La estación de autobuses de Valladolid estará 18 meses en obras para su reforma
Somacyl licita la redacción del proyecto por 242.000 euros y la empresa que se alce con el contrato tendrá tres meses para elaborarlo, antes de dar paso a los trabajos de rehabilitación
La estación de autobuses de Valladolid permanecerá 18 meses en obras para su completa transformación. Este plazo de un año y medio es el que calcula la Junta de Castilla y León que necesitarán para «modernizar la imagen de la estación, adaptar el servicio al viajero a los tiempos actuales y mejorar la explotación de los espacios comerciales y oficinas», en este recinto construido en 1972 que adolece de numerosos achaques.
Esta misma semana el presidente del Ejecutivo autonómico, Alfonso Fernández Mañueco, anunció que acometerán la demandada renovación y avanzó que el desembolso estimado será de 4,5 millones de euros. Para precisar esa cifra y definir con detalle todas las actuaciones previstas, acaban de sacar a licitación la redacción del proyecto por el que se regirán después de las obras, y en él reflejan que el proceso se dilatará durante los 18 meses mencionados.
Habrá que esperar, en todo caso, para activar el pulsador de inicio y ver señales de obra en el recinto, porque aún restan varios trámites administrativos. Lo primero será elegir a la empresa de urbanismo y arquitectura que se encargue de redactar el proyecto definitivo, una vez que la Junta de Castilla y León encargó –por 18.000 euros– al estudio Urbaq un informe previo de necesidades.
A partir de ese informe inicial en el que se constataba la necesidad de llevar a cabo una rehabilitación en el inmueble, ahora toca contratar el proyecto definitivo y la asistencia técnica a la dirección de obras, que es precisamente el paso en el que están inmersos. Según el expediente de licitación que acaba de lanzar la Junta a través de Somacyl –la Sociedad Pública de Infraestructuras y Medio Ambiente de Castilla y León, Somacyl–, el coste de estos trabajos se calcula en 242.000 euros (IVA incluido).
El plazo de recepción de ofertas se cierra el 7 de mayo y, a mediados de ese mismo mes, comenzarán las reuniones de la mesa de contratación para elegir la propuesta ganadora. Si los tiempos administrativos no se dilatan, este verano se conocerá el nombre de la empresa que se alce con este contrato, con un margen de tres meses para elaborar el proyecto.
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Esto implica que, como mínimo, hasta el otoño no podría comenzar la ejecución de los trabajos de rehabilitación integral, no sólo porque hay que esperar al mencionado proyecto definitivo, sino porque las obras en sí también tendrán que salir a licitación y ha de resolverse ese expediente que aún no ha arrancado.
Así que los vallisoletanos todavía van a tardar en ver actividad, aunque al menos la burocracia ya está en marcha, con una hoja de ruta que divide la intervención en seis objetivos: la rehabilitación del conjunto arquitectónico, la mejora de la confortabilidad y el servicio a los viajeros, la mejora de la eficiencia energética, la mejora de las condiciones de habitabilidad y salubridad, la redistribución de espacios y adecuación de usos y la gestión centralizada de los sistemas de control.
La rehabilitación del conjunto abarca la renovación de la imagen exterior, la eliminación de las vallas publicitarias, la ordenación de rótulos en los locales comerciales o la ocultación de los equipos de climatización y el cableado de la fachada. También se aplicará un tratamiento en la medianera con el edificio de viviendas de la calle Puente Colgante, según refleja la propuesta inicial de intervención.
En el capítulo de confortabilidad se incluye el cierre de las dársenas, la ejecución de cortavientos en los accesos al edificio de viajeros, la renovación de toda la iluminación y de los techos, así como la instalación de nueva señalética y mobiliario.
Respecto a la eficiencia energética, las mejoras a implementar pasan por la ejecución de la envolvente térmica, la renovación de la carpintería exterior, la climatización del pasillo de acceso a los autobuses y la instalación de paneles fotovoltaicos en la cubierta.
En el apartado de habitabilidad y salubridad se incluyen como tareas la renovación de pavimentos y techos en el pasillo de acceso a la dársena y también la renovación de los aseos, uno de los espacios más decadentes de la estación. Tanto, que en verano del año pasado se llevaron a cabo unas obras de mejora, a modo de remiendo, para atajar el mal estado en el que se encontraba el área de caballeros.
En cuanto al epígrafe centrado en la redistribución de espacios y adecuación de usos, la propuesta de intervención sobre la que se asentará el proyecto definitivo incluye la creación de un nuevo módulo de aseos para la terminal de viajeros, la reordenación y homogeneización de los espacios comerciales y publicitarios, o el cambio del pavimento interior de la terminal.
Además, con la futura reforma se eliminará el acceso para viandantes por la puerta que utilizan los autobuses –ahora ya hay una señal que prohíbe el paso de peatones– y se ordenarán los flujos de viajeros salientes y entrantes a la estación, según contempla el estudio inicial.
Por último, entre las novedades que se van a implementar destaca la instalación de «un sistema inteligente de transportes», de manera que los usuarios podrán conocer en los paneles informativos el estado real de cada ruta, según explicó el presidente de Castilla y León el lunes, cuando realizó el anuncio de las obras en la estación, acompañado del alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, y de la consejera de Movilidad y Transformación Digital, María Corral.