La actriz Pilar López de Ayala protagoniza un "abrazo a la fantasía" de los orígenes del cine

"El cine es un medio que se cuenta a través de la imagen". Con esta frase apareció Pilar López de Ayala en el escenario de la Semana Internacional del Cine (Seminci) de Valladolid, donde, en compañía del director Javier Rebollo, se encargó de presentar En la alcoba del sultán, película que sigue los pasos de uno de los operadores de los hermanos Lumière, Gabriel Veyre, que fue el responsable de introducir en África el cinematógrafo, y lo hace en clave de fábula para reivindicar el poder de fascinación del séptimo arte.

En su encuentro con los medios, el director señaló que la película fue la que le encontró a él, al conocer a un heredero del auténtico Veyre, que le abrió “su corazón, sus archivos y la memoria que descubrió, escondida en un armario, a finales de los años 90”. “Veyre fue un operador muy desconocido de los Lumière, y llegué a su historia cuando escuché a Tavernier hablar de él como él más dotado. A partir de ahí, con ese material, solo tuve que abrir los oídos y escuchar a este hombre maravilloso”, afirmó Rebollo.

También intervino en el encuentro la actriz protagonista, Pilar López de Ayala, que encarna a Jeanne, la esposa de Veyre. Ella manifestó su predilección por "los personajes sin texto", ya que "requieren una mayor expresividad". "El cine es un medio que se cuenta a través de la imagen. Javier me pasó textos y cartas de mi personaje con Veyre y lo fuimos construyendo sobre la marcha. Sé de sus dotes de improvisación y que no tenía que llegar al rodaje con nada previamente armado, así que se ha ido creando con mucha disposición, flexibilidad en el set y tratando de entender qué se requería en cada momento”.

Por su parte, el director no dudó en compararla con los grandes actores y actrices del cine mudo, entre los que citó a Greta Garbo, Katharine Hepburn, Michael Caine o Gene Hackman, que "son actores emblema, silueta", algo que, en su opinión, Pilar López de Ayala "lo encarna muy bien, con su elegancia, misterio, belleza, fotogenia y verdad". "Cuando ella se pone ante la cámara y filma, algo pasa. Hace un papel casi triple, y la luz sobre ella, al impresionar la película, provoca algo espiritual laico, de lo que solo eran capaces los actores clásicos, del cine mudo", ensalzó.