Diario de Valladolid

Tordesillas se reencuentra con la Reina que nunca pudo reinar

La villa regresa a 1509 con una multitudinaria recreación callejera que rememora la llegada del cortejo fúnebre con el cuerpo yacente de su esposo, Felipe ‘El Hermoso’

Momento en el que la Reina Juana entra en Tordesillas acompañada y arropada por su numeroso séquito.-J.M. LOSTAU

Momento en el que la Reina Juana entra en Tordesillas acompañada y arropada por su numeroso séquito.-J.M. LOSTAU

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Ana de la Fuente

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Y la Reina Juana volvió a la «muy ilustre, antigua, coronada, leal y nobilísima» Villa de Tordesillas. Lo hizo ayer, con el cuerpo yacente de Felipe ‘El Hermoso’, y coincidiendo con la caída del sol al entender que la luz del día no era la apropiada para llorar la muerte de su adorado esposo. Vitoreada por miles de personas y arropada por un numeroso séquito, la Reina ‘tomó’ las calles de la Villa. Fue una recreación histórica de uno de los cortejos fúnebres más estremecedores de la historia de la monarquía española que, desde hace quince años, organiza el Centro de Iniciativas Turísticas de Tordesillas.

Un viaje en el tiempo. Un viaje hasta el año 1509. El objetivo: conmemorar uno de los acontecimientos más importantes de la historia como fuela llegada a la ciudad de la reina Juana I de Castilla (llamada Juana La Loca) en 1509, donde permanecería hasta su muerte en 1555 y recuperar la memoria de una mujer «maltratada y olvidada» por la historia. La repentina, fulminante y enigmática muerte de su esposo Felipe le sumió en una profunda e inconsolable pena e inició una larga procesión por todo el reino con el ataúd del Rey. Este supuesto arranque de locura le apartaría bruscamente de la Corona.

Desde hace 15 años, Tordesillas sigue sus pasos y recrea este episodio histórico cada primer sábado de marzo con un espectáculo teatral. Una multitudinaria recreación callejera que, de una u otra manera, implica a la mayoría de vecinos de la Villa. Ayer volvieron a revivir este acontecimiento histórico ocurrido hace 510 años ante la atenta mirada de miles de visitantes, entre ellos la ministra Reyes Maroto.

La reina Juana hacía su entrada en la villa las 19,30 horas entre vítores y aclamaciones. Lo hacía protegida y acompañada por los Monteros de Espinosa, su guardia personal, damas de compañía, personal de palacio y los restos mortales de Felipe ‘El Hermoso’, custodiados por monjes que alumbraban su paso con antorchas. Una reina Juana que este año fue encarnada por María Gallego, una joven profesora de biología de 29 años -la misma edad con la que Juana I llegó a Tordesillas-, quien confesaba el «orgullo» de representar a la reina y de poder recordar con estas recreaciones la importancia del legado histórico que atesora el municipio, así como recuperar la memoria de una mujer, hija de reyes y madre de seis reyes, maltratada y olvidada por la historia.

Junto a ella, la pequeña Yaiza Gil Barragán dando vida a Catalina de Austria, su única hija, que le acompañó en este emocionante viaje.

Juntas, y escoltadas por el séquito encabezado por Fernando el Católico, padre de la Reina, atravesaron la Puerta de la Villa a las 20,00 horas. Minutos después, en la Puerta del Foraño, Hernando de Tovar, capitán de los Monteros, ordenaba abrir las puertas para dar paso a la comitiva que entraba en la localidad amurallada donde varias vecinas vestidas de época se asomaban a los engalanados balcones para comentar el bullicio del cortejo.

Sería de nuevo en la Plaza Mayor, donde Fernando el Católico persuadiría a su hija para que se quedara en Tordesillas alegando las bonanzas del lugar para coger fuerzas antes de emprender el viaje a Granada. Ella no sabía que sería el principio de su final.

El acto finalizó en el Palacio Alto, escenario en el que Juana permanecería, junto a su séquito, durante los siguientes 46 años. Las puertas ya no se volverían a abrir hasta su muerte.

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