Los vecinos ante el nuevo paso de Padre Claret: entre el aplauso y el soterramiento

Son muchos los curiosos que se acercan a ver el resultado del paso de Padre Claret. La mayoría de los peatones que cruzan bajo las vías a diario miran asombrados el resultado tanto para halagar o criticar y lo que supone para la ciudad su finalización. Este nuevo túnel hacia la integración ferroviaria tras su apertura la mañana de este miércoles por parte del gobierno local no ha dejado de recibir críticas y su puesta en marcha no es más que “por responsabilidad”.

Después de 16 meses del comienzo de las obras en febrero de 2023 por parte del anterior equipo de gobierno, se ha abierto para peatones y ciclistas. Las obras ya estaban lanzadas cuando el nuevo gobierno cogió las riendas del ayuntamiento, a pesar de no creer en ello se llevó a cabo. El concejal de Urbanismo, Ignacio Zarandona, argumentó que no podía ser “motivo de alegría” la apertura de un nuevo paso para los vecinos de la ciudad. Tanto como por sus problemas de accesibilidad, el tema de los ciclistas o lo que supone para los autobuses y peatones, la invasión de la acera en el giro hacia zona de la Circular.

El proceso de adaptación de la zona para crear un nuevo paso por debajo de las vías supuso una molestia para los vecinos y comerciantes de la zona por la extensión en el tiempo de año y medio conviviendo con ellas. “Las obras han molestado y son un inconveniente, pero son necesarias”, dice un comerciante de la zona.

Para muchos vecinos se acorta el camino para realizar la compra ya que da directamente con el Mercado de Las Delicias, aunque también existen las quejas por las largas rampas que tiene y las escaleras cuando vas cargado “se hace un poco largo, la vuelta que hay que dar es terrible”. Sin embargo, los comerciantes lo ven un beneficio tanto por la finalización de las obras como por la cercanía a sus tiendas, sin olvidarse tampoco de lo que supondría el soterramiento.

Paula, una vecina de la zona de Las Delicias, asegura que el resultado ha sido precioso, “no entiendo por qué le llaman el túnel del miedo, si solo trae beneficios para la ciudad porque el soterramiento…”. En el otro punto encontramos a Fernando, que se muestra en desacuerdo con el resultado y la idea de construir más túneles, “una ciudad como Valladolid necesita es el soterramiento, esto es insostenible e inaguantable”. Otra de las preguntas que se hacen la mayoría es cuánto tiempo durará limpio sin ninguna pintada, ya que el paso de San Isidro, situado a unos cinco minutos andando, es la prueba de cómo puede ser el resultado.

La convivencia entre los ciclistas y los peatones puede verse algo complicada si alguno de los dos no pone de su parte. Los ciclistas a la hora de acceder por las rampas tiene que realizarlo con la bicicleta de la mano con varias señales que lo comunican. Varios peatones aseguran que no todos lo respetan y que eso supone un peligro, aunque también confiesan que ellos también invaden su carril bici y que quizá también les molestan si suben por el medio de la rampa.

Respecto al tema de la accesibilidad, Zarandona dijo que “es tremendamente precaria”. Los paseantes muestran también opiniones muy dispares. Desde que para acceder por la rampa “hay que dar una vuelta terrible” hasta “en un momento estás arriba, no creo que sea para tanto”. La rampa es algo estrecha cuando se van a cruzar los carritos o sillas de ruedas, dificultando un poco la marcha.

El tema de la iluminación de noche y para los “túneles del miedo” uno de los temas recurrentes para la queja, “no parece que tenga mucha iluminación, lo mismo habría que poner más si no queremos tener algún susto”. Muchos viandantes salen a la defensa porque “se ve la entrada y la salida, no es demasiado largo y eso ayuda por si te sientes algo insegura”.

Motivo de alegría o no, el túnel de Padre Claret ya es una realidad para Valladolid, para seguir con la integración ferroviaria y avanzar para disminuir las limitaciones que existen entre uno y el otro lado de la vía.