Diario de Valladolid

El compostaje como solución al reciclaje en pueblos pequeños

La Diputación apuesta por convertir en abono la basura orgánica de enclaves con menos de mil habitantes / Representan el 82% del territorio y el 7,5% de la población

Contenedores y maquinaria en el Centro de Tratamiento de Residuos de Valladolid, en una imagen de archivo.-J.M. LOSTAU

Contenedores y maquinaria en el Centro de Tratamiento de Residuos de Valladolid, en una imagen de archivo.-J.M. LOSTAU

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Laura G. Estrada
Valladolid

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A partir del año 2020 al menos la mitad de la basura que llegue a los vertederos, procedente de viviendas y comercios, tendrá que estar separada en origen, es decir, habrá que reciclar en casa y realizar una buena recogida selectiva de los residuos para cumplir la normativa europea. La teoría está clara pero llevarla a la práctica y conseguir este objetivo en tan breve plazo de tiempo parece complicado, máxime teniendo en cuenta que lo que más pesa son los orgánicos y no hay contenedores específicos en la provincia para dichos restos.

Además, se trata de unos desechos de rápida fermentación que generan lixiviados y malos olores, por lo que requieren mayor frecuencia de recogida que el resto de desperdicios. Reciclarlos supondría tener que desplazar con mayor asiduidad los camiones, lo que aumentaría un tipo de contaminación para evitar otra, por lo que no parece la solución medioambientalmente más apropiada.

La problemática se acentúa sobre todo en los municipios más pequeños pues, al tener menos población, se tardaría más tiempo en colmar los contenedores, pero la orgánica no puede esperar tanto tiempo para ser recogida. Por eso, la alternativa que cobra más fuerza es que esos restos procedentes de alimentos o vegetación no se recojan, es decir, no salgan del pueblo donde se generan.

¿Cómo? Fomentando que los enclaves de menor tamaño conviertan dichos residuos en compost y los empleen como fertilizantes para las zonas verdes. Se trata de una propuesta aún en ciernes, pero por la que apuestan todos los grupos de la Institución provincial, como solución para cumplir las exigencias comunitarias, a la espera de concretar su implantación.

A priori, englobaría a los municipios con menos de mil habitantes, el grueso de la provincia, pues 184 de los 225 municipios no superan el umbral del millar de vecinos censados. Supondría que el camión de la basura orgánica dejaría de recorrer casi el 82% de la geografía vallisoletana.

Aunque es la mayor parte del territorio, en dichos enclaves únicamente residen, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, 38.700 habitantes, es decir, sería la basura orgánica del 7,5% de los vallisoletanos la que se sometería a este proceso de aprovechamiento para compostaje.

Para avalar la instalación de autocompostadoras como solución en estos casos el diputado de Medio Ambiente, Alberto Magdaleno, subraya que, «por su coste económico y medioambiental», supone más perjuicio desplazar los camiones con mayor asiduidad a pequeñas localidades, pues también contaminan, que el hecho de no separar. «Aunque el reciclaje fuera perfecto, resultaría más caro», añadió.

Con esta premisa clara y consensuada en el plenario de la Diputación, como así se demostró con el respaldo por unanimidad –aunque con enmiendas– a una proposición presentada en octubre por Sí Se Puede, los primeros pasos se centrarán en la divulgación de campañas de concienciación para separar en origen, en la dotación bajo demanda de compostadoras domésticas a los vecinos de municipios solicitantes y en la implantación de autocompostadoras municipales.

Medidas que irán acompañadas de reuniones con las mancomunidades a fin de mejorar el sistema de recogida y con el Ayuntamiento de Valladolid para coordinar los trabajos en aras de unificar los criterios, pues el actual sistema de reciclaje no es el mismo en la capital y en los pueblos, a pesar de que todos los vertidos llegan al mismo Centro de Tratamiento de Residuos (CTR), por lo que el reto se complica.

Ambas instituciones –Ayuntamiento de Valladolid y Diputación provincial– han acordado la creación de un consorcio supramunicial que se encargue de dicho CTR, pues ahora la gestión depende únicamente de la capital, y está prevista una próxima reunión para «diseñar» ese nuevo instrumento jurídico en el que ambas administraciones estén representadas.

«Lo lógico es compartir la gestión: hay buena sintonía y nos gustaría haber alcanzado un acuerdo antes de mayo para dejarlo encaminado antes de las elecciones», explicó la concejala de Medio Ambiente de Valladolid, María Sánchez, ya que, además, están pendientes de sacar los nuevos pliegos para la concesión del servicio, una vez prorrogado el actual contrato.

Con el nuevo documento, uno de los principales cambios que se plantean es la modificación de tarifas para revertir una situación que, tanto Ayuntamiento como Diputación, consideran injusta, pues en la actualidad los enclaves que no tienen recogida selectiva pagan la mitad respecto a los que sí separan. A partir de que esté aprobado el nuevo texto, serán los ayuntamientos que no reciclen los que paguen más por tonelada de residuos que aquellos que sí ‘hacen los deberes’.

Eso sí, habrá un periodo de adaptación que el diputado de Medio Ambiente calcula se dilatará en torno a cuatro años pues, aunque el propósito es cumplir las exigencias europeas, necesitan dos años más de transitoriedad que les permitan organizar el ‘mapa’ de la denominada ‘quinta fracción’, es decir, de los contenedores marrones para la basura orgánica.

Para la realización de ese estudio de implantación, la Diputación ha tomado como referencia un informe económico y medioambiental realizado en abril de 2017, destinado a mejorar la recogida selectiva en los municipios de la provincia.

En él, además de incidir en los beneficios de las autocompostadoras para pequeños municipios, se pone de manifiesto que sólo un pequeño porcentaje de las basuras que se generan cuentan con una recogida selectiva debido a que no existe un nivel óptimo de sensibilización, por lo que resulta esencial ahondar en campañas de concienciación ciudadana.

LA EXPERIENCIA COMENZÓ EN 2015 EN TRASPINEDO

La transformación de materia orgánica en compost para aprovecharlo como abono de zonas verdes se inició en 2015 en la localidad de Traspinedo y su experiencia, la primera de la provincia de Valladolid, ha servido de ejemplo y se tomará como referencia en el futuro para extender el modelo a localidades donde resulte inviable, por su coste y repercusión ambiental, la recogida del contenedor marrón.

Como ya se realiza en este enclave próximo a la capital, el objetivo es que los ayuntamientos más pequeños de la provincia reutilicen los desperdicios de los alimentos y los restos de poda como fertilizante para los parques y jardines de la propia localidad.

Aunque no sólo es un método válido para quienes cuentan con menos habitantes, pues en Aldeamayor de San Martín, que supera los 5.000 vecinos, el Consistorio ya ha comenzado su implantación.

Así, el reciclaje de la materia orgánica a nivel municipal, se complementa con el programa de compostaje en los hogares impulsado recientemente por la Diputación de Valladolid para familias que cuenten con una pequeña zona ajardinada a fin de que consigan abono a partir de los desechos domésticos.

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