GASTRONOMÍA
Colas desde las tres de la mañana para reservar en un restaurante de Valladolid
El gastrobar 'Martín Quiroga', que cuenta con cuatro mesas en su interior, abre cada mes de noviembre un método presencial de reservas de cara al año siguiente
Horas de cola para reservar para el año 2025. Eso se ha visto durante la mañana de este marte en la calle San Ignacio de Valladolid, junto a la plaza Santa Brígida. ¿El restaurante? 'Martín Quiroga', un local gestionado por los hermanos Nicanor y Marcos Martín Quiroga, que dispone de únicamente cuatro mesas en su interior. Cada año en el mes de noviembre, este establecimiento abre sus puertas para que las personas que lo deseen puedan hacerse con su mesa, "sin límite de reservas", según comentan algunos de los ciudadanos que esperan.
A las once de la mañana, dos horas después de la apertura del local, cerca de 50 personas esperan impacientes. "Por lo que he oído, el primero de la cola llegó a las tres de la mañana", dice un hombre de mediana edad que, según apunta, está allí desde las 8:30 horas porque su jefe le ha pedido que reservase una mesa. "Si llega a ser por decisión propia, no esperaría seis horas en la cola de un restaurante ni aunque me diesen de comer de manera gratuita", afirma tajante.
Por otro lado, un ciudadano, que quiere reservar mesa para su hijo, afirma que desde las 9:00 horas únicamente han pasado siete personas: "La mayoría de la gente que esta aquí lo hace por negocio y porque tiene que coger sitio para decenas de personas. Esto es un sinvivir", asegura.
Mientras se ven personas pidiendo bocadillos en los establecimientos cercanos, se intuye que para comer durante el día, otros se sientan en sillas plegables que han llevado para la ocasión. Aunque algunos de los habitantes esperan para "hacer un recado" a alguien conocido, muchos otros son "clientes habituales".
En concreto, una mujer que se encuentra entre los primeros de la fila, apunta que no es la primera vez que come en este restaurante y que "esta es la manera de asegurarse una mesa". Ante las posibles controversias que se escuchan entre los asistentes sobre la manera de gestionar las reservas, una de ellas responde tajante: "Nadie nos ha obligado a venir aquí, estamos aquí porque queremos".
En cambio, una de las mujeres que ha llegado en última instancia, afirma que está allí porque su hija quería comer en este restaurante, pero confiesa, con timidez, sentir "vergüenza". "Me parece vergonzoso que con toda la que esta cayendo tengamos que estar haciendo cola aquí", afirma. Cuando se le pregunta por la opinión que le merece el servicio del establecimiento, responde que ya ha estado en una ocasión en el local y que "se come muy bien". En cambio, no cree que la gestión sea la adecuada. Por otro lado, una vallisoletana aparece porque ha oído muy buenas críticas y por "ver si puede probar el sitio". Esta es una de las muchas personas que intuyen que, con una alta probabilidad, tengan que quedarse en la cola durante varias horas más.