Diario de Valladolid

Okupación

El dueño del okupado Rancho Grande en Valladolid anuncia su disposición a concluir el edificio

Comunica también al Ayuntamiento su deseo de realizar el desalojo, con amparo judicial, de los 50 okupas del inmueble / La Concejalía agilizará los trámites para reanudar la obra

Bloque de 50 viviendas no acabadas en la parcela del antiguo restaurante Rancho Grande

Bloque de 50 viviendas no acabadas en la parcela del antiguo restaurante Rancho GrandeE.M.

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Valladolid

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Hay luz al final del túnel de Buenos Aires. El dueño del ‘okupado’ edificio Rancho Grande, con 50 pisos a medio construir, en una parcela de 4.068 metros cuadrados, ha comunicado al Ayuntamiento de Valladolid su intención de concluir las obras que quedaron abandonadas en el año 2006 por una constructora de la capital de España, lo que abonó su cronificación desde entonces como residencia de okupación. Hasta la fecha. El problema es doble, ya que el Rancho Grande es el foco de inseguridad y de tensión en el barrio por los robos, atracos, peleas y trapicheo de droga que protagonizan los inquilinos ilegales.

El actual dueño de la parcela no es la constructora madrileña, si no otro propietario con el que se ha puesto recientemente en contacto el Ayuntamiento de Valladolid para conocer sus planes.

Fue el concejal de Urbanismo y Vivienda, José Ignacio Zarandona, quien comunicó esta alentadora noticia a los directivos de la Asociación de Vecinos del barrio de Buenos Aires, en la reunión que mantuvieron en el Ayuntamiento de Valladolid este pasado martes. El edil informó a este diario que el dueño actual «ha mostrado su disposición a reanudar la obra» y también a promover el desalojo, bajo amparo judicial, de los 50 okupas que huronean por el edificio.

El concejal manifestó que esta buena voluntad será correspondida por parte del Ayuntamiento para visitar el edificio, determinar su estado de ruina y agilizar los trámites de reanudación de la obra que ya conoció su primer zarpazo cuando el Ministerio de Defensa tumbó en 2004 la pretensión de ceder los terrenos militares de la zona de San Isidro que rodeaban al Rancho Grande para una promoción de viviendas de mayor envergadura.

El segundo revés sucedió hace dos años, cuando el dueño del terreno vio cómo su intención de reanudar la obra y acabar los 50 pisos, chocó con la decisión del equipo de gobierno municipal de Puente, de solo permitir una licencia de obra desde la demolición de lo construido y comenzando de cero.

Conservar lo edificado

El presidente de la Asociación de Vecinos del barrio de Buenos Aires, Emilio Fernández Chicote, explicó que la pretensión del dueño actual es hacer bueno lo ya levantado para ahorrar gasto en unas obras que serán «costosísimas». «Entiendo que lo ya construido es rescatable en buena parte, porque hablamos de cimientos y pilares del año 2006, no estamos hablando de construcciones de 50 o más años», indicó Fernández Chicote. También recordó que el dueño tendrá que ceder al barrio 600 de los 4.068 metros en concepto de ‘espacio libre privado’.

Con respecto al desalojo del medio centenar de okupas, apostó por ir cubriendo las vías legales para que el proceso tenga respaldo judicial. «Lo que ha pasado en todo este tiempo es que no ha habido denuncias de okupación, así que ni siquiera la autoridad podía intervenir. En las reuniones que hemos mantenido con el concejal de Salud Pública y Seguridad Ciudadana, Alberto Cuadrado, ya han puesto sobre la mesa ideas para llevar a cabo el proceso, aunque todo pasa porque el dueño tome la iniciativa de denunciar la okupación», indicó Chicote.

Lo primero es denunciar

Cuadrado explicó a este diario que para ejecutar un desalojo es preciso contactar con el propietario del edificio y que éste denuncie la okupación en el juzgado. «A partir de ahí podemos actuar con algunas ideas que estamos mirando, como les trasladé a los vecinos», aseveró Cuadrado quien agregó que otra medida que trasladaron es que la Policía Municipal incrementará la vigilancia en Buenos Aires «en la medida que pueda ser compatible con las patrullas en el resto de la ciudad, una capital que es enorme», zanjó el munícipe.

El terreno en cuestión tuvo como primer destino el restaurante Rancho Grande, que se inauguró en 1965 de forma modesta, para dar servicio hasta 32 comensales, pero con el paso del tiempo fue el local de referencia de banquetes, bodas y eventos con aforo de hasta 600 personas.

Zarandona: «No puede pasar que salgan de aquí y se vayan a okupar a Delicias»

El problema de Buenos Aires no es solamente urbanístico. Es, ante todo, un problema social. Lo asegura el propio concejal Zarandona. «Las actuaciones de mi Concejalía son parte de la actuación en la que deben intervenir más áreas y más administraciones, ya que estamos hablando de problema, marginalidad e inmigrantes en situación irregular a los que hay que abordar de una forma conjunta y duradera en el tiempo, porque si no, puede ocurrir que salgan de Rancho Grande y se vayan al edificio abandonado de la calle Olmedo, 4 en Delicias, como hemos visto, y eso no es atajar el problema, sino trasladarlo a otra zona de la ciudad», indicó.

Comparte esta visión el concejal de Servicios Sociales, Rodrigo Nieto, quien acudió con la concejal del barrio, Carolina del Bosque, para mantener una reunión con los representantes vecinales.

«Los vecinos nos trasladaron que el principal problema es el de la inseguridad y el de la okupación. También que eran conscientes de que el Ayuntamiento no tiene capacidad de actuación en lo relativo estrictamente a la okupación», señaló Nieto. Por ello, explicó a este diario que están recogiendo las quejas para trasladarlas al subdelegado del Gobierno, Jacinto Canales.

«Hay okupación estacional, pero además existe una llegada extra con las campañas de la vendimia o la patata en las que la okupación crece exponencialmente. Queremos que el subdelegado sea consciente de estos picos de sobreokupación porque además existen denuncias de problemas que ha habido con niños increpados. Desde Ayuntamiento no podemos hacer más desde el punto de vista social porque este gente no quiere irse de allí. Sí sabemos que Cruz Roja les lleva alimentos y otro tipo de atención», concluyó Nieto.
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