Investigan el envenenamiento de dos milanos reales en La Pedraja
Cazadores sospechan de más aves enfermas / Los análisis apuntan a la ingesta de carne de pollo
Cadáver de uno de los milanos encontrados en La Pedraja.-EL MUNDO
La aparición de dos milanos reales envenenados en el coto de la Asociación de Cazadores de La Pedraja de Portillo ha vuelto a poner en alerta a los vecinos de la localidad y a los servicios de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, después de que en 2015 también se encontraran varios ejemplares muertos en el mismo paraje y se vieran obligados a cerrarlo durante dos años.
Además de los cadáveres de las dos nuevas aves, catalogadas como «fauna protegida», miembros de este colectivo sospechan que puede haber más especies enfermas y, por ello, han establecido labores de vigilancia continuada en el entorno y solicitado la colaboración de los vecinos para esclarecer las causas del envenenamiento.
Según les han comunicado los técnicos medioambientales a partir de los primeros análisis efectuados, los milanos muertos habían ingerido carne, al parecer de pollo, aunque aún deben esclarecer el veneno utilizado y su procedencia.
«Por el momento nadie sabe nada, pero estamos muy preocupados porque cerca del coto hay una reserva de aves», explicó el presidente de la asociación de cazadores, Rubén Salamanca, en referencia a la proximidad de la laguna de El Raso de Portillo.
Además, temen que el veneno no sólo afecte a las ‘especies aéreas’ que abundan en la zona, como ánades, cigüeñas, fochas o chorlitos, sino también a otros animales que puedan adentrarse y recorrer el coto, como los perros. «Es un problema que afecta a mucha fauna», añadió Salamanca.
Después de que el pasado mes de diciembre hallaran los cadáveres de las rapaces, la asociación envió un escrito al servicio de Medio Ambiente para solicitar «ayuda urgente» y aunque el Servicio Territorial de Medio Ambiente ya se ha desplazado hasta el coto para inspeccionar la zona, según explicó el presidente, piden también a los vecinos que se pongan en contacto con ellos si ven «alguna práctica extraña».
Se trata de un coto de 2.200 hectáreas perteneciente a una asociación de la que forman parte alrededor de 30 miembros, para la caza de perdices, liebres, conejos y palomas, aclaró el presidente, quien recordó que en 2015, antes de que se cerrara el terreno por un caso similar de envenenamientos, contaban con el doble de socios.