manto negro y fue acompañada por los cofrades, mayordomos y fieles, quienes se dirigeron a la plaza del Coso.

Allí con dos torres unidas con sendas cuerdas, la imagen enlutada de la Virgen se situó debajo de ellas, y en ese momento apareció una esfera, en la que al abrirse emergió un ángel, que por un sistema de poleas descendió sobre la cabeza de la Virgen.

Un niño vestido con hábito blanco y coronado se convirtió en el ángel que reveló a María el Misterio de la Resurrección. Mientras descendía soltó dos palomas y cuando llegó a la altura de la Virgen le quitó su velo de luto y ascendió de nuevo a los cielos. Mientras la plaza aplaudía la Resurrección, el ‘niño ángel’ comenzó un pataleo de júbilo.

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