Diario de Valladolid

FIESTAS DE SAN LORENZO VALLADOLID 2024 | FERIA TAURINA

El público pinciano es 'ponciano'

Tarde emotiva, con Enrique Ponce como principal protagonista, y corrida muy desigual de Victoriano del Río

Tercera corrida de la Feria de la Taurina de las Fiestas de Valladolid

Tercera corrida de la Feria de la Taurina de las Fiestas de ValladolidPHOTOGENIC

Publicado por
Fernando Fernández Román
Valladolid

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Regresaba Ponce a Valladolid. A despedirse. Venir para no volver, se llama eso. Se entiende no volver a torear ante este público, que tantas veces le aclamó. El torero más longevo de los últimos tiempos, el más largo en lo que a inteligencia se refiere, el más poderoso y el artista más hecho a los triunfos repetidos e irrepetibles, se va después de pisar los ruedos del mundo mundial y de haberles dado la vuelta, años tras año… hasta que el cuerpo aguante. En este 2024, ha dicho Enrique Ponce: «Hasta aquí hemos llegado». Él y sus circunstancias. Así que ayer se presentó en el coso del paseo de Zorrilla hecho un pincel, vestido de verde oliva y oro y con una sonrisa medio escondida entre los labios. Vino a Valladolid para torear por última vez en esta plaza, que siempre le fue favorable, donde encontró el calor sincero de su afición. El advenimiento de este tribunus de la tauromaquia data del año 88 del pasado siglo -doy fe de ello- cuando se presentó con su cuerpecín de niño chico -un retaco- en Castellón para enfrentarse a dos novillos tremendos de Bernardino Píriz y decir: «Aquí estoy yo». Parecía una quimera denunciable en el juzgado de guardia y ya ven dónde ha llegado: a figura histórica. Con esa vitola toreó ayer en esta plaza nuestra a dos toros de Victoriano del Río, haciendo un derroche de inmarcesible empaque y sabiduría intrínseca. Dos toros que tenían su intríngulis, por el carácter que se refleja en la ficha, pero a ambos les aplicó su medicina infalible: la elegancia al servicio del temple, un lenitivo que rebaja temperamentos y prolonga noblezas. Más acoplado con el segundo de su lote, al que terminó recetando «poncinas» a mansalva que fueron recibidas con entusiasmo por este público vallisoletano que pareció no enterarse de que la calidad suprema estuvo en las tres series de naturales, limpias y largas, que le endosó al torito. Se empeñó en matar recibiendo y la espada se fue a los bajos, pero aquí entraron en juego dos sensibilidades: la del presidente, que quiso premiar no esta faena (de bella ejecución, pero mal rematada con la espada) sino la trayectoria de un torero excepcional, y la del público, que pidió las dos orejas con verdadera pasión.

Lo mejor de la corrida tuvo lugar en la lidia del segundo toro de Victoriano, un toro bravo, noble, encastado e incansable en su ir y venir en pos de petos, capotes y muletas. Se encontró con un torero de calidad suprema, que tiene una izquierda que para sí quisiéramos en el gobierno de la nación. Y es que Talavante, sencillamente, lo bordó, tirando del toro desde aquí hasta allá, incluso hasta más allá. Si no pincha el torero era faena de premio gordo, pero, así y todo, el presidente complació a la pañolada, claramente mayoritaria. Y aquí viene una cuestión: ¿y qué culpa tiene el toro de que el torero pinche? Pues, ya ven, esa fue la causa de que no le premiaran al bravísimo animal con la vuelta al ruedo en el arrastre. Injusto.

Lo de Roca Rey es otro cantar y tiene otro contar. Su primer toro, que admitió las primeras series en redondo embistiendo humillado, de pronto echó el freno de mano (de patas) y renunció a atender a los cites de limeño; pero a Roca no le importan estas cosas, porque tengo para mí que asusta a los toros renuentes. Se metió entre los pitones y puso la plaza bocabajo con bernadinas de infarto. ¿Eso es torear? ¡Naturalmente! Así, en ese yunque, se han forjado las más grandes figuras de la tauromaquia. Y este tío es una primerísima figura; si no, echen un vistazo a los tendidos cuando se emplea en el ruedo sin tregua para nada ni para nadie. Si no pincha al tercero (y no suele pinchar) le corta las dos orejas, pero, en fin… Con el sexto-bis había poco que hacer y bastante hizo con estar delante de toro de lámina descabalada de la corrida y, además, ayer, la tarde era de Ponce, porque este público pinciano es ponciano hasta las cachas. Que te vaya bonito, torero.

VIERNES 6 DE SEPTIEMBRE DE 2024 / 3ª DE FERIAS

FERIA TAURINA VALLADOLID 2024. TERCERA CORRIDA. TOROS DE VICTORIANO DEL RÍO. Primero deslucido, tardo y bajo de casta, segundo extraordinario, bravo, noble y codicioso, un toro de bandera; tercero, bravucón y avisado; cuarto, noble, de tranco suave; quinto grandón, acaballado, bajo de raza; sexto devuelto por flojo y sustituido por otro del mismo hierro, feo de tipo, de cuerna acapachada y despitorrada y flojo.

ENRIQUE PONCE Estocada trasera, ovación y estocada caída en la suerte de recibir, dos orejas.

ALEJANDRO TALAVANTE Pinchazo, estocada y dos descabellos, aviso y oreja.

ANDRÉS ROCA REY Pinchazo y estocada caída, aviso y oreja con petición de otra.

ENTRADA. Más de tres cuartos.

INCIDENCIAS. Tarde apacible con ligero viento. Destacaron en banderillas Fernando Sánchez, Viruta y Antonio Manuel Punta. Enrique Ponce fue obsequiado con unos detalles a cargo de la empresa Tauroemoción y el Ayuntamiento de la ciudad, con su alcalde al frente y el empreario, al terminar el paseíllo y el público le despidió con una atronadora ovación. Salió en hombros por la puerta grande, junto a Talavante.
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