Diario de Valladolid

Semana Santa Valladolid 2024

El Cristo de los 2.000 reales que devolvió el Papa a Valladolid

Una resolución vaticana permitió a la Cofradía de La Pasión recuperar una talla de Gregorio Fernández tras 87 años en poder del Arzobispado

Imagen de Nuestro Padre Jesús con la Cruz a Cuestas ubicada en el convento de San Quirce y Santa Julita

Imagen de Nuestro Padre Jesús con la Cruz a Cuestas ubicada en el convento de San Quirce y Santa JulitaJ.M. LOSTAU

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Adentrarse en el convento de San Quirce y Santa Julita es como abrir una puerta al pasado. No destacan sus grandes dimensiones, pero cada metro está perfectamente ocupado para que resplandezcan los lienzos e imágenes procesionales en propiedad de la Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo, huésped del templo desde el año 1993. Luz y oscuridad se mezclan en su interior para que esculturas realizadas por Bernardo de Rincón, Antonio de Ribera o Francisco Díez de Tudanca resplandezcan intactas tras años y años de historia. Pero entre todas ellas, una ‘simple’ talla de madera policromada, la de Nuestro Padre Jesús con la Cruz a Cuestas, se impone como una de sus mayores fortunas entre su patrimonio recuperado después de que una resolución de El Vaticano en el año 2000 obligase al Arzobispado de Valladolid a devolvérsela a la cofradía de la Pasión tras 87 años en su poder, pero alargándose su total recuperación hasta el año 2013.

El nombre de Gregorio Fernández introduce esta historia al comprometerse el 22 de noviembre de 1614, mediante escritura notarial, a realizar por un precio de 2.000 reales cuatro figuras del paso del Camino del Calvario que se componía por cuatro imágenes: Jesús Nazareno con la Cruz a cuestas, Simón Cirineo ayudándole a llevarla, un sayón tirando de la soga y un hombre armado. Si bien no se conservó el contrato, aparentemente desaparecido, el Conde de la Viñaza fue conocedor del documento y, utilizando unas notas de Ceán Bermúdez, citó estos detalles en el Diccionario histórico de los mas ilustres profesores de las bellas artes en España de Ceán Bermúdez. Martí y Monsó, que también empleó los manuscritos de Ceán, corrigió la falta y añadió la Verónica, consignada también en una instrucción para armar el paso del año 1661, con lo que se completaban las cinco figuras originales del Camino del Calvario.

Miguel Ángel Lázaro, uno de los Mayordomos de las andas con Javier Valdivielso, Vicealcalde segundo, delante de Nuestro Padre Jesús con la Cruz a cuestas

Miguel Ángel Lázaro, uno de los Mayordomos de las andas con Javier Valdivielso, Vicealcalde segundo, delante de Nuestro Padre Jesús con la Cruz a cuestasJ.M. LOSTAU

Completadas las imágenes, el Cristo quedó separado del resto del paso coincidiendo con el desarrollo de la Desamortización de Mendizábal, por lo que muchas propiedades de la Iglesia o ubicadas en espacios eclesiásticos fueron expropiadas por el Estado, quedando depositados algunos bienes de La Pasión y otras cofradías de Valladolid en el recién creado Museo Provincial de Bellas Artes de Valladolid —reconvertido en 1933 en Museo Nacional de Escultura— debido a que se pensaba que no se volverían a montar los grupos completos. Como medida para garantizar que estas esculturas eran propiedad de sus respectivas cofradías se les incidió una figura o una letra, como fue una cruz para la Veracruz con una cruz, una «J» para Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, y una «P» en el caso de La Pasión que se inscribió en el hombro derecho de las tallas como signo inequívoco de su pertenencia al paso Camino del Calvario.

No ocurrió lo mismo con la imagen de Nuestro Padre Jesús con la Cruz a Cuestas, que no fue expropiada por el Estado por su protección, valor religioso y propiedad de la cofradía de La Pasión, por lo que permaneció en su Iglesia Penitencial hasta su cierre al culto en el año 1926, de la que acabo siendo despojada, con un estado ruinoso tras un incendio que afectó a la talla. No obstante, un año después participaría por única vez en la recién creada procesión de Penitencia y Caridad, ideada por el arzobispo Remigio Gandásegui, para «llevar un consuelo a los que sufren, pensando al efecto en organizar esta procesión, en cuyas filas figuran solamente abogados y médicos y las imágenes de la Santísima Virgen de la Piedad y del Cristo del Perdón», según publicaba una crónica del Diario Regional. Así, los tres pasos que procesionaron fueron el Cristo con la Cruz a Cuestas (Penitencial de la Sagrada Pasión); Santo Cristo del Despojo (Claudio Cortijo, 1801), de la Insigne Cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús Nazareno; y La Quinta Angustia, realizada esta última también por Gregorio Fernández hacia 1625 y acompañada por la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad.

La constancia de la supervivencia de la figura del Nazareno obra de Gregorio Fernández empezó a camuflarse cuando en las siguientes ediciones de la procesión de Penitencia y Caridad no se mencionaba su presencia en las crónicas de la época, resultando con que había pasado a habitar el Real Monasterio de San Quirce y Santa Julita -que con el tiempo se convertiría en la sede canónica de La Pasión- debido a que parte del patrimonio de la cofradía quedó depositado en aquel convento, donde las monjas ejercieron de ‘guardesas’ «porque se dedicaban a guardar muebles y enseres», recuerda a este periódico Luis José Lázaro Giménez, alcalde de la Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo. Las dificultades de la época provocaron que la cofradía continuase funcionando en la Comisaría del Santísimo Cristo del Perdón, pero Nuestro Padre Jesús con la Cruz a Cuestas fue trasladado hacia 1940 hasta el Santuario de Nuestra Señora del Carmen Extramuros, donde permaneció durante varias décadas.

Brazo de Nuestro Padre Jesús con la Cruz a Cuestas

Brazo de Nuestro Padre Jesús con la Cruz a CuestasJ.M. LOSTAU

Sin la presencia de una de las obras maestras de Gregorio Fernández, el paso del Camino de Calvario pasó a estar integrado por otro nazareno, como explica Luis Lázaro, correspondiendo con la «primitiva»imagen titular de la Cofradía de Jesús Nazareno cuando aún no se había separado del Convento de San Agustín.

En la recta final del pasado siglo, la cofradía de La Pasión empezó a recuperar algunas imágenes, como la de Nuestro Padre Jesús Flagelado que fue realizada por los escultores Antonio de Ribera o Francisco Díez de Tudanca, según la documentación aportada por la profesora María Antonio Fernández Hoyo, y que permaneció en el Museo Nacional de Escultura hasta que fue readquirida por la cofradía en 1993, incorporándose a la procesión de Oración y Sacrificio del Jueves Santo desde 1994; el Santo Cristo del Calvario, también paso que conforma el desfile de Oración y Sacrificio, que fue recuperada en el mismo año que la anteriormente citada; o la imagen de Nuestra Señora María Santísima de la Pasión, que pasó temporalmente a ocupar un retablo en el Santuario Nacional de la Gran Promesa hasta que fue repuesta a la cofradía en 2001, mientras el resto de tallas que constituyeron un paso procesional desaparecieron, según las investigaciones de Luis Luna.

Pero el nazareno de Gregorio Fernández no corrió la misma suerte que sus actuales ‘compañeros’ en San Quirce y Santa Julita, hasta que la cofradía de La Pasión decidió reclamar lo que era de su propiedad, es decir, la imagen de Nuestro Padre Jesús con la Cruz a Cuestas. Y en Roma encontraron amparo.

El rescate llegó a través de una resolución vaticana en el año 2000, pero no se ejecutó realmente hasta el año 2013. Un logro que se sustentó en la existencia legítima de la Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo, considerándose nula su extinción y, por ende, declarando que en su patrimonio debían constar bienes como la talla de Gregorio Fernández, Nuestra Señora María Santísima de la Pasión y diversos lienzos de Juan Bautista. «El problema de las tallas nuestras es que quedan depositadas en el Museo Nacional de Escultura. Por eso no las tenían que devolver», explica Luis Lázaro.

Si bien el Arzobispado de Valladolid recurrió la propiedad de las imágenes y cuadros, en la resolución definitiva de El Vaticano estimó que aquellos bienes e imágenes fueron encargados por La Pasión; que durante 30 o más años permanecieron en posesión de otra persona jurídica que es entidad pública, como era el Santuario de Nuestra Señora del Carmen Extramuros en el caso de Nuestro Padre Jesús con la Cruz a Cuestas; que fueron entregados como depósito necesario por las dificultades económicas de la Iglesia y no tenía como efecto jurídico la transmisión de la propiedad, sino solamente la guarda de las cosas que han recibido con obligación de restituirlas cuando su propietario -La Pasión- las reclamase, y que la Cofradía nunca había renunciado a su propiedad. Por tanto, se decretó que las imágenes proporcionales de la Virgen de la Pasión, del Nazareno de Gregorio Fernández, así como los lienzos de Juan Bautista eran propiedad de la cofradía y, por ello, debían ser restituidas por el Arzobispado de Valladolid con el pago de un reembolso por su custodia y conservación.

Nuestro Padre Jesús con la Cruz a Cuestas

Nuestro Padre Jesús con la Cruz a CuestasJ.M. LOSTAU

«Cuando te reconocen la propiedad, te lo tienen que devolver, que es lo que pasó con la sentencia», resume Luis Lázaro. Así, llegado el mes de febrero del año 2013 se logró la total recuperación de aquel patrimonio, tras lo cual abandonó su altar en el santuario del Carmen Extramuros para pasar a ser custodiada en la iglesia de San Quirce y Santa Julita, actual sede canónica de la cofradía.

Cartel de Semana Santa

Ya en el año 2014, Nuestro Padre Jesús con la Cruz a Cuestas volvió a las calles durante la Semana Santa vallisoletana, concretamente en la procesión de Oración y Sacrificio del Jueves Santo y 87 después de que lo hiciera por última vez en la procesión de Penitencia y Caridad». No faltó el correspondiente proceso de restauración, como ocurrió con la gran mayoría de tallas recuperadas por las distintas cofradías, y la imagen de Gregorio Fernández se le incluyó un nuevo juego de túnicas, una nueva corona de espinas y una nueva cruz realizada por el escultor Rafael Martín Hernández.

De su total rehabilitación llegó a convertirse en la imagen del cartel de la presente Semana Santa pese a no ser el paso más reconocido de la Penitencial de La Pasión o del propio Gregorio Fernández. En cambio, como su historia, el cartel se sale de la tendencia que venía siendo habitual en la ciudad al basarse en una fotografía captada por la cámara de José Raúl Martín Pérez durante la procesión de la Oración y Sacrificio del Jueves Santo celebrada el pasado año.

El cartel diseñado por Luis Joaquín Fernández López presenta al Señor de perfil, en plano de tres cuartos, con su túnica de terciopelo y su cíngulo ceñidor de hilo de oro. Toda la composición está texturizada para conseguir una pátina antigua que le otorga un carácter más pictórico que fotográfico. El fondo es de color morado en consonancia con la túnica del Nazareno. Lo más llamativo e ingenioso del cartel es que la Cruz ha sido reemplazada por una composición en formato de skyline u horizonte en el que se pueden distinguir las siluetas de diferentes elementos representativos de Valladolid, su Semana Santa y la Cofradía de la Pasión.

¿Una réplica?

Aunque Luis Lázaro despeja rotundamente cualquier duda sobre si la figura de Nuestro Padre Jesús con la Cruz a Cuestas que resplandece en San Quirce y Santa Julita se trata de una réplica de la obra de Gregorio Fernández al no haber «ningún documento en la cofradía que acredite que se hizo una segunda imagen», su autoría no está exenta de confusión por la desaparecida documentación equívoca, un montaje erróneo del paso Camino del Calvario y el empleo de distintas imágenes en sustitución del Nazareno de Gregorio Fernández.

​El alcalde de la Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo defiende la originalidad de la talla hoy presente en el templo con las aportaciones de Luis Luna, quien, con motivo de la exposición «Gregorio Fernández y la Semana Santa de Valladolid», organizada en 1986 por el Museo Nacional de Escultura cuando era su director, apuntó que la figura original de Cristo debería estar erguida. Fue entonces cuando propuso como posible figura original de Jesús Nazareno la que recibía culto en el Santuario del Carmen Extramuros y con ella se presentó el montaje del Camino del Calvario en la citada exposición.

​Fue Jesús Urrea quien, por razones estilísticas, rechazaba la atribución a Gregorio Fernández sugerida por Luis Luna y barajando en su autoría los nombres deJuan de Ávila y Juan Antonio de la Peña. Pero según se apunta en el libro El paso Camino del Calvario de Gregorio Fernández, de Luis Vasallo, Luna reforzaba su hipótesis realizando un análisis de Nuestro Padre Jesús con la Cruz a Cuestas, precisando que la imagen vestidera presentaba la talla de un desnudo algo tosco en las partes a cubrir por la túnica, que las manos se encontraban muy deterioradas y con partes rehechas debido a su atornillado a la cruz y que en el costado derecho llevaba insertada una chapa metálica con rosca que debía de servir de apoyo a la lanza hiriente que portaba el sayón. Además precisaba la alta calidad de talla de la cabeza, estimando su relación con las obras de Gregorio Fernández en su primera época y apuntando la posibilidad de que dicha imagen de Jesús Nazareno, que desde la iglesia de la Pasión pasó a la iglesia de San Quirce y hacia 1940 al santuario del Carmen Extramuros, pudiera tratarse de la escultura original del paso que se daba por desaparecida.
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