Diario de Valladolid

CONCIERTO

Valladolid se parte la camisa con Estopa

Los hermanos Muñoz enamoran a un público volcado que abarrotó la Feria para celebrar con ellos sus 25 años en la música con canciones que ya forman parte de la cultura popular

Concierto de Estopa en Valladolid
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Valladolid

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A las 21.50 de este sábado el patio exterior de la Feria de Valladolid se sumió en la oscuridad. Las luces del escenario se encendieron y a él salieron dos figuras, dos hermanos, que con la naturalidad que siempre les ha caracterizado no adelantaban lo que iban a conseguir durante las dos horas y veinte minutos siguiente. David y José Muñoz, los Estopa, estaban a punto de iniciar un viaje a través de 25 años dedicados a la música acompañados de miles de gargantas que no les dejaron solos en ningún momento.

Apenas sonó el primer acorde de guitarra y la voz de David entonaba ese "fui a la orilla del río" que da inicio a 'Tu Calorro', el público que abarrotaba el patio de la Feria de Valladolid se zambulló en una fiesta musical de la que pocos, puede que ninguno, pudo zafarse. Verso a verso, una de las canciones más conocidas del dúo de Cornellá fue subiendo la temperatura hasta lograr un temprano clímax que los hermanos Muñoz y el amplio elenco de músicos que les acompañaban supieron prolongar durante todo el show. Los altibajos, perfectamente medidos y estructurados, sirvieron para recuperar el aliento entre saltos y canciones a voz en grito.

Apenas terminó esta primer canción, David y José no dieron tiempo para el respiro y dieron el salto a otro de sus temas más clásicos y perteneciente a una época más gamberra del dúo en la que sus letras incluían un mensaje de crítica social o narraban el día a día de la sociedad de aquellos años. 'Cacho a cacho' arrancó con esos versos que avanzan un tema de los que se cantan con rabia, "Salimos de la cárcel / metemos la primera / en el loro Deep Purple / chirrían las cuatro ruedas" y, en efecto, Valladolid metió primera, segunda, tercera y acabó por agotar su caja de cambios subiendo de revoluciones con cada nueva canción.

Casi dos horas y media de concierto dan para mucho, de manera que fueron pocos los temas que se quedaron fuera del repertorio. Sonaron 'El día que tú te marches', 'Vacaciones', 'Camiseta de rokanrol', 'Partiendo la pana' y 'La raja de tu falda', que más que un éxito de Estopa forma ya parte de la cultura popular española.

También hubo momentos para los más sentimentales gracias a los acordes de 'Hemicraneal' y para los que beben más cerveza de la que pueden tragar con 'Paseo'. Los que con el tiempo se hacen más listos vibraron con 'Vino tinto', y aquellos con pocos ceros en su nómina ilegal tuvieron su dosis de 'Pastillas de freno', mientras que para los que sufren apariciones en sueños 'El del medio de Los Chichos' desató su faceta más rumbera. Además, los que prefieren cantar corridos por ser más agradecidos y porque dan ganas de beber tuvieron en 'La ranchera' la excusa para descubrir, si no lo habían hecho ya, el último disco de Estopa.

Este sábado Valladolid y Cornellá estuvieron más cerca que nunca, pues incluso David y José recrearon sobre el escenario un muro sobre el que, cerveza en mano, tuvo lugar la génesis del que hoy es uno de los grupos más importantes de la música patria. También aparcaron un evocador Seat Panda rojo con el que recordaron la época en la que trabajaban en la fábrica de la marca y que dejó huella en algunos de sus temas.

Tampoco faltaron momentos de protagonismo para el elenco que acompañó al dúo sobre el escenario. Solos de cajón flamenco, de guitarra y de batería llenaron los interludios de la fiesta que los hermanos Muñoz compartieron con un público vallisoletano totalmente entregado y en el que se entremezclaron algunos que ya peinan alguna cana con otros que ni siquiera habían nacido cuando Estopa publicó su primer disco en 1999.

Valladolid celebró los 25 años de Estopa en la música y Estopa quiso celebrar ese cuarto de siglo en Valladolid, Pucela, una ciudad a la que, como dijeron, siempre les gusta venir. Ayer les regaló una noche con buena temperatura pero algo ventosa en algunos momentos, con lo que el propio David bromeó, y a miles de personas volcadas con los dos hermanos que hicieron gala, como han hecho siempre, de la más absoluta humildad.

Como siempre, la peor parte de este tipo de conciertos en los que la conexión entre artistas y público es máxima fue la despedida, aunque con semejante repertorio nadie dudaba de que el listón quedaría en los más alto. Pasaba la medianoche cuando los acordes de 'Como Camarón' irrumpieron en la Feria alentando a los presentes a dar un último salto, a entonar una última estrofa y a partirse la camisa como el cantaor y como reza la letra de este tema bandera de Estopa. Y puede que las camisas no se rompieran, pero los corazones de los fans de estos dos hermanos de Cornellá se abrieron para cerrar una noche de rumba y magia. Volverán, prometieron, y allí estaremos.

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