Diario de Valladolid

HOSTELERÍA

Las terrazas pierden fuelle en Valladolid

Las 996 peticiones de renovación presentadas este año son casi 400 menos que las 1.391 de 2023

Terraza ocupada en la calle Librería.-José C. Castillo

Una terraza en la calle Librería.-PHOTOGENIC

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Valladolid

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Junio es tiempo de terrazas y no hay más que fijarse en la ocupación cualquier día soleado, pero este año, el 2024, habrá menos establecimientos que saquen sus mesas y sillas a la calle. Frente a las 1.391 peticiones para mantener la terraza presentadas por bares y establecimientos de hostelería en 2023, este ejercicio, cerrado en marzo el plazo para la renovación automática, son 996 las que tramitaron la solicitud; casi 400 menos que hace un año. La renovación implica abonar la tasa anual y la obtención del croquis de ocupación del espacio público con firma digital actualizada.

A las 996 renovadas hay que sumar otras 26 de nueva instalación autorizadas entre las 81 peticiones recibidas hasta el momento en el Servicio de Espacio Público e Infraestructuras del Ayuntamiento, dependiente de la concejalía de Tráfico y Movilidad -la solicitud para montar una terraza puede presentarse durante todo el año- mientras otros 39 expedientes están en tramitación

Pese al evidente descenso, las 1.022 terrazas vigentes están en la media de las autorizadas en Valladolid al año antes de que la pandemia trastocara la vida ciudadana y también el mundo de la hostería, uno de los sectores más afectados.

Las 1.022 terrazas de este año están por debajo de las 1.391 de 2023, pero son una 42% menos que las 1.800 que llegó a haber en la pandemia, en una situación excepcional en la que las terrazas fueron el salvavidas para muchos establecimientos ante la prohibición de servir en el interior, muy por encima del millar que había en los años previos a la crisis sanitaria y a las que se vuelve ahora.

Es necesario hacer un poco de historia para entender esta vuelta al punto de partida. Durante 2020 y 2021 el Ayuntamiento flexibilizó la normativa y suprimió la tasa de terrazas, en un intento por mantener los ingresos en un sector muy perjudicado por las restricciones.

Terminado el periodo de confinamiento en 2020, el consistorio abrió un plazo extraordinario para autorización de nuevas terrazas y para ampliar las existentes. Las solicitudes llegaron en tromba: 519 para ampliar y 98 para montar una nueva . La terraza pasó a ser la tabla de salvación para muchos hosteleros y se incrementaron desde las mil que había en 2019 a 1.800.

Además de la supresión de la tasa y de la ampliación del espacio, en 2021 el Ayuntamiento fue un paso más allá y, en aquellos casos en los que los establecimientos no disponían de sitio, se dio la opción para que la montaran en suelo dedicado a aparcamientos. A la medida se acogieron 150 bares, de los que 111 pidieron mantenerla en 2022, un número que en 2023 se redujo a unos 60 establecimientos La superficie máxima para las terrazas de aparcamiento era 30 metros cuadrados: 15 de largo por dos de ancho.

Después de tres años en vigor, desde este año las terrazas en aparcamiento desaparecieron, pero el concejal de Movilidad, Alberto Gutiérrez Alberca, anunció más novedades al considerar llegado el momento de poner en marcha «un nuevo modelo de uso y disfrute del espacio público».

Alberca avanzó a los pocos meses de asumir el cargo la elaboración de un plan director de terrazas como paso previo a un nueva ordenanza, que sustituirá a la hora vigente, en vigor desde marzo de 2015, aunque todavía no hay noticias de por dónde irán los tiros. Gutiérrez Alberca dijo entonces, en diciembre de 2023, que «la situación se ha ido un poco de las manos» desde la pandemia y añadió que no podía ser «que la norma sea muy rígida para la concesión de licencias para al interior del local y fuera sea el sálvese quien pueda».

El concejal advirtió de que en algunas zonas las terrazas no permiten el paso ni de los vehículos de limpieza ni de los servicios de emergencia , a lo que sumó la proliferación de elementos y mobiliario, sobre todo en las terrazas cubiertas, que pueden representar un peligro como estufas, sistemas de alumbrado o macetas de plástico, susceptibles de provocar un incendio.

Aunque no precisó, el edil se mostró partidario de aplicar un «tratamiento singularizado» a las terrazas que se encuentran en zonas especiales del casco histórico como la plaza Mayor o el entorno de la catedral. Insistió el edil en que el objetivo es «regular de forma eficaz la explotación de los negocios» sin que perjudique el uso y disfrute del espacio público.

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