Diario de Valladolid

Colmados de pueblo: una ‘vacuna’ contra la despoblación

La Diputación impulsa la segunda fase del programa ‘Comercio Rural Mínimo’ para crear tiendas de ultramarinos en pequeños municipios

Teresa, una asidua del establecimento de Pedrosa del Rey, escoge fruta para comprar mientras Lali cobra a dos clientas junto a la caja registradora.-JOSÉ CASTILLO

Teresa, una asidua del establecimento de Pedrosa del Rey, escoge fruta para comprar mientras Lali cobra a dos clientas junto a la caja registradora.-JOSÉ CASTILLO

Publicado por
Santiago G. del Campo
Valladolid

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Una centenaria iglesia, sí, es condición sine qua non para que un pequeño pueblo se mantenga vivo. Pero no sólo eso. Hacen falta otros puntos de encuentro: el parque, la plaza, el recomendable bar –centro neurálgico del ocio tras las tareas del campo–, y la absolutamente necesaria tienda de la villa, el tradicional ‘colmado’ de toda la vida. El lugar donde comprar los víveres de primera necesidad para tener bien provista la despensa.

De esa idea partió en 2009 el plan ‘Comercio Rural Mínimo’ de la Diputación de Valladolid. La Institución se percató de que 66 de las 103 localidades de entre 30 y 200 habitantes de la provincia no contaban con una sola tienda. Mantener la actividad había dejado de ser rentable para los comerciantes. Pero... ¿cómo se cuantifica, si se deja de lado el dinero, la función social que cumple en estos núcleos un establecimiento?

Al inicio de esta década, en 2011, la Diputación puso en marcha la estrategia con la apertura de los cuatro primeros establecimientos. Se trataba de localidades enclavadas en la despoblada comarca de Tierra de Campos. Por orden de apertura fueron Valverde de Campos (109 habitantes), Santervás de Campos (130), Pozuelo de la Orden (60) y Cuenca de Campos (254). Al año siguiente se unió un quinto municipio en la misma zona, Herrín de Campos (137), con el que se puso punto final a una primera etapa del proyecto, que contó con un presupuesto total de 94.703 euros.

Al año siguiente, la Institución provincial puso en funcionamiento una segunda fase, destinada a abrir otros seis establecimientos, con un presupuesto total, destinado a las diversas ayudas, de 113.557 euros. Así, el total de las partidas destinadas al plan asciende a 208.260.

Sólo tres nuevos establecimientos se han abierto en este periodo, por lo que la Institución considera aún en marcha esa segunda fase hasta que se abran otros tres. «Existen solicitudes y se están estudiando los casos, aunque no podemos concretar las fechas en que estas nuevas tiendas abrirán», explicaron a este periódico fuentes de la Diputación. «Cuando se complete el número, se podría iniciar una tercera etapa».

La estrategia amplió su radio de acción a otras zonas de la provincia y, así, inauguró en agosto de 2013 uno de estos colmados en Pedrosa del Rey (202 habitantes), cerca de Tordesillas. Fue un ejemplo de colaboración institucional, puesto que el Ayuntamiento, la Junta y la Diputación aunaron fuerzas para construir un microvivero de empresas, de nueva planta, que alberga el bar del pueblo y el pequeño supermercado, ambos regentados por la misma emprendedora.

Pocos meses después se abrió el colmado de San Miguel del Pino (316), en plena comarca de Tierra de Pinares, y en julio de 2014 el último de los inaugurados hasta ahora: Valbuena de Duero (482 habitantes). Desde entonces han pasado dos años, y no se ha producido ninguna nueva apertura.

Tres han podido ser los factores que han frenado nuevas inauguraciones, a juicio del vicepresidente de la Diputación provincial, Víctor Alonso. En primer lugar, es necesario que coincida en el tiempo el interés de los ayuntamientos y el de los promotores particulares. «Es una circunstancia que ocurrió en mi pueblo, Fombellida, de 180 habitantes», explicó en respuesta a este periódico. «Cuando lo teníamos todo preparado, con unas instalaciones adecuadas, nos falló el promotor, porque sus intereses no coincidían con el proyecto».

Por otra parte, los años 2014 y 2015 han sido de elecciones y cambios en las Corporaciones, lo que ha podido obstaculizar nuevos procedimientos. «Tal vez por eso lo que tenemos que hacer ahora es insistir, para que los nuevos ayuntamientos conozcan estas ayudas», añadió.

Una tercera cuestión que la Diputación «aún tiene que estudiar» es la posibilidad de brindar mayores incentivos, «sea para ayuntamientos o promotores». Lo que sí tiene claro el vicepresidente es que interés sí que hay, «porque hay ayuntamientos que han llamado interesándose», apuntó. Además, añadió Alonso, aunque la segunda fase del plan de Comercio Rural Mínimo contemplaba seis establecimientos, de los que faltan tres, «si salieran seis, iríamos adelante con ellos, porque tenemos que apostar para que haya un mayor número». El programa, a su juicio, es «muy interesante desde el punto de vista social y de creación de empleo». Un plan que, señala, «puede ir vinculado al ‘Plan Impulso’, con las ayudas económicas que tiene aparejadas dirigidas a los emprendedores del medio rural».

Eso sí, las nuevas tiendas, con algunos componentes más propios de un ‘centro multiservicios’, en poco se parecen de aquellas otras que cerraron en estas localidades hace décadas. Cuentan con un equipamiento moderno y un sistema informático para controlar la entrada de género, las fechas de caducidad, los pedidos... Ese sistema está conectado con la central de distribución de la cooperativa que abastece las tiendas.

Por medio de esa cooperativa, denominada Coviran, los establecimientos se agrupan para comprar género a precios competitivos. La entidad es de ámbito nacional y cuenta con una lanzadera en Zamora. Esta organización especializada, de origen andaluz, ocupa ya el segundo puesto en el ranking nacional de distribución alimentaria por número de negocios adheridos (3.270) y el noveno puesto por número de metros cuadrados de sala de ventas (489.742). Gracias a ella, los establecimientos pueden ofrecer unos precios similares a los de una gran superficie.

La inversión que aporta la Diputación por cada establecimiento que se incorpora a la red de Comercio Rural Mínimo ronda los 19.000 euros, que se añaden a inversiones de otras instituciones, sobre todo los ayuntamientos, que han habilitado los locales cuando ha sido necesario. A veces, incluso una vivienda para los tenderos cuando éstos llegan de otros lugares, como sucedió en Valverde de Campos.

Y es que la iniciativa no sólo permite a los municipios recuperar un servicio de primera necesidad allí donde falta, sino también, en algunos casos, incluso ganar habitantes. Ocurrió en Santervás, Valverde, Pozuelo y Pedrosa, donde las concesiones han ido a parar a familias que han trasladado su residencia al municipio.

El colmado de Pedrosa del Rey es un ejemplo en casi todas las facetas. Además de la colaboración institucional mencionada y aunar la actividad del bar, sirvió para engrosar el padrón con el nombre de su concesionaria, Eulalia López, a quien todos en el lugar llaman ‘Lali’. Sus antepasados eran del pueblo, donde ella pasó buena parte de su infancia, pero la tienda le ha servido para trasladar definitivamente su residencia y prolongar sus raíces en la localidad.

El microvivero de primeros servicios de Pedrosa del Rey, que acoge el bar y el colmado, entre otros establecimientos, fue uno de los proyectos desarrollados por el Grupo de Acción Local (GAL) de la Zona Centro de Valladolid, con sede en Tordesillas. El edificio contó con una inversión de 206.753 euros, financiados en un 75%, con 130.220 euros, a través del Programa de Desarrollo Rural que gestiona la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León. El importe restante, 76.533 euros, lo aportó el Ayuntamiento con recursos propios. Los 8.500 euros restantes llegaron a través de una subvención concedida por la Diputación provincial de Valladolid.

La Diputación hace hincapié en el carácter innovador del programa, mediante el que se crea una red de comercios regentada por distintos particulares, convertidos en empresarios, que cuenta con ayuda institucional para lograr un servicio que «proporciona un interés social que incide en varios ejes: económico, poblacional, productivo y turístico».

Así, un acuerdo entre la administración provincial, distintas entidades locales, la sociedad cooperativa proveedora y trabajadores autónomos, «sienta un precedente en la gestión provincial, su implicación y la consecución del beneficio social».

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