La Universidad de Valladolid reforma Medicina para ganar plazas con aulas de hasta 121 alumnos
La UVA convertirá 16 despachos y salas de la tercera planta en seis nuevas clases ante la «necesidad de absorber el aumento previsto» / Amplía también el centro de simulación
La facultad de Medicina tirará varios tabiques para ganar más espacio dedicado a la docencia. Por un lado, reformará la tercera planta de su edificio de la calle Ramón y Cajal para crear seis nuevas aulas de distinta capacidad, entre 38 y 121 alumnos cada una. Por otro, actuará en la segunda planta para ampliar su Centro de Simulación Clínica Avanzada, que ganará una tercera sala para la práctica de casos.
El contrato para la adjudicación de las obras, publicado esta semana por la Universidad de Valladolid, explica que la obra proyectada «responde a la necesidad de aumentar los espacios docentes para la Facultad de Medicina con el fin de absorber el incremento de plazas previstas». Además, añade, busca «disponer de espacios de simulación clínica para mejorar el desempeño de los futuros profesionales».
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El proyecto, firmado por Francisco Valbuena García, director de la Unidad Técnica de Arquitectura de la Universidad de Valladolid, contempla por un lado, la creación de seis nuevas aulas en la tercera planta del bloque central del edificio de Ciencias de la Salud. Dos de ellas con capacidad para 38 alumnos, otras tres para 44 y la más grande con espacio para 121 estudiantes. En total, esas seis clases de nueva creación sumarán 329 nuevos puestos para los estudiantes.
Las nuevas aulas ocuparán el espacio ahora destinado a varios despachos y dependencias, como los de la zona de medicina preventiva, obstetricia y pediatría, la pequeña sala dedicada al Museo Pío Hortega, la sala de profesores y el despacho para alumnos de intercambio.
Tres de esas nuevas clases serán de informática, lo que permite liberar la actual sala de ordenadores de la segunda planta, contigua al Centro de Simulación Clínica. En la actualidad cuenta con dos aulas –donde los alumnos se entrenan en la evaluación y toma de decisiones en escenarios clínicos recreados para tal fin– y el objetivo es ampliarlo con una tercera sala, más amplia, con capacidad para 30 alumnos.
El plazo de ejecución de las obras es de diez meses a partir del acta de replanteo. Y la ejecución de los trabajos convivirá con el desarrollo académico. «Dadas las especiales condiciones del edificio como centro docente, el planteamiento de todas las intervenciones propuestas, con carácter general, pasa por la ejecución de distintas soluciones sin afectar, en la medida de lo posible, a la actividad que se desarrolla en el interior del edificio». «Este ha sido un criterio prioritario. Aquellas actuaciones que pudieran afectar al normal funcionamiento lo harán de manera puntual, sobre espacios concretos y tiempo limitado», precisa el expediente de contratación. Antes del comenzar las obras, «se realizará una planificación» con el objetivo de «compatibilizar las obras y la actividad académica, causando las menores molestias posibles».
El importe máximo de la obra asciende a 1,35 millones de euros y cuenta con dos partidas reservadas en los presupuestos de la UVA en los años 2024 y 2025.
Subvención para paliar el déficit de facultativos
El 100% de los fondos procede del Ministerio de Sanidad. En concreto, de la concesión directa de subvenciones a universidades públicas con el objetivo de mejorar la calidad docente del Grado en Medicina, «incrementar a medio plazo el número de médicos egresados de las universidades españolas para fomentar el acceso a la Formación Sanitaria Especializada en la titulación de Medicina y aumentar a largo plazo la disponibilidad de profesionales de la Medicina como medida parcial frente al déficit de profesionales sanitarios de determinadas especialidades», según la descripción del programa de financiación del Ministerio.
El proyecto diseñado por el arquitecto aprovecha también esta reforma «para llevar a cabo la mejora del rendimiento energético de esta zona del edificio, que presenta numerosas deficiencias en el aislamiento térmico». Además, «pretende conseguir una mejora de los problemas ambientales, así como los de seguridad, de funcionalidad, de estética, debido al estado de la fachada y a la cantidad de años que han pasado desde la última reforma de importancia sobre ésta» y se mejorará la accesibilidad de las instalaciones. Así, se actuará para «mejorar las prestaciones de la envolvente, cerrando los huecos de las cajoneras de persianas y del falso techo para independizarlos de las cámaras de aire del cerramiento, que se rellenarán posteriormente proyectando aislamiento y trasdosando».
En definitiva, se «aumentará la calidad ambiental interior, mejorando el control y confort térmico, reduciendo tanto los riesgos para la salud de los usuarios, como la huella ecológica del edifico».
El edificio de Ciencias de la Salud ocupa un conjunto de módulos de los años 60 con espacios del antiguo complejo hospitalario de finales del siglo XIX.
La última gran reforma data de 1968 a cargo de los arquitectos Ángel Ríos e Isaías Paredes, que realizaron los pabellones que conectan con los octógonos de enfermería y se derribó el ala norte para realizar una nueva edificación de cinco alturas para conectar con el denominado Anfiteatro Grande. El conjunto «se ha ido reformando parcialmente durante los últimos años» y ahora es el pabellón central o edificio principal el que centra este proyecto de rehabilitación energética.