Los vallisoletanos toros de Victoriano del Río arrollan con nobleza en San Fermín

Las amplias praderas de la finca Monte San Martín, en el término municipal de Mayorga acoge los nacimientos de las reses de Victoriano del Río, el ganadero madrileño que decidió, hace unos años trasladar sus vacas de vientre de los berroqueños predios de Guadalix de la Sierra hasta los amplios cercados del norte de la provincia vallisoletana. Las cerca de 750 hectáreas, entre lo adquirido por el criador y lo arrendado al Ayuntamiento, acogen la tropa de madres que paren los toros que acaban lidiándose en las plazas españolas por las más destacadas figuras.

Desde su nacimiento hasta que cumplen tres años, ya como utreros, los toros de esta prestigiosa divisa, de encaste Juan Pedro Domecq, pastan en la finca mayorgana bajo el cuidado de Miguel Ángel, el mayoral que los atiende en su día a día.

Al igual que sucede con el vino, la variedad (encaste o procedencia) influye en el carácter y en el terreno. Los pastos de Mayorga aumentan la natural nobleza de estos toros, que realizaron una carrera rápida y atropellada por las calles pamplonicas. Ninguna cornada, pero multitud de corredores arrollados.

Un encierro vertiginoso, como si tuviesen prisa de ser enchiquerados para su lidia, ya en el ruedo, ese territorio en el que demostraron sus capacidades para la embestida, fruto de la genética y del medio ambiente en el que fueron criados.