Diario de Valladolid

Salud mental

Dependientes de las 'pastis': más antidepresivos y ansiolíticos que nunca en Valladolid

La prescripción de psicofármacos se dispara un 22% en diez años en Castilla y León y un 26% en Valladolid

"Sólo hay 3 psicólogos por cada 100.000 habitantes en la Comunidad", lamenta la Federación de Salud Mental de Castilla y León

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Sube el consumo de psicofármacos en Valladolid.PHOTOGENIC

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Valladolid

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De Manuel se reían y burlaban en clase. «Una infancia muy dura» marcada por el «bullying» dio paso a una etapa adulta no más sencilla para él. Hubo un tiempo en el que este castellano y leonés de 46 años no quería salir a la calle. «Tenía miedo a la gente». Varias rupturas amorosas y el fallecimiento de su padre provocaron emociones que no supo gestionar. «Empezó la ansiedad y la depresión, me hundí». Él es uno de los castellanos y leoneses en tratamiento psiquiátrico y cada vez hay más personas que resisten el día a día con medicación.

La tendencia de gasto y consumo de los conocidos como psicofármacos es ascendente y firme. Suben un 22% en diez años los envases de este tipo de medicamentos para la salud mental recetados en Castilla y León (un 26% en Valladolid), y el gasto en ellos asciende un 8% en el mismo periodo de tiempo, desde 2014.

«La OMS dice que los problemas de salud mental serán en 2030 la primera causa de discapacidad en el mundo», subraya Ángel Lozano, gerente de la Federación Salud Mental Castilla y León, como premisa para explicar el escenario global y también el más cercano.

Cercano como el caso de Manuel: «Llegué a tener fobia social. Sentía muchas ganas de morirme y de autolesionarme». Utiliza la conjugación verbal pasada no porque ya no haya resto de nada de eso, ni porque no siga en tratamiento, sino porque se encuentra «estable». «Estoy en periodo de recuperación, con mucha ayuda de la asociación Amanecer de Segovia y yendo al psiquiatra. Lloraba cada día muchísimo y sin saber bien por qué. Paso de estar bien a mal sin más... No sabía qué iba a hacer con mi vida y tenía ataques de ansiedad, sensación de nerviosismo, angustia, de estar muy triste, sudores... Pero aunque pensé que no iba a poder salir de la oscuridad, estoy mejor en parte gracias al tratamiento y en parte por el apoyo de la asociación, es importante tener con quien hablar. Aunque tenga un problema crónico con altibajos, salí de ahí y afronto las circunstancias según vienen con días buenos y malos», expresa.

Tras años en tratamiento y recibiendo distintos recursos para salir adelante, Manuel lanza un mensaje para quien conviva con la ansiedad, la depresión o cualquier otro trastorno mental. «No hay que avergonzarse. Durante mucho tiempo me daba apuro, hasta que me ayudaron a comprender que no hay nada por lo que sentir vergüenza. Igual que cuando se está mal físicamente se busca solución médica, cuando es algo psicológico también hay que recurrir a especialistas», defiende.

El consumo de psicofármacos en Castilla y León ha aumentado un 22% respecto a las prescripciones expedidas en Sacyl hace diez años, según los datos facilitados por la Consejería de Sanidad a este diario. Los profesionales sanitarios recetaron más de siete millones de envases (7.270.170) en 2023, mientras en 2014 no llegaron a los seis millones (5.960.565). Un incremento porcentual que se ha dado paulatinamente año tras año y que varía sustancialmente en función de qué provincia se trate.

En el área de salud de Palencia es donde más ha crecido el porcentaje de recetas de envases del conjunto de estos medicamentos, que incluyen ansiolíticos, antidepresivos, antipsicóticos, hipnóticos y sedantes, con una subida del 32%. Seguida por Valladolid, con un 26%, y Burgos, un 24%. Las áreas de salud de León, Segovia y El Bierzo también aumentaron la dispensación por encima del 20%, mientras en Soria (17), Salamanca (16%) y Zamora (14,5) suben los envases consumidos desde 2014, pero en menor medida.

Respecto al gasto, en Segovia y Valladolid se agudiza más el incremento en diez años, mientras en Burgos y Soria este se mantiene. Estas cifras no necesariamente van en correlación con el número de envases puesto que el coste de los fármacos difiere y algunos tienen un precio muy superior a otros.

Desde la Federación Salud Mental de Castilla y León inciden en que «ya se venía diciendo antes de la pandemia la importancia de la repercusión de los problemas de salud mental, pero la situación que venimos arrastrando desde el Covid ha hecho que la salud mental sea más visible y que hayan explotado muchos más problemas de este tipo», indica Ángel Lozano.

De ahí que Lozano vea muy preocupante que la Comunidad «esté a la cola en la ratio de profesionales». «En España hay 6 psicólogos en la sanidad pública por cada 100.000 habitantes, tres veces menos que la media europea, que es de 18. Y en Castilla y León la ratio es sólo de 3,6 por cada 100.000 habitantes, todavía mucho peor». También es abultada la lista de espera para los psiquiatras que son, junto con los médicos de Primaria, quienes recetan los psicofármacos.

Ángel Lozano asegura que «el consumo de psicofármacos está muy extendido y a raíz de la pandemia los estudios hablan de que han aumentado en mayor proporción. Un 5,5% de la población en España toma ansiolíticos». Dibuja la situación actual: «Los trastornos se incrementan, los profesionales son insuficientes y una de las principales herramientas son los psicofármacos».

Ante esta realidad indica que «estamos ante un modelo medicalizado, que intervienen poco en la sintomatología por lo que no es la solución. Hay que dar estrategias a las personas para que puedan abordar las situaciones que se le presentan en la vida. Los fármacos son importantes y necesarios, pero tienen que ir acompañados de terapia y atención psicológica», defiende este especialista, que denuncia que «se trabaja poco a nivel preventivo y hay que dar más recursos».

Lozano incide en que «la salud mental no es un departamento estanco al margen de lo demás que le sucede a una persona y puede verse alterada por infinidad de detonantes». Por ello aboga por «hablar de la salud mental en positivo, naturalizar que las emociones son respuestas naturales a situaciones que experimentamos. Son parte de nuestra vida y aprender a gestionarlas es fundamental», y pide «más psicólogos» en la sanidad pública. Ante todo, rechaza el estigma. «También hay que saber cuándo pedir ayuda y no verlo como signo de debilidad, sino de valentía», sostiene.

Dos meses para la primera consulta en psiquiatría

Hay a quien un día se le hace muy largo, pero ya dos meses y para conseguir cita con Psiquiatría... Parece, como poco, un exceso. Ver al psiquiatra en Castilla y León es toda una odisea, y verle con frecuencias cortas, una quimera. La salud mental acapara cada vez más los problemas de los ciudadanos. Ahí están las muertes por suicidio o los datos que reflejan un aumento en las recetas dispensadas de psicofármacos en los últimos diez años en la Comunidad. Sin embargo, más de 6.400 pacientes terminaron el pasado año a la espera de su primera cita con el psiquiatra. Especialidad que terminó 2023 acumulando una demora media de 50 días. Cifras similares a las del primer trimestre de este año.

La media, ya saben, tiene el truco de que sobre esa cifra habrá casos por debajo, pero también por encima. Es decir, que de esos más de 6.400 usuarios algunos pasarán más de esos dos meses a la espera de que un psiquiatra le vea por primera vez.

El tiempo que pasa entre la primera y la segunda consulta también es otra de las denuncias recurrentes de las asociaciones de salud mental y de los sindicatos, que reclaman una red de recursos humanos en esas áreas mucho mayor. Tanto de psicólogos como de psiquiatras.

Al final del primer trimestre de este 2024, la lista de espera autonómica para esta especialidad no se ha reducido. Se mantiene la media de 50 días y 6.415 pacientes a la espera de una primera consulta. Los tiempos, eso sí, varían sustancialmente en función de a qué área de salud se pertenezca.

El desequilibrio territorial que arrastra la Comunidad en infinidad de cuestiones de diversa índole (económica, social, sanitaria...) también está presente en esta especialidad. De este modo, mientras un paciente del Complejo Asistencial de Salamanca aguarda 13 días por una primera consulta con su psiquiatra, uno que pertenezca al HUBU (Burgos) tiene que esperar el triple, hasta 45 días, y si es uno del Hospital Santos Reyes en Aranda de Duero la demora se extiende hasta los casi seis meses (170 días). En el centro hospitalario de Miranda, el Santiago Apóstol, la tardanza también es elevada (85 días) aunque no tanto como en su vecina Aranda.

Entre los centros hospitalarios de la provincia vallisoletana la espera está en 30 días para el Clínico, en 25 para el Río Hortega y 24 para Medina del Campo. Alrededor de un mes en esa lista en la que se encuentran quienes aún no han tenido su primer cara a cara con el especialista que tratará sus problemas psiquiátricos.

Los psiquiatras de León tienen un retraso de 29 días para ver a sus pacientes, mientras en El Bierzo ese plazo es mayor, hasta los 45 días. En Ávila la demora media se sitúa en 33 jornadas; en Zamora en 31, por 29 días en Segovia y 19 en Palencia.

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