Diario de Valladolid

Centro del vino

El premiado Primitivo González convertirá Las Catalinas en centro del vino en 2025

Su proyecto con la constructora local Cabero gana el concurso del Ayuntamiento / Reduce el plazo de ejecución en más de 4 meses / Su oferta, por 3,8 millones, se impone, pese a ser la más cara, a la de Arnuncio y Trycsa

Recreación del interior del edificio proyectada por el estudio Primitivo González, ganador del concurso

Recreación del interior del edificio proyectada por el estudio Primitivo González, ganador del concursoE.M.

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Valladolid

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La constructora vallisoletana Cabero Edificaciones será la encargada de rehabilitar el convento de Santa Catalina de Siena para convertirlo en un centro dedicado a la cultura del vino. El proyecto con el que concurría, firmado por el reputado arquitecto Primitivo González, se impuso ayer como la oferta mejor valorada y será propuesta para la adjudicación del contrato por 3,25 millones de euros (3,8 con IVA) y un plazo de ejecución de 17 meses.

La ganadora obtiene 82,76 puntos frente a los 77,78 cosechados por la otra oferta presentada (la de Trycsa, que concurría con el proyecto de otro conocido arquitecto vallisoletano, Juan Carlos Arnuncio). Finalmente, Cabero y González se llevan el gato al agua y reformarán este histórico edificio llamado a convertirse en un poderoso señuelo turístico para la ciudad. Lo harán con la firma del arquitecto responsable, entre otros proyectos, del cercano Archivo Municipal, cuyos arcos recuperados de la iglesia de San Agustín forman parte del ‘skyline’ del corazón de la ciudad.

El Ayuntamiento celebró ayer por la mañana el acto público de valoración del sobre con la oferta económica de las dos empresas licitadoras y publicó a continuación el informe final donde propone la adjudicación a Cabero Edificaciones. Salvo sorpresa, será esta empresa local la que firme la adjudicación del proyecto.

La ganadora se impone así pese a ser la propuesta más cara de las dos en liza: sus 3,25 millones de presupuesto superan los poco más de tres millones planteados por Trycsa (en ambos casos, sin incluir el IVA).

El estudio de Primitivo González ya había obtenido la mayor puntuación en la parte técnica, con 55 puntos, frente a los 47 obtenidos por la propuesta de Arnuncio, según el informe de valoración publicado el pasado jueves por el Ayuntamiento de Valladolid.

Faltaba por conocer el resultado de la oferta económica y el resto de criterios evaluables automáticamente o mediante fórmulas que integraban el sobre C, cuya apertura se celebró el pasado miércoles, 29 de mayo y la Concejalía de Turismo, Eventos y Marca Ciudad publicó ayer en el portal de contratación.

En la puntuación mediante fórmulas, Cabero obtiene 27,76 puntos, mientras Trycsa se alza con 30,78, en buena medida por ser su oferta económica la más ventajosa (le proporciona 18 puntos, frente a los 9,19 de Cabero).

La ganadora, sin embargo, obtuvo mejor puntuación al acreditar los premios y otros méritos de los profesionales que participarán en la transformación del conjunto monástico, tanto del propio arquitecto como de diseñadores y restauradores.

También puntúa a su favor la reducción de plazos sobre lo previsto en la licitación: los pliegos estipulaban 21 meses para la ejecución de la obra, un horizonte temporal que la oferta ganadora reduce en cuatro meses y una semana. Es decir, si el contrato establecía, como máximo, que la ejecución estaría terminada durante el primer trimestre de 2026, la empresa Cabero Edificaciones se compromete a hacerlo antes de que finalice el año 2025.

Con 45 años de trayectoria, Primitivo González, arquitecto por la Universidad de Barcelona y doctor por la Universidad de Valladolid, es autor de una larga lista de diseños dentro y fuera de España. En Valladolid, además de la conversión de la iglesia de San Agustín en archivo municipal, firma los proyectos de los juzgados de la calle Angustias, el edificio de las consejerías de Fomento, Medio Ambiente y Agricultura en Rigoberto Cortejoso, el crematorio San José, el centro cívico de Laguna de Duero y el instituto de Tordesillas. Es el ideólogo también de la Escuela de Arte, la Escuela de Diseño, la Tesorería de la Seguridad Social en La Rondilla y el depósito de locomotoras en la Estación de Campo Grande, entre otros diseños.

En Castilla y León, es autor de numerosos proyectos, como el nuevo complejo del Hospital de Burgos, los conservatorios de Ávila y León y el pabellón multifuncional de Roa.

Por dos veces, en 2013 y 2007, ha sido nominado al prestigioso Premio Mies van der Rohe, por la Escuela de Arte de Burgos y los juzgados de Salamanca, respectivamente.

Un nuevo volumen

En la propuesta presentada, el estudio de Primitivo Rodríguez proponía «una intervención clara, con un nuevo volumen de circulaciones situado en paralelo a la crujía existente, evitando una intervención excesiva a nivel de estructura en la edificación existente» y plantea «una intervención reversible, minimizando la afección en la edificación existente», al tiempo que «garantiza la accesibilidad, evacuación, confort o calidad museística para los visitantes. Se trata de una propuesta estética que busca el «diálogo con la preexistencia» y «se distancia de la reproducción historicista tanto como del contraste contemporáneo».

Su proyecto recurre a los colores del vino tinto y exprime la luz natural

Su proyecto recurre a los colores del vino tinto y exprime la luz naturalE.M.

Su proyecto plantea una nueva fachada hacia el Patio de la Magdalena «que replica la ubicación de los huecos en la fachada histórica, generando un interesante espacio intermedio entre ambos muros: el histórico y el contemporáneo». En relación con el entorno urbano, «se plantea una tapia de convento sin horadar, manteniendo los accesos actuales, pero diseñando las puertas de acceso al conjunto». «En el patio de entrada se propone un jardín de flores, especialmente rosales (como tenían las monjas) y una fuente o ‘caja de agua’, que incorpora un sonido tranquilo y relajante», mientras en el patio de la Magdalena, «se mantienen y potencian los árboles frutales, como granados, almendros y nogales, y se plantan huertos de plantas aromáticas y medicinales». En el jardín exterior sitúa «el jardín ampelográfico, generando mediante la secuencia de viñedos, un trazado similar al de las antiguas huertas del convento, con zonas estanciales, de descanso, reflexión, y meditación».

La imagen del futuro proyecto museográfico recurre a los colores del vino tinto en su proceso de fabricación y exprime «la luz natural como material que ‘construye’ el espacio», a través de lucernarios y pequeñas zonas de vidrio transitable entre viguetas (donde no hay yeserías históricas) «para permitir el paso sosegado de la luz natural, que cree espacios misteriosos, sobrios y elegantes, para la observación del recorrido museográfico».

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