El juzgado ordena investigar si el asesino del vallisoletano Sergio Delgado practicaba artes marciales

El hecho de que José Luis Novoa, en prisión desde el pasado mes de febrero, acusado de matar al vallisoletano Sergio Delgado en una zona de ocio de Burgos, practicara o no artes marciales es una prueba «necesaria y pertinente» ya que Sergio recibió un puñetazo en la cara que fue «determinante» para provocar su muerte. El hecho de que el agresor tuviera conocimientos de artes marciales podría ser un agravante.

Así lo ha determinado la Audiencia de Burgos en un auto con fecha 26 de septiembre que rechaza el recurso de la defensa de Novoa contra la solicitud de la acusación particular que pedía que se localizara a un monitor de clases de Muay Thai, un arte marcial originario de Tailandia en el que se utilizan puños, pies, codos y rodillas, para saber si el acusado practicaba este arte marcial.

El agresor admitió en su declaración que golpeó a Sergio, aunque dijo que fue cosa de una noche de fiesta, desligando la agresión por el hecho de que fuera de Valladolid. La Policía, que atribuyó esta agresión mortal al hecho de que fuera de Valladolid, le requisó pasquines de un grupo de extrema izquierda.

La Audiencia considera «necesaria y pertinente» esa prueba, teniendo en cuenta que el la autopsia determinó una «relación causal» entre el puñetazo y la caída, por lo que «resulta importante saber si el investigado practicaba algún tipo de artes marciales que le permitiera conocer alguna técnica específica para golpear».

Además, recuerda el tribunal en su auto, durante el interrogatorio de los testigos ya se preguntó si el acusado practicaba artes marciales, por lo que la localización y el interrogatorio de este entrenador «servirá para dilucidar las circunstancias en las que se produjo la agresión causante de la muerte». La Audiencia hace suyos los argumentos de la juez de instrucción sobre la «pertinencia» de esta prueba para el «total esclarecimiento de los hechos». Y sin que se puede considerar una «prueba ilícita». La defensa recurrió la petición de esta prueba preguntando cómo se obtuvo esta información que no constaba en el atestado policial ni fue mencionada por el investigado, por lo que es «un elemento de la vida privada» del acusado. El auto de la Audiencia responde que practicar artes marciales «no es un dato reservado» y «no se trata de una actividad oculta». Simplemente, resuelve el tribunal, se trata de identificar a un testigo y que venga a declarar si el investigado practicaba o no artes marciales en aquellas fechas.