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Los pueblos sólo reciclan el 13% de las 84.450 toneladas de basura

Todos cuentan con depósitos de vidrio o papel pero faltan de envases, aceite o pilas / El 87,4% de los residuos no se introduce en contenedores específicos

Un camión de la basura recoge los residuos del contenedor amarillo.-E.M.

Publicado por
Laura G. Estrada
Valladolid

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Los desperdicios de la comida, las latas, bricks, los envases y el resto de basura generada en los hogares se meten, por lo general, en el mismo saco. ¿Falta de concienciación sobre la importancia del reciclaje o ausencia de la posibilidad de separar los residuos? Lo cierto es que hay una mezcla de ambas variables, a tenor del balance del servicio de recogida en los municipios de la provincia, pero las cifras ponen de manifiesto que sólo una pequeña parte se clasifica en casa y se tira después al contenedor adecuado.

En total, el año pasado –el último con cifras completas–, los camiones que recorren la geografía vallisoletana retiraron 84.449,75 toneladas de basura y, de ellas, 73.827 correspondieron a la ‘no selectiva’, lo que supone que el 87,4% de los desechos son un mix de residuos y sólo el 12,6% restante se arrojó a un depósito específico.

El significativo dato, según se desprende de la estadística recién actualizada del Banco de Datos de la Diputación de Valladolid se repite, en general, en todos los enclaves, pedanías o urbanizaciones, a pesar de que dispongan de medios para reciclar. Como ejemplo, baste señalar que los veinte municipios que superan los 3.000 vecinos censados, están en esta media, y alguno incluso por debajo.

Sin embargo no toda la ‘culpa’ puede cargar sobre los habitantes, porque en muchos casos no tienen oportunidad de catalogar los desechos, aunque quieran. Es cierto que en todos los municipios hay instalado, al menos, un contenedor para vidrio y otro para papel y cartón, pero en muchos casos el resto de residuos tienen que ir al ‘general’ porque en las localidades donde habitan no existen más alternativas.

De hecho, el 71% de los 16.506 contenedores que configuran el ‘mapa’ de la provincia, corresponden a la recogida para residuos sin seleccionar.

Además de esta singular circunstancia, lo más llamativo es la ausencia de contenedores destinados a envases y plásticos en el 40% de los pueblos. Según las tablas de la Encuesta de Infraestructura y Equipamiento Local, sólo 135 municipios disponen de depósitos para este tipo de desperdicios, pero otros 90 no cuentan con ellos. Es decir, no tienen la posibilidad de separar la basura orgánica de la inorgánica, aunque estén dispuestos a realizarla.

Bien por este motivo, bien porque todavía es necesario insistir en políticas de información para que la gente tenga claro dónde depositar las sobras, el año pasado sólo se recogieron 2.268,4 toneladas de envases y plásticos, lo que supone un 2,7% respecto a las 84.449,75 toneladas de basura que se recogieron en total en Valladolid, sin contar la capital.

Un insignificante porcentaje, teniendo en cuenta la corriente actual para conseguir no sólo que separe bien, sino también que no se utilice tanto material desechable en los empaquetados de los productos que consumimos. 

También ínfima resulta la proporción de papel y cartón, pues todos los municipios cuentan con contenedores específicos para este tipo de residuos, pero las toneladas recogidas apenas representan un 4%, al sumar 3.514,7 toneladas.

Y similar porcentaje representa el vidrio, con un 4,2%. La situación es parecida, pues en todos los pueblos hay instalados contenedores verdes, pero de ellos se extrajeron únicamente 3.581,2 toneladas.

A estos contenedores más ‘tradicionales’, que forman parte del mobiliario y de la conciencia de la población desde hace más tiempo, se han sumado otras propuestas de reciclaje que todavía no acaban de asentarse, como demuestra el hecho de que los depósitos para restos de poda, ropa y calzado o aceites vegetales, aún no están disponibles en todo el territorio. Estos contenedores, catalogados como ‘otros tipos’, sólo es posible encontrarlos en 141 pueblos, pero en los 84 restantes aún están pendientes.

O la recogida de pilas, que sólo se lleva a cabo en 28 localidades frente a las 197 donde no se realiza.

No separar en casa o no contar con recipientes en las calles para ello tiene un coste, no sólo medioambiental, sino también económico, pues obliga a reciclar en el centro de tratamiento donde llega la basura, lo que encarece el servicio y, por tanto, las tasas que pagan los hogares.

Y el problema va a más, porque el año pasado se generó más basura en los pueblos de la provincia a pesar de experimentar una pérdida de población. En 2017 se contabilizaron 388 vecinos menos que en 2016 pero se retiraron 600 toneladas más de basura. Así, mientras en 2016 un vecino producía 370 kilos de basura al año, en 2017 se llegó a los 380. Más de un kilo diario.

El reciclaje sigue siendo una asignatura pendiente.

ANÁLISIS DE LOS RESIDUOS

Más desperdicios. La provincia ha experimentado un descenso de población en 2017 respecto la anualidad anterior y, sin embargo, se produce más basura. En concreto, diez kilos más al año, de media, por cada habitante.

Escasa implicación. Los veinte municipios que superan los 3.000 habitantes no están implicados en la separación de residuos, a juzgar por las cifras. Siguen la media del 13%.

Suspenso en reciclaje. Los vecinos de las grandes poblaciones arrojan el 87% de los desperdicios ‘al mismo saco’ pero hay alguna excepción. Eso sí, en negativo. Simancas, Boecillo, Renedo y Mojados reciclan sólo entre el 10 y el 12%.

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