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Los implicados se acusan entre sí de disparar en el club de Medina

Manuel Martínez, presunto autor material, asegura que acudió a la localidad a visitar a una hermana y que recogió a Adrián Blanco cerca del burdel sin saber lo que había ocurrido

Manuel Martínez escucha a su mujer, Vicenta Panduro, bajo la atenta mirada de Pablo Azcona y Adrián Blanco ayer, durante el juicio.-ICAL

Publicado por
Santiago G. del Campo
Valladolid

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Los principales encausados se acusaron ayer mutuamente de efectuar los disparos que el 5 de octubre de 2014 mataron a dos personas en el Club Las Vegas de Medina del Campo: el dueño del establecimiento y una camarera. Fue la principal conclusión de la primera jornada del juicio, cuyo inicio se demoró hasta última hora de la mañana por la formación del jurado popular, y se retomó por la tarde.

El primero en prestar declaración fue Adrián Blanco, quien relató paso a paso su versión: acompañó a Manuel Martínez a comprar el arma a la localidad madrileña de Fuenlabrada. Le había conocido en Fontiveros, aunque en el día de autos Blanco residía en Madrid, en la casa de Pablo Azcona (el cuarto acusado, a quien el fiscal pide dos años como encubridor). Según su relato, le acompañó a Medina, junto a la novia del arevalense, Vicenta Panduro, y una vez allí la mujer se quedó esperando en el coche. Él entró con Martínez al Club LasVegas, sin saber que éste iba a disparar.

Una vez dentro pidieron una consumición, de la que Blanco bebió (hay evidencias periciales).

Cuando se quiso dar cuenta, pues estaba consultando intermitentemente el teléfono móvil, escuchó disparos y vio que el dueño del club, Mariano Esteban, intentaba escapar, y Martínez lo abatió disparándole por la espalda. También fue testigo de cómo disparaba a la camarera de origen rumano, Laura Mihaela, mientras otras tres trabajadoras escapaban.

Días después, y debido al miedo por las presiones que estaba recibiendo de Martínez, Adrián Blanco se mudó a Cáceres, a casa de la que entonces era su novia. Allí decidió dirigirse a la Policía a denunciar los hechos, cosa que hizo el 11 de octubre de 2014, creyendo que entraría en un programa de protección de testigos. Según su testimonio, no conoció su condición de detenido hasta días después, cuando le trasladaron a declarar a Medina del Campo.

Muy distinta es la versión de Manuel Martínez. Según el arevalense, con numerosos antecedentes penales y policiales por delitos relacionados con el menudeo de estupefacientes, quedó con Adrián Blanco para ir a Fuenlabrada, a comprar droga «para consumo propio, como otras veces», mientras su novia se quedaba en casa de la hermana de él en Medina.

Después, Manuel Martínez habría llevado a Adrián a Medina, y lo dejó en la localidad «para cobrar unas deudas» mientras regresaba a casa de su hermana donde le esperaban para cenar, con su mujer.

Cuando salieron de cenar y se dirigieron a la salida de Medina para volver a Arévalo, se encontraron en los alrededores del Club con Adrián Blanco, «muy nervioso», y les dio el alto. Pararon y les pidió que le llevaran a Madrid, a lo que Manuel Martínez y Vicenta Panduro se negaron. Pero él subió diciendo que les acompañaría a Arévalo, para después obligarles a punta de pistola. Según su testimonio, Martínez no denunció luego los hechos porque «estaba en libertad condicional, y tenía prohibido salir de la provincia de Ávila».

Vicenta Panduro prestó ayer declaración por primera vez. Siempre se había negado a hacerlo. Confirmó la versión de Manuel Martínez, en la actualidad su marido, pues contrajeron matrimonio en prisión. Aseguró ante la magistrada y el jurado popular que nunca le gustó Adrián Blanco. Que cuando lo conoció ya le dijo a su pareja «que no le gustaba nada», que «no se fiaba de él». Aseguró que si no ha declarado hasta ahora fue «por miedo», ya que Adrián la tenía «amenazada». Panduro aseguró que incluso en la jornada anterior, el pasado domingo, la había amenazado, pues pudo escucharle desde el patio de su módulo de la prisión de Villanubla.

Los tres acusados, que sólo respondieron a preguntas de sus abogados (Adrián también a dos de la juez), se mostraron disconformes con la versión del fiscal y de las acusaciones, que piden 42 años de cárcel para cada uno. Sus defensores pidieron al jurado la libre absolución.

El juicio continúa hoy con el visionado de las declaraciones grabadas de las tres camareras supervivientes

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