El Banco de España de Valladolid ya luce los andamios para su rehabilitación
Comienza la instalación de las estructuras para la limpieza exterior del edificio, el sellado de fisuras o el pintado de rejas, en una intervención que durará nueve meses
El Banco de España ya tiene andamios instalados en la fachada de Míguel Íscar.
La colocación de andamios en la sede del Banco de España de Valladolid para la rehabilitación exterior del edificio ya ha comenzado. Los operarios han empezado a disponer las estructuras de hierro en la fachada lateral de la calle Miguel Íscar y pronto instalarán el mallado para iniciar unas labores de restauración centradas en la eliminación de la suciedad y las humedades, en el sellado de fisuras, el pintado de las rejas y el acondicionamiento de las fachadas internas.
El desembolso para llevar a cabo estos trabajos se cifra en 850.824 euros (un 24% de la cuantía inicial que había previsto) y el plazo de ejecución es de nueve meses, por lo que habrá que esperar al 2025 para que hayan concluido, debido al retraso en el inicio de las reparaciones.
En concreto, el Banco de España calculó que las obras empezarían en marzo y terminarían en diciembre, pero es ahora cuando está arrancando la intervención, así que parece que se alargarán hasta febrero del próximo año.
Según el proyecto de rehabilitación, el principal objetivo es eliminar la suciedad y las humedades en las caras externas de este edificio que roza los 66 años de vida (fue inaugurado en julio de 1958) y, además, se aprovechará para sellar algunas fisuras, aplicar un tratamiento anti-grafitis, pintar las rejas oxidadas de los ventanales o reponer las protecciones antipalomas.
Y es que, aunque el inmueble está en un "razonable buen estado de conservación, sin lesiones que indiquen problemas de estabilidad", adolece de una "suciedad generalizada", destacaba el Banco de España en la memoria de intervención para justificar los trabajos en la sucursal vallisoletana.
Elementos dispuestos para la colocación de los andamios.
Las manchas, ubicadas sobre todo en las cornisas y los muretes de las cubiertas, se deben a la presencia de líquenes, que provocan humedades y facilitan la proliferación de microorganismos "que forman una 'costra' de color gris oscuro".
Para su limpieza, primero se llevarán a cabo labores manuales en seco, con cepillos, brochas, aire a presión y aspiración de zonas delicadas para eliminar polvo, cascotes y partículas. Después se procederá a realizar "microcosidos" en las zonas que presenten desprendimientos y se sellarán las fisuras y grietas.
Para reconstruir las zonas donde haya pérdida de materiales se recurrirá a "prótesis" de piedra y en las zonas más expuestas a la lluvia se aplicará un tratamiento hidrofugante, mientras en los balcones se dispondrán soluciones para evitar filtraciones de agua.