Cerrar

ESPÍRITUS LIBRES 

Modesto Martín: "Los juegos tradicionales te sacan de la pantalla y te hacen sentir vivo"

Con raíces en la localidad de Villabrágima, en Valladolid. Antropólogo, etnógrafo y escritor. Preside la asociación Amigos de la Fundación Joaquín Díaz. El pasado 13 de mayo presentó su novela «La edad del sueño».

El etnógrafo y antropólogo Modesto Martín posa con su novela «La edad del sueño» y su libro «Lo sabes o no lo sabes».AGRICOMUNICACIÓN

Publicado por
Javier Pérez Andrés
Valladolid

Creado:

Actualizado:

La anterior entrevistada, Cristina Brunet, hizo esta pregunta sin saber a quién iba destinada:

Pregunta.- ¿Eres capaz de ser fiel a tu intuición?

Respuesta. Sí. Hay veces que los pálpitos son buenos.

P.- ¿Qué es para usted ser un espíritu libre?

R.- Tener criterio. Para ello es necesario tener formación, información y espíritu crítico.

P.- ¿Cómo se gana la vida?

R.- Intentando aportar con mis conocimientos. Ahora, felizmente jubilado.

P.- ¿Qué quiere ser de mayor?

R.- Lo que soy. Un hombre agradecido con la vida que, a pesar de algunos quebrantos, se siente feliz con lo que posee.

P.- ¿De qué se siente más orgulloso?

R.- De haber intentado ser útil a la sociedad aportando lo que sabía en los ámbitos educativo y antropológico. Y también de mi familia.

P.- ¿Tiene algún sueño por cumplir?

R.- No tanto personales, sino comunitarios. Sueño con un mundo más justo.

P.- ¿Qué es para usted el amor?

R.- Respeto y entrega. Confianza y comunicación mutua.

P.- ¿Qué tal se lleva con Dios?

R.- Me llevo, aunque muchas veces creo que es sordo o nos tiene abandonados.

P.- Un espíritu libre al que admire.

R.- Millán Santos, sacerdote.

P.- Tornero, maestro, etnógrafo, antropólogo… ¿Con cuál se queda?

R.- Maestro de escuela.

P.- ¿Cuál fue su primer pueblo?

R.- Herrín de Campos.

P.- Y cuando llegó a Bercianos de Aliste, ¿ya era famosa su procesión?

R.- Sí, y estuve a punto de poder llevar el Cristo un año. Hice también un gran trabajo de campo de antropología y gané muchas amistades.

P.- ¿Qué significa su pueblo para usted?

R.- Villabrágima es mi vida. Es el lugar donde mejor me siento. El sitio de recogida, paz y tranquilidad. Siempre me presento como chivarro.

P.- ¿Chivarro es apodo o gentilicio?

R.- Ambos. Por lo que he descubierto, Villabrágima fue, entre los siglos XVII y XIX, un sitio donde había muchas chivas para dar de mamar a los niños. De ahí que haya una especie de pago conocido como el chivarro.

P.- Se habrá quedado a gusto dedicando un libro a su pueblo.

R.- Sí, «Camino olvidado». También mi última novela, «La edad del sueño», tiene esa impronta del ámbito rural, aunque en este caso de toda la Tierra de Campos.

P.- ¿Por qué elige los juegos infantiles y la tradición?

R.- En mis primeras recopilaciones vi que había muy poco recogido sobre la cultura infantil. Siempre me ha interesado porque es lo primero que absorbemos al comenzar a vivir y queda marcado para siempre.

P.- Hoy todos los niños tienen auténticos almacenes de juguetes en sus habitaciones, por no hablar de lo digital. ¿Por qué cree que es importante mantener los juegos tradicionales?

R.- Jugar te permiten relacionarte con los demás, convivir. Los juegos actuales te hacen convivir con una pantalla. Los juegos populares nos hacen sentirnos vivos.

P.- ¿Sigue siendo el presidente de la Asociación Amigos de la Fundación Joaquín Díaz?

R.- Sí, sigo al frente. Es una asociación que se conocía muy poco al principio, pero ahora somos más de 400 personas.

P.- ¿Qué le ha aportado a usted Joaquín?

R.- Son tantas cosas… Una forma de entender la vida, de comportarme honestamente. Es difícil saber cómo Joaquín puede ser tan buena persona.

P.- Después de tantos análisis, trabajos de campo, investigaciones… ¿cómo aparece la novela en su obra?

R.- De forma repentina. Empecé a escribir para mi gente cercana. Gustavo Martín Garzo lo leyó y me dijo que tenía mucha riqueza y que tenía que publicarlo. La novela me ha permitido hablar del mundo interior de los personajes, algo que con otros géneros no es posible.

P.- La situación actual de los maestros y alumnos, ¿cómo la definiría?

R.- La forma de ver la educación ha cambiado, ya no se ama la educación ni se ve al maestro como se veía entonces. Pero es algo de la sociedad en su conjunto, también de los padres.

P.- ¿Y los maestros de hoy están dando las bases adecuadas?

R.- En muchos casos sí. Pero yo creo que siempre es más importante la educación que la mera instrucción. Educar en valores. No solo enseñar conceptos.

P.- Déjeme una pregunta para el siguiente invitado.

R.- ¿Qué deberíamos cambiar en el mundo actual?