Adif aprueba que la estación de autobuses de Valladolid sea «subterránea» mientras se opone al soterramiento
El convenio de integración recoge que la terminal estará ubicada a continuación de la de ferrocarril, en una parcela de los antiguos talleres de Renfe y que será «subterránea» con un coste de 28,6M€ que financiará la Sociedad Alta Velocidad
«Soterrada». Así es como el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) contempla que será la futura estación de autobuses de Valladolid, aquella que se ubicará al lado de la de tren en Campo Grande, justo al final del paso superior sobre las vías, que está sí irá en superficie. Así consta en el convenio de integración, firmado el 20 de noviembre de 2017 por el entonces alcalde de Valladolid y hoy ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, el consejero de Fomento, Juan Carlos Suárez Quiñones, y el ministro de Fomento, el ‘popular’ Íñigo de la Serna, y publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE), el 25 de enero de 2018. Un convenio en el que Adif aprueba que la estación de autobuses sea «subterránea» mientras se opone frontalmente al soterramiento de las vías en Valladolid.
«El planteamiento aprobado actualmente –el de la integración– define la ubicación de la estación en una parcela soterrada junto a la estación de ferrocarril, en la que hasta la fecha sólo se han realizado estudios preliminares», detalla el convenio de integración en la página 9570 del BOE de 25 de enero de 2018.
El convenio de integración recoge, por tanto, que la terminal estará ubicada a continuación de la de ferrocarril, en una parcela soterrada que se sitúa en una parte de los antiguos talleres de Renfe y que será «subterránea». Y es que el convenio de integración abunda en esa idea de que la nueva estación de bus de Valladolid será soterrada, cuando se refiere a ella como «subterránea», acepción que se recoge en «las actuaciones pendientes de ejecutar para el desarrollo de la solución de integración permeable ferrocarril-ciudad, así como el balance económico de la operación».
Dentro de estas actuaciones pendientes , que vienen recogidas en la página 9573 del BOE, se señala textualmente en el punto 7: «Estación de autobuses: la ejecución de la nueva estación de autobuses subterránea».
El mundo al revés. Mientras desde Adif y desde el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, con el ministro Óscar Puente a la cabeza, se rechaza el soterramiento de las vías al considerarlo inviable por coste y por tiempo, el convenio de integración actualmente vigente, que firmaban en 2017 los integrantes de la Sociedad Valladolid Alta Velocidad, Ayuntamiento, Gobierno, es decir Adif, y la Junta de Castilla y León y se publicaba en el BOE en enero de 2018, fija que la terminal de autobuses sí se será bajo tierra, «soterrada», «subterránea», como especifica el convenio. No así la de ferrocarril, tal y como se detalla en este misma página del convenio recogido en el BOE, en su punto 5: «Estación de viajeros: la ejecución de la estación ferroviaria de viajeros en superficie».
Un hecho, el de la terminal soterrada, que nadie entiende todavía hoy en Adif, según detallan las fuentes consultadas por este periódico, cómo y en base a qué se incluyó en el convenio de integración. Tanto es así que, a decir de esas mismas fuentes, es algo que se coló, así directamente.
La realidad, sea como fuere, es que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias, el mismo que rechaza el soterramiento de las vías por inviable y que plantea una terminal de ferrocarril en superficie con un paso elevado sobre las vías al más puro estilo de la estación madrileña de Chamartín, sí ve bien que a su lado, justo al final de esa pasarela elevada y en una parcela de los viejos talleres de Renfe, se construya la nueva estación de buses para la capital vallisoletana «soterrada».
Terrenos que, todavía hoy, continúan siendo propiedad de Renfe y que la operadora dependiente del Ministerio de Transportes aún no ha cedido a la Sociedad Valladolid Alta Velocidad para llevar a cabo la obra. Según detallan las fuentes consultadas por este periódico, esta cesión se producirá cuando el consistorio vallisoletano entregue a Renfe y a Adif los terrenos donde se asientan los nuevos talleres y el complejo ferroviario de la playa de vías, actualmente en construcción.
Y todo dentro del convenio de integración ferroviaria, en el que dentro de las actuaciones urbanísticas que recoge detalla «la ejecución de las obras de urbanización del ámbito y la adaptación del planeamiento urbanístico vigente al objeto de establecer la ordenación, usos e intensidades urbanísticas más convenientes para los terrenos no necesarios para la explotación ferroviaria, conforme con lo establecido en el convenio en un marco de integración permeable ferrocarril-ciudad».
Aprovechamientos urbanísticos que el acuerdo de integración, vigente desde 2018 y por el que se están ejecutando los pasos subterráneos de Labradores, Panaderos, Padre Claret o el próximo de Arco de Ladrillo, fija como necesarios para, entre otras cuestiones, asumir «los costes de la integración permeable ferrocarril-ciudad, incluida la nueva estación de autobuses subterránea».
Coste de la terminal
Costes que, por otra parte, corresponde asumir a la Sociedad Valladolid Alta Velocidad, que integran el Gobierno a través de Adif que ostenta el 50% de la Sociedad y que siempre tiene la última decisión, el consistorio vallisoletano y el Ejecutivo autonómico, a través de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, ambos con el 25% de participación de la sociedad.
O, dicho de otra manera, pese a que la Junta es la competente en todo lo que tiene que ver con las estaciones de autobuses de la Comunidad, el montante de la construcción de la futura terminal bajo tierra que fija el convenio para la capital vallisoletana corre a cargo de la Sociedad Valladolid Alta Velocidad. Algo que también queda claro en el acuerdo de integración.
«El coste mínimo de la estación de autobuses asciende a 28,6 millones de euros, que será financiado a través de la Sociedad Valladolid Alta Velocidad», detalla el convenio en la página 9575 del BOE, concretamente en el punto en el que habla de la «aportación para la estación de autobuses». Ahí también se indica que «en el caso de que, por decisión de la sociedad, se acometiese la construcción de una estación de autobuses con un coste superior a esa cantidad y hasta los 4,5 millones de euros (33,10 millones en total), la diferencia será aportada por la Junta de Castilla y León». Eso sí, «en el caso de que el coste final que se plantease de dicha actuación fuera superior a los 33,10 millones se estará a lo dispuesto en la tercera estipulación en relación a los desequilibrios que se produzcan por los posibles sobrecostes que, en todo caso, deberán ser aprobados por el titular del activo, en este caso la Junta de Castilla y León», puntualiza el convenio.
En cualquier caso este coste de casi 29 millones de euros es el que fija el convenio de integración de 2018, con lo que es más que probable que ahora, más de seis años después y con la subida del precio de materiales, deberá ser actualizado. Como también tendrá que actualizarse este convenvio de integración en aquello que tiene que ver con que esta estación de autobuses vaya a ser «soterrada», tal y como recoge el acuerdo de integración ferroviaria.
Y, mientras, el Ayuntamiento y la Junta avanzan ya en la remodelación de la actual estación de autobuses. Reforma que el PSOE de Valladolid viene reclamando, incluso en el pleno del Ayuntamiento con Óscar Puente todavía como concejal, pero que el ahora ministro de Transportes cuestiona que el Ejecutivo autonómico se lance a una reforma de la estación de autobuses de Valladolid. Puente la considera «innecesaria», según aseguraba ante los medios en su visita a Villalar en el Día de Castilla yLeón. Para Puente, lo más «lógico» sería que se apostara por construir una nueva, junto a la de trenes. No obstante, considera que ambas actuaciones pueden ir «en paralelo y ejecutarse de manera simultánea».
Nueva estación que, de mantenerse sin cambios el convenio de integración vigente, sería soterrado al lado de ferrocarril, que como el resto de las vías iría en superficie, toda vez que el Ministerio de Transportes rechaza el soterrar las vías. Soterramiento que Adif ve inviable, pese a que en su informe presentado, tal y como publicaba este periódico, reconoce que habría que hacer un estudio sobre el soterramiento ya que actualmente no existe.