Diario de Valladolid

ESPECIAL - FIESTAS DE OLMEDO

Una tradición centenaria de astados y caballos

Cinco encierros tradicionales al estilo de la villa serán los platos fuertes de los festejos / Están declarados de Interés Turístico Regional desde 2009

Un toro avanza por el campo seguido por los caballistas en la localidad de Olmedo.-J.M.LOSTAU

Un toro avanza por el campo seguido por los caballistas en la localidad de Olmedo.-J.M.LOSTAU

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Estibaliz Lera

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Los encierros tradicionales al estilo de la villa son el eje sobre el que giran las fiestas de San Miguel y San Jerónimo de Olmedo. Son bellos, porque son vistos desde puntos estratégicos como el Mirador del Hontanar. Fueron declarados de Interés Turístico Regional en 2009. Tanta fascinación despiertan que son seguidos por más de 10.000 personas y se espera la presencia de más de 200 caballistas, previamente inscritos.

Su peculiaridad es que las reses se sueltan en plena dehesa y son dirigidas por los caballistas hasta la localidad por la carretera de Matapozuelos, entrando al pueblo por la fuente de La Pioja y el Mirador del Hontanar, un lugar ideal para su visión por el público que va andando.

En este punto, los jinetes ceden el testigo a los corredores, que conducen a los astados a la plaza de toros por el Paseo de San Juan, atravesando el Arco de la Villa, la plaza de San Andrés hasta llegar a los toriles.

El origen de esta fiesta, con biografía propia, se remonta al siglo XVII, en concreto la primera mención taurina aparece en El Caballero de Olmedo de Lope de Vega. El lento caminar de equinos y bóvidos ya se registró en la literatura. Sin embargo, con pequeños matices, puesto que en esa época la lidia de reses bravas iba acompañada de un juego deportivo.

Este registró saltó del papel a la calle y desde hace muchos años se lleva celebrando con un interés apabullante. Son los encierros de mayor antigüedad, autenticidad y belleza de la provincia. La planicie donde transcurre la marcha de la comitiva desde que salen los astados hasta los corrales, hasta que llegan a la población, para desembocar en un coso abrigado por las murallas de la villa, permite contemplar casi en su totalidad el rito.

Los encierros de Olmedo tienen tres partes muy definidas. Primero un recorrido campero, una liturgia de astas y pezuñas, de dos kilómetros. Posteriormente, un pequeño recorrido urbano y, como broche, las suelta de vaquillas en la particular plaza de toros, adosada intramuros a la muralla medieval de la Ciudad del Caballero. Allí, año tras año, acuden los mejores cortadores, que dan un buen espectáculo a los asistentes.

El comienzo de los encierros se anuncia con el lanzamiento de cohetes al modo tradicional, y tendrán una duración máxima de 90 minutos. Según la ordenanza municipal, todos los participantes están a las órdenes del director del campo. Es decir, éste es el responsable de dirigir el correcto desarrollo del acto, así como instruir a los colaboradores voluntarios sobre las funciones que deben llevar a cabo.

Durante el desarrollo de los encierros de campo hay dos zonas. La primera es la de recorrido por donde corren las reses de lidia y los participantes que las guían. La segunda es la zona de expansión que es una franja de 400 metros a continuación de la zona del recorrido con el fin de poder reconducir las reses, que estará señalizada con banderas.

Encierros al estilo de la Villa

Mañana. A las 17.30 horas. Ganadería de La Trinidad.

Viernes. A las 17.30 horas. Ganadería de La Taustana.

Sábado. A las 17.30 horas. Toros de la ganadería del Conde de la Maza.

Domingo. A las 17.30 horas. Ganadería Vellosino.

Lunes. 10. A las 17.30 horas. Toros de la ganadería Río Grande.

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