Diario de Valladolid

Trasplantes cardiacos

Sanidad ya anunció hace 10 años una alianza del Clínico de Valladolid y el Gregorio Marañón para compartir trasplantes de corazón

El proyecto finalmente no llegó a rubricarse aunque se anunció en múltiples comparecencias públicas

El ex consejero Antonio Sáez Aguado, en el centro, el 19 de septiembre de 2014 tras la reunión de la Comisión Regional de Trasplantes en la que contó que la alianza del Gregorio Marañón y el Clínico.

El ex consejero Antonio Sáez Aguado, en el centro, el 19 de septiembre de 2014 tras la reunión de la Comisión Regional de Trasplantes. Una de las comparecencias en la que informó de la alianza del Gregorio Marañón y el Clínico.EUROPA PRESS

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La idea de que el programa de trasplante cardiaco del Clínico de Valladolid firmara una alianza con el departamento de otro hospital para compartir este servicio no es original ni nueva. Tanto es así que hace ahora diez años se anunció a bombo y platillo, en varias comparecencias públicas, la unión del programa del hospital vallisoletano con el del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Así lo presentó a la prensa el consejero de Sanidad de entonces, Antonio María Sáez Aguado, y se hicieron eco medios locales, autonómicos y nacionales sin que hubiera voces discordantes que cuestionaran su pertinencia. Como sí sucede ahora.

Y eso que al tratarse del Gregorio Marañón el plan suponía compartir unidad con un centro de otra comunidad autónoma. El titular de Sanidad en esas fechas aseguró en varias comparecencias públicas que esa alianza respondía a los bajos números del Clínico vallisoletano. «Ampliando y asociando los hospitales se permitirá mantener un programa de trasplantes que, aisladamente, por la reducción de trasplantes cardiacos, no era recomendable mantener», declaró el 26 de febrero de 2014 Sáez Aguado.

Finalmente no llegó a materializarse, pero durante varios meses se daba por sentado. Los titulares de aquellos días en multitud de medios de comunicación hablaban de que ‘El Gregorio Marañón y el Clínico de Valladolid crean una Unidad de Insuficiencia Cardiaca y Trasplante’ o ‘La caída de trasplantes cardíacos fuerza a la Junta a asociarse con otras regiones’, entre varios más. Y no hubo oposición pública ante el proyecto como la desatada en la actualidad, ni siquiera por los profesionales sanitarios.

«Próximamente los gerentes de estos centros firmarán un protocolo de colaboración», informó el consejero de Sanidad de Castilla y León durante la reunión de la Comisión Regional de Trasplantes en 2014.

Los argumentos que servían entonces para explicar la colaboración consistían en que –y así lo recoge la hemeroteca– «con la creación de esta unidad se pretende ofrecer a los pacientes la máxima especialización en el uso de determinadas técnicas y la colaboración entre profesionales, para mejorar la atención a los pacientes con insuficiencia cardiaca avanzada y para los que precisen trasplante cardíaco la determinación del hospital más adecuado para su realización».

Ese acuerdo se defendía como una «suma» de «experiencias tecnológicas y conocimiento», y Sáez destacó que el año anterior «sólo se llevaron a cabo cuatro trasplantes de corazón en el Clínico de Valladolid».

El consejero precisó a los medios que los dos hospitales cooperarían: «Abordarán casos en función de su experiencia y su dotación tecnológica, ya que cuentan con dos unidades de las más importantes del Sistema Nacional de Salud en esta materia».

De este modo, según ese acuerdo al que estaban dispuestos ambos departamentos sanitarios, se dividían los pacientes y los trasplantes en función de la técnica y el tratamiento que requirieran. Quienes presentaran «insuficiencia que necesite soporte ventricular -asistencia mediante una máquina ante el mal funcionamiento del corazón-» serían atendidos en el Gregorio Marañón, por su mayor experiencia al respecto y, si requerían trasplante, se haría en ese hospital madrileño. Por contra, los que necesitaran una tecnología denominada ‘Mitraclip’ -para personas con insuficiencia mitral-, serían atendidos en el Clínico de Valladolid, que también realizaría trasplantes en caso de su indicación a estos usuarios.

Sin embargo, la colaboración finalmente no se llevó a cabo. El doctor Alberto San Román explica a este diario que «las administraciones no llegaron a un acuerdo», y añade que «la complejidad de unir dos programas y tener dos centros hizo que decidieran que no merecía la pena».

Hace 10 años, la sintonía de facultativos y políticos de Castilla y León era máxima con el jefe de servicio y catedrático de Cardiología en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, Francisco Fernández-Avilés Díaz, que accedió a este puesto en 2006, año hasta el que fue jefe del Servicio de Cardiología del Clínico de Valladolid. De hecho, fue el primer director del Instituto de Ciencias del Corazón del Clínico vallisoletano, el ICICOR (1998-2006) y tras su marcha lo reemplazó en el centro vallisoletano Alberto San Román, que lleva al frente del servicio desde ese momento.

Las razones para la alianza, según fuentes sanitarias conocedoras de cómo se fraguó ese plan, estribaban en que «peligraba el programa de Valladolid». A decir de las mismas fuentes, «la ONT dio un toque porque había una cantidad muy baja de trasplantes y porque los indicadores no eran buenos y durante un par de años la mortalidad tras el trasplante había subido».

Dada la buena relación con Fernández-Avilés se optó por esa vía para «buscando mantener esta actividad en Castilla y León». «Era una manera de eludir el vernos obligados a cerrar el programa. Y las relaciones con el Gregorio Marañón eran las mejores porque Fernández-Avilés estuvo trabajando aquí, aunque luego los indicadores mejoraron y todo se enfrió», detallan las mismas fuentes.

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