La última nave abandonada del matadero de Valladolid inicia su reforma como factoría de creación

Las obras para completar la rehabilitación de todas las instalaciones del antiguo matadero municipal de Valladolid están a punto de iniciarse y se centrarán en la reforma del último edificio abandonado que quedaba pendiente en el entorno, con el objetivo de transformarlo en una factoría de creación vinculada al LAVA. Una vez se completen las labores, el bloque de 1.100 metros cuadrados resurgirá como «espacio polifuncional de producción de artes escénicas» y dispondrá de un auditorio con capacidad para un centenar de espectadores.

Según confirmaron desde la Concejalía de Educación y Cultura del Ayuntamiento, los operarios comenzarán la intervención la próxima semana, una vez se ha resuelto ya el procedimiento de contratación. Será la UTE formada por Contratas Vilor y Martín Holgado Obra Civil la que se encargue de la reforma, al ser la única que presentó su oferta, y lo hará por un presupuesto de 2,33 millones de euros.

La cifra es prácticamente la misma que la calculada por el Consistorio en la licitación, pues supone apenas 2.700 euros de ahorro, y se sufragará en buena parte gracias a una ayuda de 1,47 millones de euros, procedentes de fondos europeos Next Generation.

Precisamente porque la intervención está asociada al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, los plazos obligan a que esté terminada antes del 30 de marzo de 2026 y, si no surgen contratiempos, parece que no habrá problema en que se cumplan las exigencias del calendario.

Y es que, si las obras comienzan a mediados de este mes –según tiene previsto el área de Irene Carvajal–, el nuevo espacio estará listo a finales de 2025, porque el plazo estimado para la restauración son doce meses. Será entonces cuando la manzana donde antiguamente se ubicaba el matadero complete su ‘nueva vida’.

Además del LAVA –que está formado por el bloque de teatro y por el de laboratorio–, en este entorno se ubica también el espacio joven sur, la piscina Benito Sanz de la Rica y un centro de vida activa, todos ellos (salvo la piscina) diseñados por Alberto y Julio Grijalba, y por José Ignacio Linazasoro, después de alzarse como ganadores en el concurso de ideas lanzado por el Ayuntamiento vallisoletano.

Casi tres décadas después, pues aquel concurso data de 1996, los mismos autores se han encargado recientemente de redactar el proyecto de intervención específico del edificio que aguardaba su turno de reforma, y que en su época se utilizaba como secadero.

El objetivo, según razona la memoria del proyecto en ciernes, era «complementar las necesidades» que habían surgido «en el contenedor cultural» y, para ello, resultaba preciso «contar con un espacio multifuncional» que sirviera como espacio de creación.

Para lograrlo, los propios autores explicaron cuando comenzaron a trabajar en el diseño de transformación del inmueble que se aprovecharía una construcción aneja de 250 metros cuadrados –conectada con el bloque principal–, para disponer de un auditorio para más de cien personas.

Esa actividad se unirá a la que se desarrolle en la edificación principal, con una sala de producción de casi 200 metros cuadrados en el sótano y otra que supera esas dimensiones en la primera planta, además de cuatro camerinos, zonas de descanso, almacenes y vestíbulos de distribución.

Mientras, la segunda planta –que tiene una parte de terraza– se aprovechará como área administrativa, con despachos y salas de reuniones. Se trata de una planta con una superficie útil de 144 metros cuadrados, mientras que la primera cuenta con 64 metros, la baja con casi 400 y el sótano roza los 300 metros cuadrados.

Por otra parte, se rehabilitará la plaza de acceso, puesto que se trata de «un espacio público para los ciudadanos», y se dotará con «aborlado, bancos y otros equipamientos» para que sea «lugar de esparcimiento y ocio muy atractivo para la ciudadanía y para los vecinos del barrio».

En definitiva, el proyecto iniciado por el anterior equipo de Gobierno –PSOE y Toma la Palabra– y continuado por el actual –PP y VOX– se centra en la rehabilitación de una nave «que está sufriendo un gran deterioro», hasta el punto de haberse convertido en un «edificio abandonado» que, además, «estructuralmente entraña riesgos para las personas». Por este motivo, a fin de evitar que llegara a un estado de ruina que dificultara la conservación de su estructura, se ha optado por adecuarlo y reutilizarlo como espacio cultural y recreativo.