Diario de Valladolid

Limpieza

Los vallisoletanos tiran a la vía pública 130.000 muebles y electrodomésticos


Tres de cada cuatro enseres se desechan sin avisar al Ayuntamiento ni llevarlos al punto limpio, una conducta que se dispara un 60% en 5 años / «Hay quien reparte residuos para ahorrarse las tasas», señala el concejal de Salud Pública

Un sofá abandonado en la calle Murcia del barrio de Las Delicias. J. M. LOSTAU

Un sofá abandonado en la calle Murcia del barrio de Las Delicias. J. M. LOSTAU

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Picaresca hasta para llenar el contenedor de la basura. Es la estrategia que aplican algunos vallisoletanos a la hora de deshacerse de un electrodoméstico o un mueble en desuso. Tanto es así que en lo que va de año, como quien no quiere la cosa, por cada uno de estos artefactos desechado según las normas –es decir, llamando al Ayuntamiento para que lo recoja o llevándolo al punto limpio–, casi tres se abandonan de extranjis en plena calle. Y no es una conducta que dependa del color político del Consistorio: pasó con el equipo de Gobierno de PSOE-VTLP y ocurre también con el de PP-Vox. El edil encargado del servicio de recogida ni siquiera se apunta como un tanto propio el 10,9% de descenso registrado en el último año.

El Ayuntamiento contabilizó de enero a septiembre 139.706 enseres encontrados en la vía pública. De ellos, los vecinos habían solicitado la recogida en solo 31.142 casos. Los otros 108.564 son ‘basura pirata’, por decirlo así. «Hemos calculado que este año llegaremos a superar los 193.000 bultos, uno de los que más se ha recogido», declara, en respuesta a este periódico, el concejal de Salud Pública y Seguridad Ciudadana, Alberto Cuadrado. «Estamos sobrepasando los números del año pasado con diferencia».

Casi todo el mundo sabe que el Ayuntamiento dispone de un servicio gratuito de recogida de enseres: solo hay que llamar al 983 352 581 y ponerse de acuerdo con el interlocutor para señalar el día, la hora y la dirección donde deben hacerse cargo del sofá viejo, el frigorífico estropeado, la lavadora o los bultos de que se trate. El teléfono responde de lunes a viernes de 8,30 a 11,00, y el servicio de recogida funciona de 14,30 a 19 horas.

Enseres desechados en Valladolid. E. M.

Enseres desechados en Valladolid. E. M.

Pero una cosa es saberlo y otra hacer el esfuerzo de coger el teléfono, a la luz que arroja la estadística. En los últimos cinco años el número total de enseres recogidos se ha disparado casi un 23%, de los 146.807 registrados en 2018 a los 180.390 de 2023. Pero si el número total ha experimentado ese importante incremento, los enseres abandonados sin solicitud han crecido casi un 60% (58,83%) en el mismo periodo, de 81.667 a 129.713. «El mayor repunte que hemos detectado se ha producido después de la pandemia, a partir del año 2020», apunta el edil.

En efecto, la estadística muestra un crecimiento del 16,3% en los trastos abandonados sin solicitud en 2020 respecto a 2019, primer año de la pandemia, y aún mayor, del 21,5% de 2021 respecto a 2020.

«Cuando la gente hace estas cosas perjudica el servicio, perjudica al trabajador y perjudica al vecino de al lado, que no tiene por qué soportar eso», lamenta Cuadrado. «Estamos estudiando de qué forma podemos ir controlando sitios donde haya reiteración de estos actos o donde haya una bajada muy grande de muebles a la vía pública». «La previsión de recogida de enseres que tenemos para final de año, de 193.000, debería hacer que la gente se concienciara de este asunto. Es tremendo para el servicio y para los trabajadores», señala el concejal.

«El repunte comienza en el año 2020 con la pandemia. Ese año se registran 37.199 con llamada y 115.985 sin llamada, y eso va in crescendo. Ahora estamos en 108.000 sin solicitud, pero yo no sé con cuánto acabaremos el ejercicio. Es una auténtica locura», lamenta. «Hay gente que hace obras, no pide licencias, que lo lleva a la calle, lo va bajando poquito a poco, como si no se fuera a notar. Lo hacen a las tres o las cuatro de la mañana, y son difíciles de localizar. Evidentemente, no podemos tener personal controlando una ciudad enorme como es Valladolid a todas horas. Esto va en la educación y en la conciencia de cada uno».

El edil señala que el Ayuntamiento lucha contra estas conductas a base de campañas informativas. «Ahora acabo de venir de la radio, precisamente hemos tratado estos temas. Cada vez que podemos difundir que es necesario tener una conducta cívica y llamar al servicio de recogida de enseres, lo difundimos», explica.

A esa concienciación ciudadana se une la estrategia de la disuasión a base de multas, aunque son muy escasas las sanciones que se imponen en comparación con al abultado número de casos. Pero los que estén pensando en tirar con la mano tonta algún enser, deben tener en cuenta que es una conducta sancionable. En función de la clase de enseres o residuos que se haya abandonado en la vía pública la sanción puede llegar a los 1.500 euros.

«Esto es una cuestión de concienciar a la gente, es de educación. El problema se le genera al vecino, al trabajador del servicio, a la ciudad, cuando encima el servicio de recogida de enseres es gratis», manifiesta. «Todos los contenedores anuncian un número de teléfono al que se puede llamar para darte cita. No te la darán para hoy, pero a lo mejor sí para mañana. Si has tenido el armario de la abuela en casa 20 años, no creo que sea tan urgente bajarlo hoy o mañana», añade Cuadrado.

El servicio de recogida de enseres del Ayuntamiento pasa por la casa de cada vecino que haya avisado, para coger el enser a pie de calle. A veces hay problemas incluso habiendo avisado, porque «otra cosa que estamos detectando, es que tú bajas, por ejemplo, un armario, porque has llamado al Ayuntamiento, y antes de que lleguemos nosotros ya se lo ha llevado otra persona, entero o en parte. A lo mejor lo ha desmontado, ha cogido lo que le ha interesado y el resto lo tira, ensuciándolo todo», relata el edil de Salud Pública y Seguridad Ciudadana.

En cuanto al total de bultos, tanto los que se ha solicitado su retirada como los que no, «este año vamos a superar con creces el año pasado», lamenta. Y este «no es un tema de partidos políticos. Aquí no hay ideología política ni es cuestión de si se hace mejor o peor. Los trabajadores municipales trabajan, y trabajan bien», declara Cuadrado. El abandono de enseres en la calle perjudica las rutas de recogida, que en frecuentes ocasiones tienen que cambiar su programación diaria para hacerse cargo de bultos imprevistos.

Ni los técnicos ni los políticos encuentran una explicación a que la pandemia de coronavirus marcara un antes y un después en el abandono de enseres en la vía pública. «¿Qué explicación puede haber? ¿Que algunos se han vuelto más irresponsables?», se pregunta el concejal. «La mayor parte de la gente hace las cosas bien. Yo estoy encantado con el comportamiento de los ciudadanos, pero a poco que haya un porcentaje, aunque sea pequeño, que haga estas cosas, descuadra el funcionamiento del servicio».

Una lucha aparte es la de la correcta distribución de los residuos en los contenedores de reciclaje, por una parte, y la fea costumbre de algunos de colocar cartones, plásticos y otros residuos fuera del contenedor.

Respecto la nueva tasa de basuras que pondrá en marcha el Ayuntamiento el próximo año, en cumplimiento de la normativa europea, Cuadrado apunta que no modificará el presupuesto destinado a la recogida de residuos ni enseres. «La tasa no es un tema que lleve mi concejalía», aclara Alberto Cuadrado. «Es un tema de cumplir con la legalidad, que nos obliga a imponer una tasa que debe cubrir todo el servicio, todos los recursos que se utilicen para realizarlo, pero también otra cosa que no afecta a mi servicio, que es reciclaje. La tasa abarca todo», explica.

El Presupuesto municipal para 2024 destina un total de 13.364.159 euros al programa de recogida de residuos, gestionado por la concejalía de Alberto Cuadrado. De ese montante, 6.244.985 euros se destinan a gastos de personal, 4.275.330 a gastos corrientes, como la reparación de vehículos, el carburante o diversos suministros. Los 2.843.844 euros restantes van para inversiones, tales como la compra de maquinaria o vehículos, o instalaciones.

Por otra parte, el montante destinado a la Concejalía de Medio Ambiente para el tratamiento de residuos alcanza los 6.051.579 euros, de los que un volumen notablemente menor va a personal, 50.700 euros, mientras 4.095.684 se destinan a gastos corrientes y 1.905.195 a inversiones.

Las Delicias, el barrio más afectado

«Tenemos un camión dedicado exclusivamente a los enseres que se tiran en el barrio de Las Delicias», explica el concejal de Salud Pública y Seguridad Ciudadana, Alberto Cuadrado. Se trata del distrito de Valladolid en el que no solo se dan más avisos de retirada de enseres –no en vano es el más poblado de la ciudad–, sino también en el que más se abandonan en la vía pública de forma irregular.

El servicio de recogida de enseres del Ayuntamiento de Valladolid recorre seis rutas distintas, a la que se une la específica de Las Delicias, donde las paradas imprevistas para recoger bultos sin que medie aviso son muy frecuentes.

En condiciones normales, las solicitudes recibidas vía telefónica entre las 8,30 y las 11,00 horas de la mañana, son atendidas ese mismo día por la tarde, pero siempre en virtud de los medios disponibles.

El particular que haya demandado el servicio debe colocar los enseres en el lugar de recogida entre las 14,00 y las 14,30 horas, de lunes a viernes, excepto festivos. Deben depositarse en el portal del inmueble, y si no fuera posible por no tener el portal acceso directo a la vía pública, se depositarán en la acera, junto a los contenedores de residuos más próximos.

La Concejalía de Salud Pública y Seguridad Ciudadana ha puesto en marcha un programa para establecer nuevas rutas de camiones de carga lateral para los contenedores de cartón.

Un colchonero usaba el servicio para abaratar costes

No siempre esta conducta incívica se debe a los particulares. Hace poco tiempo el servicio de recogida de enseres detectó que desde un mismo teléfono se llamaba en ocasiones muy frecuentes para recoger colchones en distintos barrios de la ciudad. Las redes sociales, incluso, se hicieron eco de una «plaga de colchones» por todas partes, que nadie sabía a qué atribuir.

Tras una escueta investigación se descubrió que un empresario, vendedor de colchones, utilizaba el servicio de recogida de enseres del Ayuntamiento para deshacerse de los usados que retiraba de los hogares de sus clientes cuando efectuaba una venta. Así, el pícaro se libraba de pagar el servicio de retirada que le correspondería como empresa, para darle mejor lustre a su cuenta de resultados.

A menudo son pequeños negocios los que utilizan artimañas parecidas para reducir gastos. Ocurre también con los contenedores de obras. Para librarse de las tasas de instalación y retirada, los hay que van distribuyendo escombros en pequeñas cantidades por los alrededores. Y hay particulares que realizan pequeñas obras sin declarar. Mientras dura la intervención en sus casas el vecindario sufre una «plaga» momentánea de escombros que surgen como setas por los rincones del barrio, o echan a perder contenedores normales, de los grises, marrones, azules o amarillos, a causa del peso.

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