‘Ultimátum’ de Montealegre para resucitar la Casona

No hay más oportunidades para resucitar la Casona de Montealegre como posada de turismo rural. Después de cuatro años cerrada y de tres intentos fallidos por volver a abrir sus puertas, el Ayuntamiento de la localidad renunciará al edificio y lo cederá a la Diputación de Valladolid si la próxima licitación, prevista a mediados de este año, vuelve a quedar desierta tras otro empujón económico.

El último ‘cartucho’ para intentar impulsar estas antiguas dependencias del siglo XIX, rehabilitadas entre 2002 y 2004 por la institución gracias a una inyección cercana al millón de euros, pasa por un nuevo desembolso procedente de las arcas provinciales, cifrado en 25.000 euros.

La subvención, concedida a través de un convenio rubricado en diciembre del pasado año entre ambas administraciones, irá destinada al acondicionamiento de la cocina (incluidos electrodomésticos) y del comedor, desmantelados por los anteriores –y únicos gestores– cuando pusieron fin al negocio en 2013.

«Tenemos seis meses de plazo para amueblar este espacio, que era el mayor escollo a la hora de encontrar nuevos administradores porque alegan que resultaba muy costoso», razonó el alcalde de Montealegre, Francisco Javier Frontela Revuelta. «Si después de esta ayuda nadie coge la Casona, el Ayuntamiento renunciará a la cesión porque ya no sabemos qué hacer con ella», añadió.

Si se cumplen los peores presagios y ningún empresario concurre a la próxima convocatoria, como ya ha ocurrido en anteriores ocasiones, Montealegre daría por finalizado el convenio por el que la Diputación cedió el inmueble al Ayuntamiento a fin de que se encargase de su gestión y explotación, de manera directa o indirecta, durante un periodo de treinta años. Han pasado poco más de diez.

Prudente sobre el futuro de esta antigua casa de labranza reconvertida en un centro turístico con siete habitaciones, sala polivalente, bodega y patio, el vicepresidente de la institución provincial, Víctor Alonso, confirmó que aún no han barajado nuevos usos y esperarán a que se resuelva la próxima convocatoria antes de analizar posibles propuestas de explotación.

«Creemos que al tener mejores dotaciones habrá más interés empresarial. Lo demás son hipótesis y no podemos aventurar nada hasta que no llegue el momento», sostuvo Alonso ante el anuncio del alcalde de Montealegre de ‘deshacerse’ de un inmueble que, lejos de reportar beneficios para el municipio, está suponiendo una carga económica porque necesita un mantenimiento, aunque esté cerrada desde 2013.

Un año después de esa fecha, en mayo de 2014, el Ayuntamiento llevó a cabo, sin éxito, la primera subasta. Pocos meses después, en octubre, volvió a licitar el proyecto, pero no llegó a materializarse y esperó hasta marzo de 2015 para intentar reflotarlo. Tampoco hubo suerte. Fue entonces cuando optó por rebajar las exigencias y, de los 100.800 euros durante doce años que pedía al principio, pasó a los 7.200 euros de arrendamiento al año durante el mismo periodo, es decir, 86.400 euros en total.

En la nueva licitación que esperan sacar a mediados de este año mantendrán el mismo pliego de condiciones, según explicó el regidor, quien aclaró, además, que aún están pendientes de recuperar el dinero que reclaman a quienes gestionaron durante cinco años la Casona.

Después de no haber podido llegar a un acuerdo con ellos y de se llevasen el mobiliario, el Ayuntamiento de Montealegre cifró en 30.000 euros la deuda generada por los antiguos administradores en concepto de desperfectos ocasionados y de renta pendiente de pago. El litigio aún se encuentra en proceso de trámite, a través del órgano recaudatorio de la Diputación, Reval, según indicó el regidor.