Diario de Valladolid

TRANSPORTES

Los camioneros peruanos aspiran a mejorar su vida en Valladolid

La falta de conductores en España hace que esta aventura sea una puerta para cerca de un centenar de personas y así solucionar al problema del sector del transporte de mercancías por carretera

Asetra selecciona transportistas en Perú, imagen de un camionero por las calles de Lima

Asetra selecciona transportistas en Perú, imagen de un camionero por las calles de LimaICAL

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Diario de Valladolid | El Mundo
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En medio de un ruido atronador y del caos circulatorio, Lima se abre como una ciudad de contrastes, de diferencias sociales evidentes, de miles de personas circulando por una ciudad segura, según donde se circule, y repleta de sueños por una vida mejor y más tranquila. Sueños como los cerca de 100 peruanos, de diferentes zonas del país, que a través de la consultora gallega Talento Grupo Internacional, dirigida por el vallisoletano Diego Carbajosa, y de la Asociación de Empresas del Transporte de Mercancías de Valladolid (ASETRA), que preside Virginia Muñoz, llegarán a Valladolid y Castilla y León en los próximos meses.

La falta de conductores en España hace que esta aventura sea una puerta para lograr la solución al problema del sector del transporte de mercancías por carretera. Y, a su vez, la necesidad de nuevas aventuras profesionales, de nuevas vivencias personales o de cambios en la vida económica de miles de peruanos permite que esa puerta, la de la llegada a España, sea una realidad.

Marcos Megía tiene 56 años y llega a la zona de San Isidro, en Lima, en una calle repleta de viviendas modernas y altos edificios pensados para limeños con alto nivel adquisitivo, para oficinas o para extranjeros en búsqueda de una cierta tranquilidad y seguridad en la capital peruana. Megía procede de Lurigancho, una localidad al este de Lima, donde viven los limeños, donde la seguridad no es lo más habitual y donde “te pueden robar el celular (teléfono móvil) a punta de pistola”, reconoce este camionero peruano.

Ha llegado a una reunión, celebrada un jueves por la mañana de hace dos semanas, organizada por Talento Grupo Internacional, a quien ha conocido por “las redes sociales, por TikTok y Facebook”, porque ha sido preseleccionado para trabajar en España. Más concretamente en una empresa de Valladolid, pero con varias sedes por España, Avícolas Manso. Ante el dueño de esta compañía, Javier Manso, el camionero peruano reconoce que “en el Perú se gana poca plata”, por lo que pretende “salir hacia España”. “Lo que he oído de España es las empresas son más serias que en el Perú. Y a mí me gusta que sean sinceras, que sean serias. Si pactamos un sueldo, que se cumpla”, afirma en declaraciones a ICAL.

Dos días después de esa reunión, la empresa vallisoletana y la consultora gallega se trasladan a Arequipa, al sur de Lima, una bella ciudad con un casco histórico declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, para ver a más conductores y mecánicos.

Como Marcos Megía una veintena de conductores que trabajan en empresas peruanos por un sueldo no superior a los 3.000 soles, o lo que es lo mismo, algo más de 700 euros, con horarios “muy duros”, declara otro de los camioneros presentes en la preselección, sin un control de horas “manejando” (conduciendo) y teniendo claro “cuando se empieza, pero no cuando se termina”, dice Óscar Popoya, de 53 años, también de Lima.

Muchos de estos conductores trabajan en la minería, conduciendo grandes camiones, con cambio manual de velocidades, iniciando su labor a las siete de la mañana, sin conocer la hora concreta de finalización del trabajo diario, durmiendo en los barracones de las minas, con jornadas laborales de siete días continuados y cuatro de descanso.

En la misma reunión, y antes de ser entrevistados por el empresario vallisoletano Javier Manso, habla Mario Hurtado. Tiene 50 años y es de la zona de Apurimac, a más de 11 horas conduciendo de Lima, donde vive actualmente. Reconoce que como conductor está “preparado para ir a España”. Para él, cruzar el Océano Atlántico es “una oportunidad de conocer otras vidas, de mejorar”.

Eso sí, tiene claro que el primer año se iría solo, siempre que sea elegido por la empresa de Valladolid. Con una hija de 17 años, se plantea que tanto ella como su esposa puedan llegar a España cuando puedan. “Todo lo hago por el bien de mi hija, para que siga estudiando, para mejorar en España. Y ella está feliz por la posibilidad de conocer España”, afirma Mario Hurtado. Es, por tanto, una “oportunidad” en su vida, la de “avanzar”, la de progresar tanto personal como profesional.

Diego Carbajosa, el directivo de la consultora Talento Grupo Internacional, presenta la reunión, explica a los camioneros peruanos, de manera pormenorizada, las condiciones en las que llegarán a España, los que vuelen, la situación económica española, las condiciones sociales, las educativas, cómo los acompañarán a su llegada a Valladolid, el tipo de contrato. Y, por su parte, Javier Manso, empresario vallisoletano y vocal de Asetra Valladolid, les explica su empresa y los motivos del convenio suscrito por la asociación empresarial y Talento Grupo Internacional.

Una oportunidad para mejorar

Pese a todas las explicaciones, una cierta “intranquilidad” recorre la mente de la mayoría de los camioneros que esperan la oportunidad de volar a España. Como Julio Ortiz, que tiene 47 años, quien reconoce, como portavoz de los allí presentes, que buscan “ser tratados mejor”. En su caso, no le da miedo ir a España, aunque explica que tiene “un poco de intranquilidad, algo de temor”. Tiene tres hijos, de 15, 12 y 7 años. Y explica los motivos por los que quiere ir a Valladolid: “por educación, justicia y trabajo”, tres aspectos que “en Perú no están bien”. “No hay buenas escuelas en este país. Los jóvenes no saben ni qué hacer al acabar las escuelas. Y, además, si tienes plata, tienes buena justicia”, según indica ICAL.

Todos ratifican la versión de Julio Ortiz. Algunos hablan de la sanidad, de la “ausencia de una sanidad de calidad”, como asegura Jimmy Jesús, de 44 años. Este camionero limeño quiere “dar lo mejor de mí mismo, quedar bien con la empresa” y tiene claro que no teme su vuelo a España, porque desde joven está “en ruta”, incluso había ocasiones en las que se iba “por 40 días”.

La empresa vallisoletana Avícolas Manso también quiere llevarse a España mecánicos y no solo los entrevista en una zona industrial de Lima, con una calle como límite de zona peligrosa, sino que también les hace una prueba. Les pide que desmonten el tambor de una rueda, o que analicen los motivos por los que un camión pierde aceite.

Entre los posibles elegidos, aparece un joven espabilado, de 29 años, Julio César Guerra, que ha optado a este puesto al buscar “una buena oportunidad laboral” para él y “una oportunidad de vida”. “Es el primer mundo”, reconoce. “Me iría a España triste por dejar a mi familia, pero feliz porque creo que voy a tener una mejor oportunidad laboral. Quiero aprovechar mi juventud para desarrollarme en Europa”, indica con ojos de auténtica felicidad.

La misma felicidad que muestra Franco, de 37 años y natural de Santa María de Huachipa, al este de Lima, quien puede que también sea otro de los elegidos para viajar a Valladolid. “Tengo un pequeño de tres años y quiero darle una mejor calidad de vida. Voy a trabajar, a aprender y superarme”, dice con la emoción de haber escuchado al empresario vallisoletano hablar de su destreza como mecánico.

También hay opción de escoger a soldadores, a los que se les realiza una prueba en un Centro Tecnológico de Soldaduras, al sur del centro histórico de Lima, donde se destacan dos jóvenes que muestran sus virtudes con el soldador, pese a no haber soldado nunca el aluminio.

A las afueras de Arequipa, Luis Fernando Apaza Pauro, de 49 años, se sube a un camión, con plataforma de 14 metros, para hacer una prueba de conducción. Es un vehículo automático, a pesar de que él solo conduce manual. Pero “maneja” con tranquilidad y conocimiento, porque quiere viajar a España por “la seguridad” y por “la desconfianza ante el futuro laboral”.

Y como Luis Fernando, un centenar de camioneros de Lima y Arequipa podría llegar a Valladolid en tres meses, el tiempo que se tarda en la burocracia. Los conductores peruanos buscan cumplir sueños, salir de un bello país que no ofrece demasiadas garantías para sus hijos. Quieren mejorar, “personal y económicamente”.

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