El Camino recupera el albergue de Rioseco

Sólo el peso de la historia y la fuerza de millones de pisadas hicieron del Camino de Santiago, la ruta oficial. Un periplo impregnado de olores y sabores que se mezclan con relieves caprichosos. Recovecos que esconden una belleza inalcanzable en cualquier otro lugar y que sólo es posible conocerla al realizarlo. Son muchas las personas que cada año deciden embarcarse en esta aventura que alimenta el cuerpo y el alma. Unas vacaciones diferentes en las que el descanso juega un papel clave. Los albergues suelen ser las opciones preferidas tanto por su precio como por el ambiente de camaradería que se crea en ellos.

A partir del miércoles los peregrinos contarán con una posada más. No es una instalación nueva. Ni mucho menos. Lleva cientos de años en Medina de Rioseco pero ante la falta de vocaciones religiosas tuvo que cerrar sus puertas. Ahora la Misión Eucarística Voz de los Pobres recoge el testigo de las clarisas y volverá a poner en funcionamiento unas centenarias instalaciones con cerca de 40 plazas hoteleras.

La encargada de su gestión será una congregación brasileña con once hermanos jóvenes –el mayor tiene 31 años– que brindará la mayor comodidad a todos los que decidan pernoctar en su casa. Están muy agradecidos a las clarisas, ya que les han cedido su convento sin ningún coste. Por ello, quieren devolverles el favor siguiendo el legado que ellas comenzaron y ofreciendo la posibilidad de adorar al Santísimo las 24 horas del día, según explica el religioso Israel de María.

Aparte de los andarines de la ruta jacobea, los turistas que deseen pasar una noche en la Ciudad de los Almirantes podrán hacerlo en la hospedería, con 13 habitaciones, algunas de ellas con baño propio. No será la única opción de dormir en esos muros santos. Israel de María comenta que existe la posibilidad del noviciado para aquellos religiosos que necesiten retirarse durante un tiempo.

Los miembros de esta congregación de vida contemplativa salen una vez cada 15 días para atender a los pobres, si bien uno de los hermanos será el encargado de explicar a todos los moradores del convento de Santa Clara lo que necesiten sobre su estancia allí. Con su llegada a Medina de Rioseco quieren mostrar también que la clausura no separa a los que la eligen del mundo. Todo lo contrario. «Es alegre y nosotros podemos abandonarla cuando queramos pero somos felices así».

Fijar su residencia en la localidad terracampina fue «obra de Dios». «Envié un correo electrónico a la antigua abadesa manifestando nuestras intenciones y no me contestó. A los pocos días se puso en contacto conmigo el delegado episcopal para la vida contemplativa. Nos reunimos en la sala de labores y nos enseñaron todo el convento, que es muy grande», expone el religioso.

El alcalde riosecano, David Esteban, afirma que está «contento», ya que el convento recuperará la esencia para la que fue levantado. Este hecho ha sido posible, asegura, por la generosidad de las propietarias que han facilitado la llegada de este nuevo grupo con las ilusiones renovadas.

Los misioneros brasileños serán recibidos mañana con una misa que oficiará el cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, a las 19:30 horas, en la iglesia del convento.

Restablecerán la vida monástica en el municipio vallisoletano. Antes que ellos ya lo han hecho otras órdenes tanto masculinas como femeninas: las carmelitas, las clarisas, los franciscanos, los dominicos, los jesuitas y los hospitalarios de San Juan de Dios.

LA HUELLA DE LOS PEREGRINOS

Albergue . La comunidad de las clarisas del convento de Santa Clara de Medina de Rioseco inauguró en el año 2011 el albergue de peregrinos, instalado en una de la casas del recinto. Cuenta con una capacidad para 18 personas, algunas de ellas con baño incorporado. Además, tiene una hospedería con 13 habitaciones.

Peregrinos . La Ciudad de los Almirantes acoge entre 800 y 1.000 peregrinos al año.