Un hacker se apodera del pago de una empresa de Tordesillas a otra de Olmedo

Un hacker logró apoderarse del pago de 37.500 euros que transfirió la empresa de Tordesillas SFI SL a la olmedana MID SL por los trabajos contratados por la primera. El estafador suplantó la cuenta bancaria de la olmedana, de tal forma que el dinero acabó ingresado en su propia cuenta, que pertenece a una sucursal del Santander de Madrid.

Del ciberdelincuente tan solo se conoce que aportó en la entidad bancaria un domicilio en Fuenlabrada (Madrid), aunque este dato es poco menos que irrelevante, ya que los investigadores del delito creen que ya ni reside en la localidad madrileña, ya que la cuenta fue abierta en 2019.

El caso está en manos del Juzgado de Instrucción 3 de Valladolid, órgano competente para la investigación, después de que el Tribunal Supremo haya determinado en un reciente auto, al que ha tenido acceso este diario, que debe ser este juzgado vallisoletano y no el de Instrucción 4 de Fuenlabrada el que dirija las pesquisas.

La estafa se conoció a finales de septiembre de 2023 tras la denuncia formulada por el representante de la empresa tordesillana SFI, quien refirió haber efectuado el pago por trabajos realizados por la empresa olmedana MID. Concretamente realizó una transferencia por importe de 37.510 euros, a la cuenta que se les facilitó, pero este ingreso nunca llegó a su destino, debido a que se efectuó un hackeo y el dinero fue a para a otra cuenta que nada tenía que ver con la empresa acreedora.

SFI es una empresa con sede central el polígono industrial La Vega de la Villa del Tratado y con una delegación en Guijuelo, y está especializada en secado y conseravión del embutido, concretamente en el curado del jamón. Lleva 40 años en el sector.

Para esta empresa realizó un trabajo la olmedana MID, una sociedad de montajes industriales, especializada en la prefabricación y montaje de tuberías creada en el año 2005 por profesionales en el sector del gas con una experiencia de más de 15 años. Tiene su sede en polígono González-Caviedes de Olmedo y entre sus servicios figura el de mantenimiento de instalaciones.

Segundo delito

El descubrimiento de que la transferencia no había llegado a su destino destapó a continuación un segundo delito. El defraudador también había hackeado la cuenta de correo electrónico de la sociedad olmedana, además de su cuenta bancaria, de manera que los correos enviados por la deudora iban directamente a la papelera y rebotaban a la dirección de e-mail del estafador.

El Supremo ha resuelto que el caso se investigue en el Juzgado de Instrucción de Valladolid “en cuyo territorio se produjeron algunos de los elementos típicos del delito de estafa, y fue el primero que conoció de los hechos. Es decir, en el que la investigación se perfila como eficaz y menos gravosa para la víctima".

“No permite concretar en indicio mínimamente consolidado que fuere en Fuenlabrada donde medien efectivas posibilidades de que allí se encuentre el investigado. De ahí que deba atribuirse a Valladolid, al radicar en Tordesillas, la empresa cuya transferencia es desviada”, concluye la Sala de lo Penal del Supremo.