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Los diseñadores Pablo y Mayaya se reinventan

Los sombrereros lanzan una nueva línea de negocio: diseño de imagen corporativa de bodegas, hoteles y restaurantes

Mayaya y Pablo en la tienda de López Gómez, donde crean sus diseños de moda, con piezas para Alma Carraovejas.PHOTOGENIC

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Valladolid

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Ya habían dejado constancia en el pasado de sus primeros pinitos en la uniformidad de personal de empresas como el centro comercial Vallsur o la Brasería Poniente, pero en agosto de 2023, se encendió definitivamente la luz del tándem más ‘phasion’ de la provincia, y nació oficialmente una nueva línea de negocio complementaria a la de sombreros y tocados en la que llevan ya 33 años: diseño de imagen corporativa.

Alma Carraovejas, el grupo que engloba a todo el universo que arrancó con la bodega peñafielense Pago de Carraovejas consultó en verano pasado a Pablo y Mayaya, a través de su Departamento de Talento, si podían ser ellos los diseñadores de Castilla y León que crearan sus uniformes y vestuario del personal.

Una tendencia, por lo demás, muy en boga entre restaurantes coronados con estrellas Michelin, como es el caso de ‘Ambivium’ de Alma Carraovejas, que luce en la solapa una estrella verde (defensora de la sostenibilidad y del suministro con proveedores locales) y otro astro, el más conocido, el de la excelencia en el comer. Es estrella Michellin desde 2020. Son solo algunos de los galardones que atesora, ya que hace pocos meses recibió el Premio 2023 al ‘Mejor Restaurante de Año’, concedido por LA POSADA-DIARIO DE CASTILLA Y LEÓN.

El flechazo entre Alma Carraovejas y los sombrereros no fue a primera vista, pero sí funcionó a la segunda cita. «Les preparamos un proyecto y Pedro Ruiz Aragoneses, el CEO de Alma Carraovejas, nos trasladó que le parecía un poco atrevido. Así, que le dimos una vuelta, introdujimos lo que es su filosofía y su historia, y encargamos a talleres, el proyecto, los diseños y los dibujos, y les encantó. A partir de ahí , nos encargó todo lo que compete a la bodega de Pago de Carraovejas y al restaurante Ambivium, un contrato que se ha firmado hace escasas semanas y que ya es visible en el vestuario del personal de ambas empresas.

MADE IN CASTILLA Y LEÓN

Lo llevan, entre otros profesionales, camareros, guías de enoturismo, personal comercializador, de tienda, recepción y eventos.

¿Y cual es el sello de Pablo y Malaya en la imagen corporativa? Por desconocimiento puede pensarse que se ciñe la incorporación de un águila (logo de Alma Carraovejas) en las telas, trajes, corbatas o manteles. Error. El trabajo es de mucho más calado.

«El diseño abarca todo, desde chaquetillas, camisas (pensadas también en el tallaje femenino), pantalones, calcetines, kit de pelo, botones, pin corporativos... Luego lo tallamos y personalizamos a cada trabajador, ajustando los largos de las chaquetillas, las americanas, o el pantalón. Pero no solo está la imagen, también buscamos que la ropa sea cómoda, para trabajar», explica Pablo Merino. «Hemos buscado fabricantes especialistas en ropa de trabajo, porque los uniformes están pensados para que camareros y personal de sala se desenvuelvan con normalidad durante bastantes horas al día», indicó el diseñador.

No menos importante ha sido la elección de proveedores, artesanos y fabricantes, en todos los casos siempre de la Comunidad, filosofía que figura con letras de oro en el ADNde Alma Carraovejas. No en vano, los sombrereros tienen a gala que su nuevo proyecto está basado en las cuatro ‘Cs’: coherencia con el espíritu del cliente; creatividad, comodidad y continuidad de una forma profesional de trabajar siempre con la máxima calidad.

La lata que han abierto con la bodega peñafielense tiene visos de expandirse en breve con otros negocios, preferentemente de bodegas, hospedaje y restauración. En concreto, los sombrereros no descartan que la idea sea imitada por otras empresas ligadas al enoturismo y más en concreto de la Ribera del Duero.

También de fuera de la provincia. Así, ya están en conversaciones avanzadas con dos negocios de restauración del complejo madrileño de ocio ‘La Finca Gran Café’, y con establecimientos de Marbella. Igualmente han existido contactos con negocios hoteleros de Valladolid, aunque de momento se han quedado pendientes para el futuro.

EL GLAMOUR SE PAGA

Si los acuerdos no han llegado a buen puerto en algunos casos no ha sido porque la idea no es atractiva, si no por el caché. El glamour hay que pagarlo, y ahí la barrera es infranqueable para muchos empresarios. «El gerente de un hotel nos dijo que el proyecto le encantaba, pero que le parecía carísimo, así que quedamos para hablarlo más adelante», explicó Mayaya.

No es para menos. El contrato se divide en dos partes. La primera es el pago por el diseño de Pablo y Mayaya y su utilización, con un importe único de 3.000 euros por el diseño de la uniformidad, abono que da comienzo a la producción.

Luego está el importe de las prendas. A modo de ejemplo, en el caso del proyecto para el citado hotel, el uniforme de camarero de sala cuesta 138 euros y el de maitre, 241, aunque son los de mayor coste.

Otro negocio con más visos de cristalizar es un restaurante de Valladolid, ambientado a imagen de una tienda de ultramarinos, que abrirá en los próximos meses. Está ubicado en el corazón de la ciudad y su apertura está próxima, tanto, que ya cuentan con una página web en la que va deslizando datos con cuentagotas para crear expectación. El reto es importante para Pablo y Mayaya, ya que tienen que ‘mimetizarse’ con un ambiente de tienda de víveres del pasado, con productos frescos y de conservas, encurtidos y salazones. Por ello los trabajadores llevarían un uniforme que evocará a los que trabajaban en estos antiguos comercios de alimentación.

Antes de estas experiencias, Pablo y Mayaya fueron los encargados de diseñar la mantelería y los uniformes del equipo de cocina y barra de Brasería Poniente de José Luis Jambrina, al que les une una gran amistad. También lo hicieron en Vallsur, antes de la pandemia, cuando este centro comercial realizó uno de sus periódicos cambios de imagen. En este encargo diseñaron el vestuario de las afazatas.

En otros campos han diseñado botellas de cava para San Sadurní de Noya (Alto Panadés, Barcelona) con un diseño que tiene forma de mujer y nombre provocador ( Objeto de deseo). El taller de López Gómez, 7, bien custodiado por el bulldog ‘Canon’ es una auténtica caldera de ideas en ebullición.

DOS AÑOS EN BLANCO

El diseño de imagen corporativa se suma, pero de forma independiente, a la línea de trabajo de toda la vida, como son los tocados y sombreros, área que ha vuelto a reverdecer tras una etapa de dos años de Covid-19 en los que vieron la vida pasar sin apenas encargos.

Lo describe así Mayaya, sin andarse por las ramas. «Hay que recordar que en el tiempo de la pandemia no había ceremonias, ni nada. Y nos mantuvimos a base de descapitalizarnos personalmente y haciendo lo que podíamos. Cuando se recuperaron los eventos, volvimos a seguir y ahora estamos encantados. Lo de la imagen corporativa es un reto y decimos con orgullo que es un proyecto ‘made in Valladolid’», indicó Mayaya, quien recuerda que el tipo de público que llega a las bodegas de la Ribera del Duero, es de clase media alta y valora mucho el servicio de valor.

En los 33 años que llevan juntos en la moda han vestido las cabezas de las celebrities para bodas reales y actos de todo tipo (incluido Ascot, cuna del tocado inglés más cool). Y la Reina Letizia se ha asesorado por ellos en más de una ocasión.