EXPLOSIÓN CALLE GOYA
La explosión de Goya un año después: sin casa, esperando a la rehabilitación y regreso en Navidad
Los afectados dudan del plazo prometido por el administrador para regresar a sus viviendas en diciembre: «Solo hay tres obreros trabajando» / Votaron el viernes a favor de la reconstrucción del edificio
El Ayuntamiento asegura que cuando venzan los alquileres de los seguros «nadie se va a quedar en la calle» y «compensará impuestos como el del agua o el IBI hasta que el edificio esté en funcionamiento»
El 1 de agosto de 2023 será una fecha imborrable en la historia reciente de Valladolid. Una apacible noche de verano se tornó en una pesadilla por una explosión de gas en la calle Goya. Un terrible suceso que dejó una víctima mortal y cambió la vida de unos vecinos para siempre que, un año después, todavía no han podido volver a sus casas. Un suceso que dejó conmocionada a toda una ciudad por la magnitud de lo ocurrido. Una noche que hizo que sus vidas cambiaran para siempre con un edificio destruido por una explosión y a merced de las llamas.
Los vecinos de la comunidad de propietarios de Goya 32 votaron el pasado viernes a favor de rehabilitar el edificio siniestrado para poder volver a sus casas, pese a que alguna desapareció debido a la explosión. El administrador de la comunidad, Antonio Bernal, afirmó en la última reunión vecinal que en diciembre de este año estarían de vuelta a sus casas. Es decir, que pasarían la Navidad en su hogar. Unas palabras que alguno de los propietarios pone en tela de duda debido al actual estado del inmueble y a la falta de mano de obra: «Solo hay tres obreros trabajando», lamentan. «Yo creo que a finales de diciembre, como ha dicho el administrador, no va a estar. Ojalá me equivoque, pero creo que no va a estar aparte», señala Fernando, uno de los vecinos afectados.
Por el momento, los afectados no saben cuánto va a costar rehabilitar el edifico para volver a la que fue su hogar. Tan solo tienen esa fecha de diciembre, marcada como vuelta.
Actualmente se trabaja en la reconstrucción de la estructura, una contratación que va por separado a la rehabilitación del inmueble. Estos trabajos los está realizando Ezgonsa por 180.722 euros, pero sin conocer lo que costará rehabilitar el edificio para que vuelvan a vivir allí, una obra que realizará la misma empresa. El importe de la reconstrucción de la estructura que se están realizando ahora mismo corren a cargo del seguro, al igual que la futura rehabilitación del inmueble. Unas obras que según les han comunicado a los vecinos, «durarán dos meses» y que comenzaron el pasado 25 de junio. La voluntad y la petición de los vecinos es clara: «Que se acabe cuanto antes». Quieren poder volver a sus casas lo más rápido posible, pero recalcan que debe «hacerse bien», recalca Fernando.
«Hay vecinos que ni siquiera tienen fe de volver a casa. La mayoría de la gente que vive allí es muy mayor y dicen que no van a llegar vivos a ver el final del edificio», señala Laura Hernández, la hija de la única fallecida, sobre las esperanzas de algunos inquilinos para volver a la que una vez fue su casa.
El edificio de Goya 32 ha sido noticia en reiteradas ocasiones a lo largo de este año por diversos robos en su interior. Ante la ausencia de puertas y con una parte de la fachada destruida, los ladrones aprovecharon estas condiciones para llevarse varios objetos. «A mí no me han podido robar nada porque no nos queda nada, pero hay vecinos a los que les han robado cosas», lamenta Miguel Hernández sobre estos actos delictivos en este inmueble.
La peor parte de esta triste y desafortunada historia se la llevaron Laura y Miguel, los dos hijos de la única persona que murió, Teresa Bergondo. A mayores de la pérdida de la vivienda, como les ha sucedido a otras personas, ellos cargan con la pérdida de su madre. «Lo hemos perdido todo», asegura Miguel cuando recuerda aquella fatídica noche, un sentimiento que también comparte su hermana: «La persona que más pérdidas ha tenido he sido yo porque, junto a mi hermano, soy la única que ha tenido una pérdida de vida. Lo que veo es que yo no tengo nada».
A mayores del duelo ante un suceso tan trágico como este, se le suma la cantidad de «denuncias» que están recibiendo. «Es más fácil denunciarnos a nosotros que a Gas Natural», lamentan estos hermanos a los que no les queda «nada» y que han encontrado en el hijo de Laura, un recién nacido cuando ocurrió la explosión, un refugio para continuar con sus vidas.
Laura Hernández lamenta los pocos avances que ha habido un año después del suceso que cambió su vida para siempre: «No se avanza, se supone que la obra empezaba en junio y no ha habido casi avances. Nos han mandado alguna foto, pero tampoco hay un avance notable. Todo va muy lento, muy lento». «Es lo que más me afecta, ver que desde hace un año no se ha avanzado nada, el edificio sigue en la misma ruina. En mi caso es un recordatorio perpetuo de lo de mi madre», recuerda con pesar la hija de Teresa cuando echa la vista atrás.
Con la esperanza puesta en regresar en diciembre a sus casas, la vuelta no será nada fácil: «Es un poco duro volver ahí, no sabes como vas a reaccionar. Igual vuelves y te sientes bien o vuelves y te acuerdas de todo y te cae una depresión. La vuelta está muy en el aire para muchos de los vecinos, yo incluida», explica esta afectada. La situación no nada fácil para ella y ante una posible vuelta reconoce que «hay miedo de que vuelva a pasar algo» similar a lo ocurrido en aquella trágica noche del 1 de agosto. Pese a todo ello, no descarta volver a vivir en esa vivienda: «Es mi casa, es el barrio donde me he criado, es una zona en la que me siento cómoda. Por un lado sí que me gustaría ir a vivir allí, todo depende de como me sienta en el momento de verlo».
Desde el Ayuntamiento de Valladolid se ha estado en «contacto permanente» con los vecinos de la calle Goya, así lo asegura el concejal de Personas Mayores, Familia y Servicios Sociales, Rodrigo Nieto. El edil recuerda, un año después de la tragedia, que la ayuda del consistorio ha estado presente y lo continuará estando. Así, explica que los afectados tuvieron desde el primer día dos hoteles a su disposición que «los últimos vecinos abandonaron en septiembre-octubre». Un servicio que, según apunta Nieto, deberían haberlo prestado los propios seguros de las afectados, pero que el Ayuntamiento decidió prestar.
Ahora, el horizonte que se abre en el corto plazo es el alojamiento de los vecinos una vez se acabe en septiembre el año de alquiler que les ofrecen los seguros. Ante esta situación, el «compromiso» municipal es el de «analizar la situación individual de cada una de las personas y en qué situación se encuentran para ver qué posibilidades de apoyo y recursos del Ayuntamiento pueden optar». «Nadie se va a quedar en la calle», asegura Nieto sobre cuando venzan los alquileres de los seguros. El propio concejal apunta que no todos recibirán estas ayudas, solo aquellos que lo necesiten.
Además de esta ayuda para evitar que ningún vecino se quede en la calle, Nieto apunta que se les compensará algunos «de los gastos derivados de la explosión como puede ser el impuesto del agua, del IBI o ese tipo de impuestos». «Nosotros vamos a compensar estos gastos derivados de todo este tipo de cosas hasta que el edificio esté en funcionamiento para que no les suponga a ellos un desembolso mayor del que ya están sufriendo», explica.