Barrio a barrio
La calle vallisoletana del médico con buen ojo clínico
El doctor Moreno nació en Ceuta, pero de niño vino a Valladolid con su familia cuando su padre fue trasladado. Estudioso infatigable atendió en Cantarranas, Regalado y Platerías, consulta en la que tuvo el primer aparato de rayos de la ciudad
El reconocimiento de la ciudad a Luis Moreno Santos es la calle que lleva su nombre en La Rubia. El doctor Moreno fue una eminencia en Valladolid. Había nacido en Ceuta en 1861, pero su familia se trasladó a Valladolid cuando él era un chaval. Años después se convirtió en un prestigioso médico, que atendió a los pacientes que acudían a alguna de las tres consultas que llegó a tener en la capital y a los propios compañeros de profesión. Tenía fama el doctor Moreno de ser un médico con buen ojo clínico y así queda rubricado al recordar el elevado número de pacientes que pasaron por las consultas de Cantarranas, Regalado y Platerías. En esta calle tuvo el primer aparato de rayos que hubo en Valladolid, como recuerda José Antonio Gaviero, psicólogo y buen conocedor de los barrios de Valladolid y su historia.
La calle Doctor Moreno es una de las arterias principales de La Rubia. Transcurre paralela a la Carretera de Rueda y está llena de vida con multitud de establecimientos en los que puede adquirirse todo tipo de género. Algunos de los propietarios de los negocios más veteranos recuerdan que allí se establecieron familias que vivían gracias a las ventas de los productos de huertas, vaquerías y hasta una carbonería. En la actualidad resulta casi imposible encontrar una plaza de aparcamiento, y más ahora cuando las máquinas hacen acto de presencia para llevar a cabo las tareas de asfaltado en las calles perpendiculares que más estaban necesitando un lavado de imagen.
El comienzo de la calle desde el Paseo Zorrilla conduce de forma inmediata a la iglesia Nuestra Señora del Rosario y a los campos Felicísimo de la Fuente de la Unión Deportiva Sur. El párroco, Jesús Daniel Casero, no oculta la satisfacción que le da la magnífica respuesta de los vecinos del entorno. La iglesia tiene entrada por la calle Joaquín María Jalón y por la Carretera de Rueda. Los residentes en La Rubia se congregan allí cuando celebran la festividad en octubre. Los vecinos esperan ilusionados el momento en que la Virgen sale en procesión.
Casero lleva 20 años al frente de la parroquia y tiene palabras de agradecimiento para los vecinos. Destaca su religiosidad y la entrega absoluta en los actos litúrgicos que se celebran y en la procesión, todo un acontecimiento de un barrio que presume de su patrona y que lo demuestra año tras año.
El presidente de la Asociación Vecinal de La Rubia, José Luis Alonso, también resalta las bondades y las virtudes de La Rubia y de sus calles. «Tengo los ocho apellidos de La Rubia y el RH, toda la vida he estado en el barrio». Vecinos comprometidos y deseosos de que los residentes disfruten todo lo que puedan de lo que tienen alrededor. La Asociación cumplió en marzo un año de existencia y tiene muy clara su principal reivindicación, impulsar la zona en la que se encuentran los cuarteles. «Daría mucha vida al barrio. No tenemos posibilidad de expansión, a un lado tenemos la vía, al otro el río, en la zona norte el matadero y en el sur el torreón. El Ayuntamiento cedió los terrenos al ejército. La zona que ocupan es un tercio del barrio», añade Alonso.
Los integrantes de la Asociación Vecinal buscan fórmulas con las que mejorar la vida de los residentes y harán todo lo posible por conseguirlo. Lo que no pierden es el buen humor, como admite su presidente. «Somos muy positivos. Decimos que las medianas son los jardines de La Rubia».
El entusiasmo del máximo responsable de los vecinos lo comparte otro presidente, el de la Unión Deportiva Sur, Javier Mardones. En enero de 2023 asumió el cargo para sustituir al fallecido Francisco Rodríguez. Conoce el club como nadie, lógico si tenemos en cuenta que son 30 años los que lleva trabajando en beneficio de los chavales. Al igual que otros muchos directivos de clubes modestos, Mardones se ha multiplicado para que la estructura siga creciendo. El histórico club vallisoletano se fundó en 1971 y después de cumplir las Bodas de Oro celebra contar con 30 equipos y más de 600 jugadores en todas las categorías y en las Escuelas donde los más pequeños comienzan a familiarizarse con el balón.
Muchos de ellos residen en la calle Doctor Moreno y sus familias son clientes de tiendas que en algunos casos abrieron sus puertas hace 40 años. Es el caso de Nieto Salud, clínica de odontología desde 1984, panadería Amaya, un comercio de toda la vida que comenzó a vender sus productos en 1983. Primero comenzó la madre y después fue la hija, Amaya, quien tomó el testigo. Otro veterano de la calle es David, al frente del quiosco que ha cumplido 36 años, los últimos 24 en la ubicación actual. Los hermanos Ramiro y María Ángeles Sánchez superan las cuatro décadas y al primero le llega la hora de la jubilación. Cerrarán el establecimiento Confecciones La Rubia del Paseo de San Vicente, pero María Ángeles seguirá atendiendo a los clientes en Doctor Moreno. El bar Donde Mari representa el trabajo interminable de otra saga familiar. Lo comenzó la abuela y después se pusieron en la barra la hija, Isabel, y el nieto, Javier.
Los barrios históricos de Valladolid envejecen y llega el momento del relevo. La calle Doctor Moreno lo confirma con la presencia de los jovencísimos alumnos que acudan a clase al colegio Vicente Aleixandre. Más de 40 años contemplan a este grupo escolar de educación infantil con casi un centenar de chavales de tres a cinco años. Es de los pocos edificios situados en la acera de la izquierda y es que la inmensa mayoría de bares, panaderías, quioscos y otros muchos establecimientos que están casi seguidos forman una fila casi interminable en los 702 metros de esta calle que rinde el reconocimiento a un médico que fue una eminencia y que aprovechó al máximo cada minuto de su corta existencia, ya que falleció poco tiempo después de cumplir 53 años.