Diario de Valladolid

CIERRE DE BIMBO

Los trabajadores, pesimistas: «Si Bimbo dice que se va de Valladolid, es que se va»

Los empleados afrontan con pesimismo la reunión del miércoles con la empresa tras el anuncio del cierre de la planta / «Es una puñalada trapera, nos han engañado y tengo una hipoteca», denuncia uno de ellos

Elisa Delgado, Alicia Pico y Noelia Andrés, tres trabajadoras de Bimbo con más de 20 años de antigüedad.

Elisa Delgado, Alicia Pico y Noelia Andrés, tres trabajadoras de Bimbo con más de 20 años de antigüedad.J.M. LOSTAU

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Los trabajadores de Bimbo en Valladolid ven con pesimismo el panorama que les espera. La empresa anunció este pasado miércoles que cierra la planta vallisoletana ubicada en el polígono San Cristóbal y a pesar del apoyo mostrado por el Ayuntamiento, la Junta de Castilla y León y los sindicatos UGT y CCOO la preocupación va en aumento. «Si Bimbo dice que se va, es que se va». La frase corresponde a un trabajador tras concluir el turno matinal del jueves y resume a la perfección el sentir general de la plantilla.

«Esto es muy duro. Es nuestro trabajo. El miércoles pensábamos que se trataba de una reunión ordinaria para hablar del convenio, que vence en diciembre. No esperábamos esto». Mercedes Ferrero, 26 años en la empresa, finalizó ayer su jornada laboral minutos después de las tres de la tarde y lo hizo con la misma preocupación con la que iban saliendo de la fábrica otros compañeros, al tiempo que se incorporaban los trabajadores del turno de tarde.

«Cuando una empresa de este tamaño te dice que cierra es que lo tiene decidido. Cuentan con otras fábricas. No tienen que llevarse todo a Barcelona, el donuts lo pueden hacer en Madrid y las otras líneas donde consideren. La pena es que esta fábrica siempre ha dado buenos números, daba beneficios. El panorama es muy oscuro, es difícil revertirlo pero vamos a luchar por ello aunque no está al 100% en nuestra mano. Seguimos con el trabajo pero nos está costando, la responsabilidad la tenemos», comenta Alfonso Villanueva, en la empresa desde hace 24 años.

Las declaraciones efectuadas por Ramiro Sanz, que acumula 26 años en Bimbo, son mucho más duras. «Nos han engañado, es una puñalada trapera. Han dicho, señores, cerramos Valladolid. Lo han hecho sin empatía y sin valor humano, que son las premisas del Bimbo, con desprecio. Con el Covid estuvimos trabajando dos años, dando cumplimiento a todas las normas y con actitud, cuidando el producto. Además de los trabajadores hay 40 personas con empleos indirectos, los que hacen las cajas, los plásticos, los transportistas. Llevo 26 años aquí y fijo desde 2000, pero no les importamos. Tanto que habla el presidente del Gobierno del PIB, el tejido se va a tomar por saco. ¿Dónde queda la humanidad? Las cuentas son positivas, somos la primera fábrica a nivel nacional en beneficio y productividad. Éramos el modelo a nivel nacional pero llega este momento y te dicen que no les importas, ni saben cómo te llamas ni el tiempo que llevas. Hay que ver las circunstancias, la edad media de los trabajadores es de 52 años. Me veo solo y tengo una hipoteca que pagar», señala Ramiro Sanz. «Somos personas, esto no es cosa de partidos. Damos crecimiento a Valladolid, nosotros aportamos. Cuando era Panrico, hubo bajadas de sueldos brutales. Hemos tenido una subida salarial del 6% en cuatro años. Esta noche (jueves) he dormido fatal, no sabes qué va a pasar, las cuantías, si hay traslados y si a través de las instituciones se puede llegar a un acuerdo», concluye.

Yolanda Prieto Izquierdo lleva 34 años en la empresa. «He visto todo. Cuando entré, esta planta no se encontraba en funcionamiento. Estaba la vieja en la carretera de Cigales. Yo entré en 1990. Aquí hace un mes han puesto una depuradora de 1 millón de euros. Quieren unificar el poco trabajo en las fábricas de un lado a otro. La noticia del miércoles nos ha dejado a todos mal. Helados no, lo siguiente. Tenemos familias. Podían haber dicho otras cosas. Si es para unificar, en la fábrica de Medina hay mucha carga de trabajo. Llevo aquí toda la vida, soy una institución. Hay gente que tiene de 50 años para arriba. No ha habido conflicto, aquí hemos sido como una familia. Empecemos como un obrador y nos han tratado muy bien. Vengo a reivindicar que no estábamos mal».

Yolanda Prieto, con esa antigüedad que rebasa los 30 años, asegura que Bimbo se ha portado bien. Y también dice que los trabajadores han respondido. «Lo que nos han dicho nos ha dejado helados. Esto no para, hay turnos a todas las horas. En 2012 hubo reducción de sueldos. Durante el Covid trabajamos todos los días, nos dieron un dinero y se trabajó más que nunca. El trato humano ha sido bueno, nos han tratado bien. ¿Que si fue una sorpresa lo del miércoles? Las sorpresas tienen que ser así. Nosotros vamos a hacer todo lo posible. ¿Que si confiamos en una solución? Un cierre de Bimbo es un cierre», asegura.

El cielo se nubla y la lluvia hace acto de presencia en Valladolid minutos después de las tres de la tarde. Se incorporan los últimos empleados del turno de tarde en la planta de la calle Pirita y al mismo tiempo la abandonan quienes iniciaron su jornada laboral por la mañana. Es lógico que se aprecien signos de cansancio en sus rostros pero lo que más duele es la incertidumbre. Noelia Andrés, Alicia Pico y Elisa Delgado abandonan las instalaciones al mismo tiempo. Llevan más de 20 años en Bimbo y el miércoles recibieron la peor noticia que podían escuchar. «Fue una sorpresa. Nadie sabía nada. No nos han dado opción a un acuerdo. Venían con las intenciones clarísimas», afirmó Noelia Andrés, con la veteranía que reflejan los 25 años de servicio en la empresa, 22 como fija indefinida.

«Beneficios siempre han tenido. Sobre el posible cierre siempre han sido rumores y hemos salido adelante. Siempre nos hemos adaptado a las circuntancias y a los planes de producción de la empresa. Pensábamos que en la reunión del miércoles iban a hablarnos de cambios horarios», señaló Alicia Pico, que comenzó a trabajar en la planta de Bimbo en Valladolid hace 26 años.

«Creo que lo tienen claro, quieren cerrar», indicó Elisa Delgado, que acumula 22 años en la fábrica, 20 como fija. «No sé si habrá traslados a Medina o a otro sitio. Nadie ha dicho nada. Habrá que esperar hasta que el Comité comience a negociar. Está todo en el aire, esperamos que sean las mejores condiciones», señalan casi al unísono las tres veteranas empleadas. También comparten el afán de lucha para defender sus trabajos. «¿Alguna movilización? Lo que haga falta, vamos a piñón. Llevamos aquí toda la vida».

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