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Javier y Jaime, la historia y el futuro del comercio de Valladolid

El pequeño comercio alerta del riesgo de cierres «por la falta de relevo generacional y  la amenaza de Internet con compras a golpe de click desde el sofá»

Javier Díez y Jaime Curiel, comerciantes de Valladolid en la calle ManteríaPHOTOGENIC

Publicado por
Daniel Martín
Valladolid

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El comercio local de Valladolid lo conforman los negocios, pero también las personas que están detrás de los mostradores, barras, o sucedáneos que ofrecen un servicio de calidad, cercano y personalizado. Javier Díez y Jaime Curiel ejemplifican el pasado, presente, y también futuro, aunque no a partes iguales porque mientras el primero ha labrado una trayectoria de éxito durante 43 años, el segundo apunta a alcanzarle o al menos igualarle con el paso de los años. Un comercio local en jaque «con mucha competencia silenciosa, llamada Internet bombardeando constantemente con anuncios en redes sociales y ventas online a un clic desde el sofá», remarca Javier Díez, que sigue sobreviviendo pese a saltar sin red en muchas ocasiones y que se antoja necesario en el paisaje de la ciudad, no solo en el centro sino en los barrios.

Javier Díez es la cuarta generación de comerciantes, se establecieron en Medina de Rioseco en 1884, con Galerías Santacruz, frente a la iglesia del mismo nombre, y desde los años 70 del pasado siglo XX en Valladolid, en la calle Mantería, donde en su fachada se recuerda el inicio de un negocio familiar que cumple 140 años y que tiene fecha de caducidad ante la inminente jubilación de Javier. Uno de sus hijos regenta DCV Motor, en la Avenida Juan Carlos I, 48, una tienda de motos, concesionario oficial de Yamaha, y aunque será comerciante en otro sector, no dará continuidad a este centenario negocio. Javier tiene claro que «el comercio de hoy en día necesita una evolución constante», y que atraviesa un momento complicado en el que «necesita más medios para su modernización y nuestra mejor arma es la especialización cara a nuestros clientes», ese es a su juicio el punto fuerte de estos comercios que dan respuesta a la demanda de una clientela que busca «más especialidades y garantía de producto».

«Está claro que como en el resto de las grandes ciudades de Europa, cada tienda tiene que saber qué es lo que quiere vender y a quien. Llamémosle especialización, para lo cual la formación y el conocimiento de los productos es primordial. En cuanto a los nuevos tiempos, claro está, que el primer escaparate, debe ser ahora mismo el posicionamiento, tanto en redes, buscadores o nuestra propia web. Son escaparates virtuales que vemos desde nuestra casa y que puede atraer a tus clientes a venir a la tienda», señala Curiel.

Desde 2008 Jaime Curiel regenta Solera, una marca que ha calado en la sociedad y que ha vivido una expansión importante en todo el territorio nacional. Desde Valladolid la famosa ‘S’ de Solera se ha repartido por toda la geografía nacional con tiendas propias y franquicias, demostrando que esa especialización a la que aludía Javier les permite no solo sobrevivir sino crecer y mirar «a un futuro muy bueno». Curiel también regenta Zapatos Armonía, con el objetivo principal de que el cliente «sepa valorar el trabajo que hay detrás de los productos», además de seguir haciendo sus tiendas físicas espacios más visitables y cómodos: «Es necesario que sean más abiertos luminosos, más atractivos…». A su juicio Valladolid sí que cuenta con «negocios modernos que no quiere dejar de estar cerca de los clientes de la ciudad y de todos los turistas, que cada vez tenemos más». Aunque la realidad, coinciden ambos, es que el mayor enemigo que tienen viene en formato doble: «La evolución de los últimos años tiene luces y sombras. Se están perdiendo muchos negocios tradicionales de Valladolid al no tener un relevo generacional o no poder soportar las últimas crisis y es una verdadera pena», remarca Jaime Curiel que confía en que el cliente sepa ver el esfuerzo que realizan porque si no quedarán a bocados a la tiranía del «golpe de click».

Para evitar que Internet siga ‘comiéndose’ al comercio físico afirma Curiel debe existir «un comercio de calidad y de nivel que no hará sino aportar un valor añadido a nuestra ciudad». Para ello, reconoce, «se ven cada vez más emprendedores intentando sacar a la luz sus ideas, con mucho esfuerzo. Esto es el futuro, y si queremos que se mantenga, se tiene que apostar por el comercio local. La gente se lamenta constantemente por el cierre de comercios… pero se tienen que dar cuenta de que son parte esencial de la cadena para que todo funcione, apostando por nosotros, acudiendo a las tiendas de la ciudad».

Otra espada de Damocles que ha caído encima del pequeño comercio es la liberalización de las ofertas durante todo el año. «No podemos luchar en contra de las grandes cadenas con constantes, cambios y ofertas, liberadas. En cualquier momento necesitamos una regularización frente a ellos en fechas o espacios», remarca Díez, algo que comparte Jaime Curiel que considera que «hemos perdido todos» al entrar en «una vorágine de descuentos permanentes en el que no podemos entrar por nuestro estrecho margen y por el tipo de negocio. No jugamos, ni podemos, a tanta rebaja, descuentos, ‘mid season’… dado que son campañas que han ido creando por las grandes cadenas a base de la pérdida de calidad, y sobre todo de hinchar los precios…de manera que luego les sea fácil bajarlos de forma tan habitual, jugando con volúmenes de compras y de ventas». Ante ello, explica «en el pequeño comercio, ofrecemos calidad, atención, asesoramiento y un lugar amigable al que poder ir a comprar… que es algo que se debería poner en valor».

El comercio local se agrupa para seguir manteniéndose vivo y ahí Fecosva, la Federación de Comercio y Servicios de Valladolid y Provincia juega un papel fundamental. En el 2024 están celebrando su trigésimo aniversario y pese a las dificultades diarias mantienen a 20 asociaciones y 800 comercios bajo su paraguas.

Una Federación que ve clave seguir «evolucionando a medida que va evolucionando la sociedad». Ahí entra como clave el papel de «Internet y la digitalización que ha supuesto para toda la sociedad un cambio muy drástico y los cambios que se producen ahora son cambios en el tiempo muy rápidos y han cambiado los hábitos de consumo, sobre todo entre la gente más joven y que se incorpora al mercado laboral y viene con unos hábitos de compra diferente y se va notando año a año y se nota en el consumo día a día». Las ventas realizadas por Internet en España a través del comercio electrónico ya superaba el pasado año el 20%. Y otro dato, ocho de cada 10 ya realizan compras a través del conocido como ‘ecommerce’.

Para su presidente actual, Jesús Herreras, el segundo en discordia tras Javier Labarga, presidente fundador honorífico que le precedió en el cargo, este colectivo que «empezó su andadura con seis asociaciones y para la defensa de los intereses del comercio frente a las administraciones y la promoción del comercio», sigue teniendo esas mismas necesidades, además de la generación de «sinergias de manera conjunta porque el resultado no se suma, se multiplica», reconoce Herreras.

Un comercio que es historia viva de las calles y en general de los pueblos y ciudades pese al incipiente asentamiento de grandes cadenas que amenazan con conquistar cascos históricos, pero también otras zonas menos céntricas en el caso de Valladolid, y también los grandes centros comerciales, con unas ventajas respecto al comercio más tradicional que le pone en ventaja en una comparativa natural.

La principal diferencia, remarca Jesús Herreras, «es que el pequeño comercio ofrece un servicio al ciudadano, no debe ser solamente un expendedor de artículos, intenta solucionar los problemas a alguien de cualquier sector, una ferretería, una tienda de moda que aconseja y hace los arreglos que necesita…». Ese producto cercano que «siempre ha estado cerca de la puerta de casa» es crucial para mantenerse abierto y evitar echar la verja.

Además, incide, aunque la gente «compra por Internet, quien sabe que hay tienda física le genera más confianza». También ha conocido casos de empresarios que «han hecho el cambio inverso, han empezado un negocio a través de Internet y se han dado cuenta de que es buen negocio y se ha ido implantado físicamente». En su caso particular «Internet es un complemento pequeño. Nosotros damos servicio, pero también por vía telefónica asesoramos al cliente».

El apoyo de las administraciones se antoja clave para conseguir «ciudades fáciles y cercanas, que sea fácil llegar y salir», indica Curiel que lamenta que en algunos casos «se está bajando la asignación y poniendo muy difíciles algunas de las condiciones para subvenciones de modernización y creación de comercio», algo que atenta contra un sector que genera riqueza, vida y puestos de trabajo y que es más que necesario en unos momentos de cierta crisis y de abandono de calles y ciudades por la falta de comercio. Debemos apostar por ello. Nuestro comercio tiene mucho que ver con nuestra forma de ser y de vivir. No pueden, ni podemos fallarnos», señala Curiel. La colaboración es clave, indica Herreras, para Fecosva que cuenta con «convenio con el Ayuntamiento con la Mesa del Comercio, varios con Diputación porque somos federación provincial y trabajamos con diversos Ayuntamientos y que tienen suficiente peso comercial para poder hacer acciones como Íscar con el que hemos hecho, como Herrera y Tudela de Duero. Trabajamos con todas las administraciones y la Junta de Castilla y León con las líneas que sacan de subvenciones para que vean lo positivo». Desde su experiencia Javier Díez sí echa en falta «más apoyo para seguir con la formación de los trabajadores», otro aspecto clave para generar más valor en la cadena.

«Debemos formarnos continuamente principalmente en la digitalización», explica Herreras que ve como una necesidad que «cualquier tienda por pequeña que sea esté en redes sociales, tenga su página web, no tiene por qué ser algo especial, pero tiene que estar en esa presencia, debe estar ahí y sino hace una publicación lo más frecuente que pueda, la sociedad debe hacer lo que ve en el mundo y no vale decir que no te va, vale estar ahí y es lo que hace la gente, lo que tienes que hacer para seguir sobreviviendo para tener visibilidad y si publicas con fotos buenas de los productos, intentar a través de ese medio, explicar a tus clientes lo que vendes».

Para Fecosva y los empresarios resulta fundamental el tejer alianzas como ha sucedido con los Bonos Comercio: «Ya desde su inicio en los momentos del COVID fue una tabla de salvamento para el comercio de proximidad. Sin descontar la ayuda que supone al ciudadano. No debemos dejar de apoyar estas iniciativas. Por eso querría poner en valor la necesidad del asociacionismo», remarca Curiel y comparte Díez: «Todas las acciones que incentiven el consumo en el comercio es muy bueno y muy positivo». «Ha sido un éxito tremendo, había que hacerlo para revitalizar el comercio y se sigue manteniendo con un resultado muy bueno. Tiene un doble sentido, ayuda al comercio y también a las familias, el que consigue sacar algún bono es una ayuda y hace un gasto para el comercio y le supone un ahorro en esas compras de artículos que no son tan imprescindibles», señala Herreras que destaca otras vías de colaboración como es la iluminación navideña que ponen en colaboración con el Ayuntamiento de Valladolid «para generar espacios más atractivos».

O como sucedió en la pasada gala de los 30 años de Fecosva en el Teatro Calderón con la 17ª Gala del Comercio: «Son acciones conjuntas que un comercio pequeño no podría realizar Fueron 25 tiendas de moda las que hemos participado en un evento que una tienda individual jamás podría realizar, El trabajo que hace el equipo que tenemos en Fecosva y gracias a ese conjunto de acciones conseguimos que una tienda pequeña pueda desfilar en el Teatro Calderón y pueda hacerse visible y con ese pequeño granito de arena».

Ese asociacionismo se antoja fundamental para que el pequeño comercio siga luchando contra gigantes silenciosos: «Por desgracia cada generación que va pasando se va acostumbrando a comprar todo online, ya los de 35 a 40 se nota que van incorporándose cada vez más, aunque ven el valor que tiene la compra física», concluye Herreras que mantiene viva su ilusión como socio fundador de Fecosva hace ahora 30 años para seguir «tirando del carro porque si algo me afecta a mí, está afectando a mi sector y tengo que luchar por él». Algo que seguirá haciendo Javier Díez en los últimos días como comerciante activo antes de su merecida jubilación, siendo ya historia viva de Valladolid. Una historia que seguirá labrándose Jaime Curiel, con un estilo personal y moderno que abre nuevas vías de negocio.