Turismo
La vieja Esgueva busca el protagonismo perdido
El cauce subterráneo del río, oculto desde el siglo XIX, se rescatará como atractivo turístico del Valladolid histórico único en España
El subsuelo de Valladolid esconde un cauce abovedado, un gran túnel centenario con cuyos sillares podría haberse construido otra catedral. Permanece oculto desde hace siglo y medio, desde que entre 1848 y 1853 se soterró el curso de la Esgueva, único río de España, dicen, al que la tradición atribuye el género femenino. El olvido definitivo de esos conductos llegó en los albores del siglo XX, cuando se desvió para siempre la Esgueva al cauce artificial que se conoce hoy.
Los dos ramales en los que se bifurcaba el río a su entrada en Valladolid, que habían protagonizado la vida de la ciudad; «las dos Esguevas» que habían regado sus huertas durante siglos, quedaron ocultas y algunos de sus tramos pasaron a utilizarse como cloacas durante décadas. Ahora, el Ayuntamiento contempla recuperar ese cauce como atractivo turístico, por la peculiaridad y amplitud de sus bóvedas, cuya verdadera envergadura se ha ido descubriendo a través de obras relativamente recientes, como las prospecciones para la rehabilitación integral del Mercado del Val en 2015.
La recuperación de ese espacio es una expectativa que dentro de poco cumplirá una década, pero sus pasos caminan más sobre seguro después del proyecto de Vicente Muñoz y Oiga Estudio. Se trata de un documento presentado a una licitación en la pasada legislatura, que el Ayuntamiento estudia ahora poner en marcha. Ya hubo un intento de la entonces Concejalía de Cultura y Turismo –hoy separadas en Turismo, Eventos y Marca Ciudad y Educación y Cultura–, en el año 2018, de incluir la visita a la Esgueva subterránea en una de las rutas turísticas de la ciudad, la ‘Ruta arqueológica’, pero la inadecuación de los accesos lo imposibilitó.
Valladolid
EBAU en Valladolid: Delibes, Machado y Cela, primeras preguntas para aprobar
Andrea Villares
La intervención que se pretende hacer ahora requiere una inversión aproximada de un millón de euros. «El proyecto se entregó al Ayuntamiento y ahora está valorando si hacerlo o no», relata en respuesta a este periódico uno de los arquitectos del proyecto, Giovanni Olcese. «La intervención contempla habilitar dos accesos, uno por San Benito, donde la puerta actual desde la que se pueden ver las bóvedas se abriría, y se instalaría una escalera y un ascensor, y otro por Las Moreras, desde el río, donde se haría un desmonte de tierra importante».
En cuanto al estado de las galerías, las zonas de la intervención se encuentran en buenas condiciones. «Se puede pasar, lo que ocurre es que tiene mucho residuo de tierra en el suelo, y esa tierra está contaminada, porque en su día se utilizó como desagüe. Es necesario retirarla y llevarla a tratamiento. Hay bolsas de metano, y el peligro de poder pisar una burbuja. Hasta ahora, siempre que se ha bajado, ha acompañado la Policía de Subsuelo, con medidores y equipamiento».
Desde Oiga Estudio –que ha participado en el proyecto junto al arquitecto principal, Vicente Muñoz–, valoran muy positivamente la repercusión que tendría la intervención: «Es un nuevo atractivo turístico, y sobre todo diferente, no es lo mismo de siempre», apunta Olcese. «Además, la visita puede explicar que cuando se soterró el Esgueva se generaron muchos espacios importantes de la ciudad, y la gente lo desconoce. Todo eso, contarlo en una visita turística, a la vez que se hace una travesía única, puede ser muy interesante». Eso sí, la visita se realizaría con grupos reducidos, ya que es un recorrido «un poco especial», sobre todo en cuanto a las dimensiones del espacio, reducido en algunos de los puntos del trayecto. No siempre la altura de la bóvedas o la anchura del pasillo es el mismo.
Un amplio equipo de profesionales está implicado en el diseño. El arquitecto Vicente Muñoz firma el proyecto, al que se incorporaron Julio Garcés Rallo y Giovanni Olcese, especialistas en BIM (Building Information Modeling, metodología para crear simulaciones digitales). Por otro lado, José Emilio Nogués y Álvaro Laso se hicieron cargo del escaneado y tratamiento de la nube de puntos. En el ámbito arqueológico actuó Jesús Carlos Misiego Tejeda.
Valladolid
El premiado Primitivo González convertirá Las Catalinas en centro del vino en 2025
Esther Neila
«El proyecto responde a una nueva actuación contemplada en relación con el antiguo curso fluvial, y que se plasma en una nueva propuesta de difusión cultural para la ciudad de Valladolid», detallan desde Oiga Estudio. La intervención se concreta «en la puesta en valor y el acondicionamiento de un intervalo del desarrollo del antiguo ramal norte del río Esgueva para su visita pública, desarrollando la infraestructura necesaria para servir de base a una nueva ruta arqueológica urbana». La firma asegura que esta nueva ruta «será un elemento enriquecedor del patrimonio municipal, un valor cultural de primer orden en el que se conjugarán aspectos de interés arqueológico, patrimonial y ambiental, mostrando a los futuros visitantes tanto las entrañas de la ciudad como las características del antiguo curso fluvial».
Las obras de adecuación se ceñirían solo a una parte del cauce subterráneo del río: la galería de encauzamiento de la Esgueva norte, en su último tramo previo a su desembocadura en el río Pisuerga, ubicado entre el Mercado del Val (calle Sandoval) y el río Pisuerga (paseo de Isabel la Católica, a la altura del jardín de la Rosaleda).
Ancho homogéneo
Según detalla el proyecto, la galería tiene un ancho homogéneo en torno a los dos metros, con altura variable en función de las diferentes secciones tipo encontradas: bóveda de medio punto, bóveda apuntada, conducto de hormigón en herradura y conducto de hormigón cilíndrico. En el tramo del puente de San Benito, su altura se amplía notablemente. La directriz del trazado es esencialmente recta, con pequeños ajustes, y una zona de quiebros pronunciados motivada probablemente por su intersección con la cimentación del antiguo alcázar bajo San Benito.
Una de las actuaciones se dedicará a dotar del estándar mínimo para posibilitar las visitas a la galería lineal, y para su puesta en valor. «Se opta por actuaciones de mínimo impacto, reversibles, considerando además que se trata de un elemento del patrimonio histórico e ingenieril», subrayan desde Oiga Estudio. La visita se dará en condiciones de control: en grupos reducidos, previa explicación de las condiciones singulares de la visita, con protocolo de seguridad y acompañamiento de guía especializado.
El documento propone el acceso a la galería desde la Sala de Exposiciones Municipal de San Benito, accesible a través de un ascensor con salida desde el mirador ubicado en la zona de recepción y mediante un acceso a un nivel inferior desde una de las salas. En torno a él se proyectan unas escaleras que transcurren entre la cota de la galería y la cota inferior de la sala municipal.
En la zona del parque de la Rosaleda se propone dejar a la luz un tramo de la desembocadura original, junto al río Pisuerga, rebajando el nivel actual del terreno hasta llegar al natural, donde discurrían los últimos metros de la Esgueva original. Para conseguirlo, se acotaría un rectángulo en el que se procedería a ese desmonte para llegar a la cota de la galería, dejando el cauce visible desde ambos lados del parque.
Esto, detalla el proyecto, daría lugar a dos taludes en orientación norte y sur, de diferentes pendientes debido a la diferencia de cota entre la Rosaleda y el parque de patinaje, que se tratarán para poblarlos de vegetación de rivera. También se proyectan dos accesos a este espacio en depresión, mediante una rampa accesible de trazado quebrado desde la salida de la galería hasta el paseo fluvial, y una escalera de dos tramos rectos desde el mismo punto hacia el parque de patinaje.
El cauce subterráneo de la Esgueva «no solo es un importante resto arqueológico y una gran obra de ingeniería, sino que además, como río, marcó la vida de nuestros antepasados, y la evolución urbana de la ciudad hasta nuestro tiempo», explican desde Oiga Estudio. «El recorrido se inicia por un elemento monumental como es el puente de San Benito –pasando además por debajo de puntos singulares de la ciudad– y tiene un recorrido de gran longitud que permite al visitante reconocer la magnitud e importancia de las galerías; y finalmente desemboca en el río Pisuerga recreando una situación de rivera».
«Este proyecto quiere devolver a la ciudadanía un testimonio de este elemento de su ciudad, sacándolo a la luz y poniéndolo en valor mediante una visita que acerca al visitante a la historia de la ciudad», concluyen desde el equipo redactor.
En cuanto a los detalles técnicos, la intervención afecta a una superficie de 2.061 metros cuadrados, incluyendo las actuaciones en el jardín de la Rosaleda, y el puente de San Benito. Se habilitará una longitud de galería de 480 metros aproximadamente, en una sola fase cuyas obras, si finalmente llegan a licitarse, y después del correspondiente acta de replanteo, tendrán una duración estimada de 12 meses.
La galería cuenta en todo su recorrido con un ancho homogéneo en torno a los 2 metros, y una altura variable entre 2,20 y 6,20 metros, alcanzando una altura impactante de 9 metros en el espacio de inicio del recorrido, en el puente de San Benito.
En el transcurso de las obras se estudiará la posibilidad de ampliar la intervención en su extremo noreste –coincidiendo con la intersección de la galería con el mercado del Val, debido a la existencia de un macizado de hormigón antiguo– hasta la plaza del Val, donde la interrupción de la galería está constatada por los estudios arqueológicos.
El proyecto estima un presupuesto total de la intervención, con IVA incluido, de unos 1,17 millones de euros, más concretamente 1.165.000 eu.