LUIS ARGÜELLO ARZOBISPO DE VALLADOLID Y PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL
«El propio Puente era favorable al soterramiento, luego hizo números y parecía que la cosa no»
Asegura que Carnero, actual alcalde de Valladolid, «debe echar números» para ver si es viable el soterramiento y «que desaparezca esa barrera, pero hay que conocer los gastos reales»
«El propio Puente era favorable, luego hizo números y parecía que la cosa no, y ahora se discute el informe que digan lo que supone y el tiempo». Fue la respuesta del presidente de la Confederación Episcopal y arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, al ser preguntado en el programa La Quinta Esquina de La8 Valladolid, EsRadio y Diario de Castilla y León-El Mundo por la viabilidad del soterramiento en la ciudad de Valladolid. Una respuesta que tuvo otra pregunta: ¿Quiere decir que el actual alcalde tiene que hacer cuentas y mirar cómo está la caja? «Sí, es un proyecto no solo de ciudad, sino de comunidad autónoma y está implicada Renfe y Adif es un proyecto de estado. Si se ha recibido tanto dinero de Europa alguna partida podía haber ido a colaborar con esto».
Argüello, que respondió a temas de vigente actualidad, reconoció que «la idea del soterramiento es estupenda la apoyo», aunque no es favorable a la «encarnación del soterramiento» al desconocer «los datos y sus consecuencias». En esa reflexión el arzobispo de Valladolid indicó que es bueno «que desaparezca esa barrera» pero la ciudadanía necesita «conocer bien los gastos, la financiación y el endeudamiento y que supone eso a la hora de renunciar a la hora de inversiones y gastos para ver ese realismo».
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De esta forma aseveró todo el mundo puede llegar a «estar de acuerdo» con la obra, pero deben valorarse «las posibilidades reales y saber que si una ciudad solicita ayudas de otras administraciones se embarca en una operación de este estilo, todos los ciudadanos deben saber que si se gasta el dinero ahí lo mismo durante un tiempo no se puede gastar en otras cosas».
Nombrado presidente de la Conferencia Episcopal hace unos días su agenda apenas tiene huecos, aunque por el momento, avanzó no ha decidido pedir al Papa Francisco «un obispo auxiliar. No lo he decidido. Es una opción real. Yo soy obispo y recibí el sacramento porque el obispo de Valladolid solicitó uno auxiliar, Don Ricardo era cardenal de la iglesia católica y que tenía además unas encomiendas que le hicieron asumir responsabilidades fuera no solo Valladolid sino de Europa, mi situación no es igual pero sí análoga».
Argüello sí cree que deba haber un cambio en la iglesia de puertas hacia fuera: «La iglesia siempre vive un coloquio entre fidelidad y novedad, en ese diálogo la iglesia no puede dejar de ser fiel a su depósito porque dejaría de ser la iglesia de Jesús». Y asegura, tras visitar estos días varios colegios donde conversa con la Junta Directiva, docentes y también con los propios alumnos, sentirse sorprendido por «la necesidad que tienen los chicos y chicas de una nueva escucha. Están alejados de la vida de la iglesia pero no tienen prejuicios anti religiosos, desean poder conocer algo nuevo». En el caso de las chicas porque requieren de «un tiempo de respuesta incluido de tipo sexual que pueda ser liberadora, que lo que se ha vendido está teniendo como consecuencia muchas frustraciones de sentirse manipuladas cuanto no abusadas».
Para el arzobispo de la ciudad de Valladolid en esta época hay muchos más fieles que visitan templos por la Semana Santa aunque reconoce que el atractivo «de la iglesia no es ella, sino Jesucristo». E iba más allá: «Nuestro desafío es que se conozca Jesucristo, la transmisión de la fe, llevamos 1.500 años desde un principio: ser católico se nace, pero ya decían los antiguos padres de la iglesia que ser cristiano no se nace, se hace. Tenemos el gran desafío de que el anuncio de Jesucristo de hacer nuevos cristianos. La fe les permite vivir con experiencia la realidad de la muerte y la fe permite perdonar a otros, hacer alianzas. Eso puede hacer que otras personas, jóvenes, puedan decir que no es como me lo habían contado y hay un atractivo que pueda ayudarnos a seguir adelante». Aunque es consciente de que en el siglo actual «la iglesia está llamada a ser en esta travesía una realidad minoritaria».
En el programa La Quinta Esquina de La8 Valladolid, EsRadio y Diario de Castilla y León-El Mundo también era cuestionado por la relación política y eclesiástica en la actualidad y como lo era en los años 70 cuando el mismo estuvo cerca de la primera: «La situación es claramente distinta», y lamentaba ahora que se vuelvan a remover temas del pasado en torno a una política de bloques: «A las personas que vivieron aquellos años les resulta especialmente doloroso que determinadas experiencias de memoria quieran más hurgar en las heridas o ser utilizadas para la política actual de bloques, que no para lo que supuso para protagonistas vivos, que habían vivido la pérdida de familiares en ambos bandos y el querer decir vamos hacia adelante. Fue posible llegar a acuerdos y hoy también es posible».
Para Argüello existe «un desafecto de la acción social y política» porque «las democracias representativas viven una crisis porque terminan teniendo que fundamentarse a sí mismas y buscan fundamentos fuera del propio derecho positivo. Es más necesario que nunca que los ciudadanos seamos responsables y se nos trata de contentar ofreciéndonos subvenciones o ayudas, pero termina siendo una anestesia».
Cuestionado por la relación institucional entre la Conferencia Episcopal y el Gobierno de España, afirmaba que «desde mi experiencia como miembros de la conferencia y luego secretario general, siempre entre nosotros ha habido un espíritu de leal colaboración y cuando han surgido asuntos diversos les hemos ido abordando bien». Y que en la actualidad «puede que la iglesia tenga más libertad, aunque tenga menos poder institucional y hace que por parte de los poderes públicos se dé una importancia relativa a la iglesia. Sí que pudiéramos influir no tanto desde las cúpulas, sino desde los cristianos de base en su realidad concreta con sus vecinos».
Agenda 2033
Sobre las palabras del vicepresidente de la Junta y lider de Vox, Juan García-Gallardo, en las que se refería al nuevo presidente de la Conferencia Episcopal como «el líder que necesita la Iglesia» y que no tendrá miedo a «nadar contra corriente, a atacar a la industria de la muerte y la Agenda 2030», aseguraba que «la iglesia tiene una Agenda propia la Agenda 2033 porque en el año 2033 se celebrarán los 2.000 años de lo que estos días celebramos, de la muerte y resurrección de Jesucristo y desde este vamos a dialogar con el resto desde la colaboración y la crítica dentro del panorama actual que tiende tanto a los bloques, y a dividir entre blancos y negros, poder hacer una propuesta que es transversal, lo cual no quiere decir equidistante, sino poner el acento en alguna de las cuestiones puede descolocar más a un sector u a otro».
Asegurando que sería de su agrado que se llevasen a cabo políticas de estado «pensando en las personas que lo pasan peor. Qué importante sería que la realidad española y lo que nos afecta hiciera un esfuerzo de escucha y colaboración mutua en los partidos desde la posición legítima diferente que es normal que tengan, para abordar los asuntos más importantes que a veces desbordan la realidad española». Y dentro de este diálogo resaltaba en su discurso «el respeto a la palabra» en todos los ámbitos porque «para poder dialogar hay que respetar la palabra dada, hay razón no solo emociones, ni poder, y que se respetan unas mínimas reglas del juego en un sistema democrático».
También se mostraba favorable a políticas provida que defiende Vox, de protección a la familia y en favor de los nacimientos porque a su juicio «un obispo no para de querer, de proponer la creación de la vida y desde su dignidad, desde el seno materno y durante su existencia». Y calificaba el aborto como «lo más antiprogresista del mundo que impide el progreso de la vida, pero somos conscientes de que no se puede defender el aborto sino se defienden las condiciones de vida de la mujer gestante, que tenga vivienda, que no tenga que dejar su trabajo».
Por último y en la antesala de la Semana Santa presumía de tradiciones en la provincia de Valladolid, declaradas comoFiesta deInterés Turístico Internacional, Nacional y en algún caso regional, principalmente en la capital pero también en localidades como Medina del Campo, Medina de Rioseco, Peñafiel, Tordesillas, Villavicencio de los Caballeros… y no se quedaba con una en concreto sino que ensalzaba varias como la de Medina como «la mejor de tallas renacentistas, la de Valladolid de tallas barrocas, la de Rioseco la mejor en su engranaje con el espacio urbano, en la belleza de articular los grandes templos con imágenes y formas de procesionar singular. Cada cual tiene su aquel. Uno compara las imágenes de Medina o las de Valladolid y dependen gustos estéticos, pero merece la pena conocer todas».
También desvelaba que el nuncio apostólico de su santidad estará el Jueves y Viernes Santo en la Semana Santa de la ciudad de Valladolid.