La Diputación de Valladolid pone en marcha un proyecto europeo de educación rural

Formación de agentes, promoción del trabajo en red y fomento de la participación social son los ejes que vertebran la Agenda de la Educación para la Ciudadanía Global. Este es el fruto recogido después de tres años de cosecha del proyecto europeo que la Diputación vallisoletana coordina desde 2015, de la mano de la Universidad de Valladolid (UVA) y otros seis países.

El diagnóstico realizado durante la primera fase de este plan pone de relieve que, en lo que a la provincia respecta, hasta el momento se han puesto en marcha «acciones aisladas, sin conexión entre sí ni apoyo de otras personas o agentes» con un «impacto limitado en la población rural», según informan a este rotativo fuentes de la Institución provincial que este año destina 25.000 euros a solventar este escenario con la implantación de «estrategias participativas y líneas de acción inclusivas».

La introducción de este proyecto educativo para el ámbito rural será progresiva y, como ya estaba anunciado, empezará en cuatro cabeceras de comarca seleccionadas entre los municipios vallisoletanos con menos de 20.000 habitantes. Íscar, Peñafiel, Tordesillas y Medina de Rioseco son los ‘pueblos piloto’ de una iniciativa que, en palabras del propio presidente Jesús Julio Carnero, persigue generar «conciencias críticas y activas para construir una sociedad más justa y más comprometida con la solidaridad».

Los primeros pasos de la «implementación efectiva» de la Agenda en la provincia se dieron ya en marzo. Sesiones formativas, sobre conceptos y metodologías propias de la educación para la ciudadanía, dirigidas al personal técnico de la Diputación y de los consistorios.

Como en cualquier otro convenio, la responsabilidad de este también es bidireccional: la Institución provincial asume la contratación de las distintas actividades que contribuyan al «cambio social»; mientras los consistorios firmantes se encargan de la programación y ponen a disposición las instalaciones precisas, a la par que adquieren el compromiso de incluir las acciones en los presupuestos municipales.

Junio es otro mes marcado en el calendario de la fase coordinadora de este plan. Desde entonces, se perfilan las distintas actuaciones a ejecutar en este primer año de andadura. La primera insiste en la importancia de la formar al personal técnico y, por tanto, plantea actividades de asesoramiento sobre la temática y ejecución del programa, así como la elaboración de materiales didácticos, en diferentes soportes, que sean recursos transversales a utilizar en otras iniciativas de la Diputación.

Rutas teatralizadas en cada uno de los ‘municipios pilotos’ conforman el segundo punto planteado con la pretensión de «concienciar, fundamentalmente a la población juvenil, del valor del entorno en el que residen y la necesidad de su conservación». Esta actividad cuenta con dos fases: la elaboración de un guión basado en las características de cada pueblo, sus personajes históricos y rasgos de identidad cultural específicos; y la interpretación teatral de la obra diseñada, con una duración máxima de 60 minutos y la intervención de dos actores como mínimo.

Asimismo, el pasado 6 de septiembre se abrió boca en Íscar con un taller de danzas urbanas de la mano del grupo vallisoletano Fresas con nata. El desarrollo de esta actuación en las distintas localidades estará vinculado a eventos significativos en las mismas.

A través de las rutas teatralizadas y las danzas urbanas se pretende visibilizar los valores ambientales y patrimoniales así como los problemas que presentan los municipios donde, además, se desarrollarán talleres sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

El Proyecto Rural DEAR Agenda nace del Área de Cooperación de la UVA que propuso a la Institución provincial, hace ya tres años, liderar un plan con equipos de Bulgaria, Chipre, Grecia, Italia, Malta y Polonia.