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SEMINCI 2024

Jenifer de la Rosa, cineasta vallisoletana: “El cine te permite expresar cómo te sientes y lo que te provoca”

La joven presenta este jueves su debut en el largometraje, ‘Hija del volcán’, donde plasma el proceso de búsqueda de sus raíces y su propia identidad

Jenifer de la Rosa presenta en Seminci 'Hija del volcán'

Jenifer de la Rosa presenta en Seminci 'Hija del volcán'ICAL

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Cuando Jenifer de la Rosa (Manizales, Colombia, 1985) tenía una semana de vida, el volcán Nevado del Ruiz entró en erupción en Armero, a unos cientos de kilómetros de su localidad natal. Fue la segunda erupción volcánica más mortífera del siglo XX, con más de 23.000 muertos. Siendo un bebé, su madre la entregó en el albergue de Cruz Roja en Manizales, y con apenas año y medio cruzó el océano para instalarse en Valladolid, la ciudad donde creció. Tras estrenar mundialmente el film en México, en el festival DocsMX la pasada semana, mañana jueves, a las 19.00 horas, presenta en el Teatro Zorrilla su primer largometraje como directora, ‘Hija del volcán’, seleccionado fuera de competición en Tiempo de Historia, dentro de la programación de Seminci y como colofón de la Gala Unesco Valladolid City of Film. Por su cabeza a buen seguro desfilarán recuerdos como sus primeros contactos con el festival, en los pases matinales para estudiantes en el Lope de Vega décadas atrás. “Es un sueño hecho realidad. Soy una persona que ha luchado profesionalmente por estar ahí. Haberlo conseguido y que pueda acompañarme toda mi familia y la gente que ha estado a mi lado todo este tiempo va a ser catárquico”, anticipa en esta entrevista concedida a Ical.

Pregunta.- ¿Qué va a encontrar la gente que se acerque a ver su película?

Respuesta.- Es una búsqueda de identidad, una necesidad básica de encontrar respuestas para conocer de dónde procedes y terminar de construir tu identidad. Es algo que va más allá de la adopción como un concepto general. Quienes se acerquen a descubrir la película encontrarán una reiterada investigación que les va a llevar a cuestionarse sobre el procedimiento institucional en las adopciones, en este caso internacionales. Mi familia no tiene apellidos; no es adoptiva, es mi familia, pero la película surge de una necesidad más profunda, y de ahí también viene el título, ‘Hija del volcán’; se refiere a la profundidad de algo que te empuja siempre a buscar respuestas, incluso teniendo el resto de tus necesidades cubiertas.

P.- ¿Cómo ha sido su camino hasta este momento? ¿Qué la empujó hacia el cine?

R.- Siempre he querido contar historias que no se contaran de forma habitual, y una de ellas era la de la adopción. De pequeña no veía a muchas personas adoptadas contando sus propias vivencias y pensé que tenía que aprender a escribir y a contar historias; por eso empecé a estudiar Periodismo en la Universidad Europea Miguel de Cervantes. Una vez allí, me di cuenta de que quería aportar además mi punto de vista, y entendí que mi camino iba más hacia el cine, concretamente al documental. Descubrí que mi propia historia era la mejor para ver cómo me podía expresar cinematográficamente, y en 2016, cuando terminé un máster de Documental, decidí emprender el proyecto.

P.- ¿Hubo algún faro que la iluminase en esa decantación hacia el documental?

R.- Nunca se me olvidará un aula de cine que montó un profesor de bachillerato que tuve en Cristo Rey. Organizó un seminario de Agnès Varda y nos puso películas como ‘Los espigadores y la espigadora’ o ‘Daguerrotipos’, y aquello fue como una revelación. Para mí marcó un antes y un después. Fue mi clic, el momento en que decidí: esto es lo que yo quiero hacer, contar historias y que tengan esa sensibilidad.

P.- Para intentar cuajar el proyecto, en 2017 funda Mayéutica Producciones. ¿Qué le empujó a esa decisión?

R.- Fui a MiradasDoc, un festival en Tenerife que tiene vertiente también de mercado, y allí tuve mi primer contacto con la industria. Me dijeron: si quieres contar esto crea tu propia productora o encuentra una que lo quiera y lo asuma como propio, para que lo puedas hacer en términos profesionales. Ahí fue cuando decidí crearla. Dije: esta es mi historia, es muy personal, voy a invertir en ella mucho tiempo, ya llevo mucho invertido, así que quiero tener el control sobre ello. Es algo que he perseguido y finalmente he podido lograr, porque mantener una empresa es muy complicado también.

P.- En 2022 ya participó en Seminci con ‘Tierra’, un cortometraje de ficción donde se aproximó desde otro prisma a esa historia personal.

R.- Ya teníamos decidido hacer ‘Hija del volcán’, estaba planificada y teníamos que decidir cómo financiarla. Sabíamos que ese proceso llevaría un tiempo y mi productora ejecutiva, Amaya Izquierdo, me animo a intentar llevar a la ficción una parte de esa historia que no se podría contar en formato documental. De allí surgió ese cortometraje, que fue una experiencia maravillosa porque vi que me gustaba también la ficción.

P.- ¿Cuándo descubrió sus orígenes y su relación con la tragedia de Armero?

R.- Mis padres, cuando fueron a por mí, hicieron un álbum de fotos que siempre ha estado muy presente en mi casa, en la parte central del salón, con fotografías de Colombia y algunos recuerdos que se trajeron para recordar mis orígenes. En ese álbum de fotos al final estaba la imagen del volcán Nevado del Ruiz, y en España, a través de ‘Informe Semanal’, cada noviembre se recordaba la historia de Omayra Sánchez. Recuerdo que cuando era pequeña había incluso canciones sobre ella. Me impactaba mucho esa imagen de una niña que se convirtió en un icono después de que sus últimas horas de vida se retransmitieran en directo a todo el mundo por televisión. Yo nací el día 6 y aquello sucedió el día 13, de forma que cada año, casi por mi cumpleaños, me recordaban que mi historia iba ligada a ese volcán. De pequeña a veces me enfadaba mucho con ello.

P.- Es cuando alcanza la treintena cuando decide investigar en esas raíces.

R.- Desde pequeña es algo que he tenido conmigo; esa investigación me ha acompañado siempre. Eso se cuenta en ‘Tierra’. Luego me marché a seguir estudiando fuera de España, y estuve en Turquía, Brasil, Inglaterra… pero no me atrevía a volver a Colombia, que para mí era una barrera muy grande. Cuando cumplí los treinta, me dije: ‘Deja de hacer el tonto y de ponerte excusas, y vuelve a Colombia’. Lo necesitaba. Ya había dado el paso de hablar de la adopción abiertamente con mis amistades. Antes, para mí, era un motivo de silencio y de avergonzarme que pusiera Colombia en mi DNI; me costaba mucho llevarlo, y al llegar a los treinta ya tenía eso superado y había asumido que soy colombiana y vallisoletana. He crecido aquí, soy culturalmente de aquí.

P.- Uno de los mensajes que plantea de fondo en la película es que el cine puede ser una herramienta de sanación.

R.- Claro. Creo que el arte y el cine te permiten expresar algo, como persona política que eres dentro de la sociedad, para que el resto entienda cómo te sientes y lo que eso te provoca. El cine es una de las formas más accesibles para llegar a otras personas de una forma bonita, con sentimiento, tacto y sensibilidad.

P.- Está formulada como una reivindicación del derecho de las personas adoptadas a conocer su pasado”, un derecho que, en su caso, señala que “ha sido vulnerado una y otra vez”. ¿Qué falla en el sistema a su juicio?

R.- La adopción está pensada para las personas adultas. Perfecto. La familia adoptante tiene que ser responsable y el Gobierno debe estar seguro de que el menor va a estar en buenas manos. Estupendo. Pero en realidad no se piensa en ese bebé cuando crezca y tenga que enfrentarse a las preguntas. Es muy humano buscar una solución a un problema sobre la mesa, pero nadie piensa a futuro, cuando esa persona crezca. Las adopciones en España son todas cerradas, y el menor no tendrá ningún contacto con esa otra familia; su imaginario sobre su relación con esa familia biológica queda a expensas de su tutor o tutora legal. Para mí ahí está el foco del debate. Somos muchas las personas adoptadas que, cuando accedemos a nuestro expediente al cumplir los 18 años, padecemos todas las trabas que hay, los retrasos, papeles perdidos… Ahora se está comenzando a cambiar la custodia para que sea digital, no solo en el país de origen sino también en el de destino. Eso es fundamental porque el coste emocional de dar el primer paso para conocer tus orígenes es muy grande, y una vez que lo das todo va lentísimo y desgasta mucho. Mi yo de 18 años no hubiera aguantado ese proceso.

P.- ¿Cómo entró México en la coproducción?

R.- Eso es algo que hemos perseguido mucho en mercados, ferias, festivales... Es el trabajo de años. La vida da muchas vueltas. Nuestra coproducción en principio iba a ser con Colombia, porque hubiera sido lo natural, pero llegó la pandemia y nuestro socio allí nos instó a buscar otro y llegó a peligrar todo el proyecto.

P.- La película ha contado con muchos apoyos en su rodaje (Sunny Side of the Doc, Mafiz o DOK Leipzig). ¿Han sido espaldarazos en un proceso largo y duro?

R.- Si no hubiéramos tenido el apoyo de la industria, a través de las residencias y laboratorios, igual hubiera desistido o a buen seguro la película hubiera salido de una forma muy diferente. En 2017 asistí yo sola a Madrid Crea Lab, y allí conocí a Noelia, que fue quien me presentó a Amalia Izquierdo, que es la productora ejecutiva de ‘Hija del volcán’. Durante este tiempo he podido crecer, también como cineasta, gracias a la emergencia en España de residencias y laboratorios, y a que los festivales empujasen mucho más a la industria, porque yo no pertenezco a nada de esto, estoy totalmente fuera, no conocía a nadie, pero por suerte y porque tenemos un sistema público de universidades pude obtener una beca para estudiar en la Miguel de Cervantes, aunque era privada, y después pude seguir estudiando en las públicas.

P.- Entre sus proyectos a futuro están los largos documentales ‘La herida primaria’ y ‘Sin pecado concebidas’, este último codirigido junto a Raquel Colera y Claudia Barthelemy. ¿Se puede adelantar algo de ambos?

R.- Están en desarrollo las dos. Tienen en común que sigo con el tema familiar, que es el que más me interesa. La primera cerrará la trilogía que empezó con ‘Tierra’ y sigue con ‘Hija del volcán’. Es un documental coral. Igual que he dicho que la adopción se ha empezado a contar en el cine de una forma personal, tengo el impulso de contar esto de una forma colectiva. Creo que la separación entre la madre biológica y el bebé o niño en su etapa más primaria provoca una marca en tu psique, independientemente del contexto en que luego crezcas, y estoy profundizando en ello y en cómo en diferentes épocas de la vida lo afrontamos de una forma u otra. ‘Sin pecado concebidas’ es un regalo que me ha hecho mi amiga Raquel, que es mamá de dos niñas con una historia muy particular; trata de comprender esta nueva forma de familia a través de una pareja de lesbianas y contará toda la batalla legal que han vivido, desde que cada una ha tenido a su propia hija, hasta que han sido consideradas legalmente mellizas. La familia es un tema capital para mí, quiero seguir explorándolo.

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