Roban como obra de arte la réplica sin valor de una Virgen en Viana

Los ‘cacos’ actuaron de noche, en la madrugada del miércoles. Silenciosamente, en pleno casco urbano de Viana de Cega. Haciendo uso de una cizalla de considerables dimensiones, y de un poco de palanca, accedieron a la hornacina junto al Parque de la Resinera. Allí estaba, majestuosa, la imagen de la Virgen de la Medalla Milagrosa, al alcance de sus manos.

Sin romper un cristal, ni mover un pétalo de la planta artificial que la ornaba, se llevaron con delicadeza la pequeña talla, para obtener unas buenas ganancias en el mercado negro. Pero no sabían, quizá, que la pequeña escultura no es el original, sino tan sólo una réplica. Se trata de una pieza de escayola disponible en el mercado por apenas 90 euros.

Esa es la principal hipótesis que manejan el regidor de la localidad, el párroco, y muchos de los vecinos que, curiosos, se acercan al lugar. La columna que sirve de pedestal a la Virgen es el único resto de la puerta de un antiguo polvorín donde se produjo el ‘milagro’ origen de la devoción de la localidad.

«Si hubiera sido una gamberrada la habrían tirado por ahí, o habrían dejado algún destrozo», explicó ayer a este periódico el alcalde de Viana, Alberto Collantes. «Lo que han hecho es abrir la hornacina premeditadamente para llevarse la imagen. Es de suponer que para venderla, pero no tiene ningún valor», añadió.

El alcalde explicó que será la parroquia quien se haga cargo de adquirir una nueva imagen para colocarla en su lugar. Lo hará como muestra de agradecimiento por una reciente inversión del Ayuntamiento en la restauración de un Cristo del siglo XVI, que en los próximos días recibirá la iglesia local.

Dejando a un lado el escaso valor material de la pequeña réplica, el original, más voluminoso, sí cuenta con un gran valor sentimental por parte de los vecinos del pueblo. La sacan en procesión todos los años, el último domingo de noviembre.

La devoción del pueblo a la Virgen de la Medalla Milagrosa nació el 25 de noviembre de 1939, recién concluida la Guerra Civil. Ese día se produjo un incendio en ese lugar, donde el Ejército había instalado un polvorín. El fuego de un brasero encendido en una de las dependencias comenzó a propagarse.

Las llamas se acercaban peligrosamente a la nave donde se almacenaban las armas, municiones y explosivos, por lo que la localidad entera comenzó a ser evacuada. No iba a dar tiempo a que saliera todo el mundo dada la velocidad con que se propagaban.

Los vecinos comenzaron entonces a rezar a la Virgen de la Medalla Milagrosa, pidiendo que intercediera para salvarlos de la catástrofe. En ese momento, cambió la dirección del viento, y las llamas amenazadoras se alejaron de la zona de peligro. Por si fuera poco milagro, la tradición oral del pueblo cuenta que a la mañana siguiente, ninguno de los 800 vecinos que regresaron de ocultarse por los pinares tenía ni un rasguño, ni un catarro.