Arqueología
Hallado un fósil de colmillo de elefante en Las Contiendas de Valladolid
La Junta va a proceder en las próximas semanas a la excavación de unos restos con «miles de años de antigüedad» y un «notable interés científico» encontrados por un viandante
¿Quién no ha soñado alguna vez con desenterrar un tesoro escondido? ¿Con convertirse en una suerte de Indiana Jones capaz de localizar un importante resto arqueológico? Quizá así se sintió el ciudadano que, paseando por el cerro de Las Contiendas de Valladolid, se topó con algo en el terreno que captó su atención y que ahora será objeto de estudio por su «notable interés científico». Habrá que esperar hasta que se excave y se pueda llevar a cabo un estudio minucioso para saber con exactitud de qué se trata y de qué época data, pero los informes preliminares avanzan dos cosas: que se asemeja al colmillo de un elefante y que tiene "miles de años".
Tantos miles de años, reiteran desde la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León, que ya no tiene ningún resto de materia orgánica, sino que está fosilizado.
«Aparentemente se trata de la cornamenta o una defensa de animal, con una antigüedad notable puesto que ha completado su proceso de fosilización», insisten en este sentido desde la Dirección Provincial de Valladolid para justificar la necesidad de preservar este «elemento aparentemente singular» encontrado por casualidad junto a un sendero.
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Con el objetivo de catalogar el «inusual hallazgo», antes de que finalice el año está previsto que se lleve a cabo una excavación a través de una empresa especializada en arqueología para extraer los vestigios «con los medios y procedimientos adecuados».
Además de desenterrar esta reliquia de un pasado tan antiguo que no se ha podido precisar en las primeras inspecciones cuántos miles de años puede tener, se va a llevar a cabo un sondeo alrededor de la zona a fin de determinar si hay más restos del esqueleto del animal en cuestión o si hay utillaje que permita relacionar esos restos con el consumo humano.
Es decir, se aprovecharán las labores para buscar más ‘pistas’ que ayuden a entender qué hace ahí ese hueso y si hay más piezas susceptibles de recuperación.
Por el momento el colmillo permanece oculto a la vista de los transeúntes para evitar un saqueo, «en una pronunciada cuesta por la que baja uno de los senderos practicables con bicicleta en el cerro de Las Contiendas».
Únicamente se ha colocado una señal de ‘zona de protección arqueológica’ en las inmediaciones de la zanja de escorrentía donde fue localizado, a la espera de iniciar los trabajos de extracción e identificación del hallazgo referido por un ciudadano a finales del año pasado.
A raíz de que el paseante comunicara a la Junta de Castilla y León que había encontrado un «objeto alargado de sección circular, con vetas oscuras, que se estrecha y se asemeja a un cuerno de grandes dimensiones o a un colmillo de elefante», un arqueólogo del servicio territorial en Valladolid se acercó al lugar y comprobó sobre el terreno que se trataba de un fósil digno de estudio, que había que recuperar antes de su pérdida por factores naturales o por la acción del ser humano.
Por eso, se elevó entonces un informe a la Dirección General para que se acometiera una actuación (la que se llevará a cabo en las próximas semanas) y se catalogó la pieza en el Sistema Integrado de Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León como un bien patrimonial, según detallaron fuentes de la Consejería que dirige Gonzalo Santonja.
Una vez se recuperen y se examinen los restos, este colmillo (o cuerno) fracturado en tres partes ‘conectadas’ se llevará al Museo Provincial de Fabio Nelli –como se hace con todos los hallazgos casuales, según indicaron desde el servicio territorial–, para su custodia y, quizá, para su posterior exposición. Habrá que ver, eso sí, cuánto espacio se necesita, pues no se sabrá sus dimensiones exactas hasta que se extraiga.
De hecho, ni siquiera está confirmado que se trate del diente de un elefante. Las primeras inspecciones sólo apuntan a que guarda similitudes con los colmillos de este enorme animal, pero la incógnita no se ha despejado. Quedan, por tanto, muchas dudas pendientes de aclarar.
Mientras, este singular hallazgo arqueológico invita a dejarse llevar por la imaginación. A pensar cómo sería hace miles de años y quién habitaría este cerro con más de 60 hectáreas de superficie, convertido en la actualidad en uno de los balcones naturales desde el que se puede disfrutar de una vista panorámica de la ciudad, que se sometió hace más de una década a una rehabilitación medioambiental.