Diario de Valladolid

20 AÑOS DEL 11-M

Hace 20 años los vallisoletanos Laura y Carlos iban en un tren

Carlos Soto, natural de Quintanilla de Onésimo, tenía 34 años, y Laura Laforga, 28, cuando perdieron la vida en el atentado del 11-M

Carlos Soto y Laura Laforga. FUNDACIÓN VÍCTIMAS DEL TERRORISMO

Carlos Soto y Laura Laforga. FUNDACIÓN VÍCTIMAS DEL TERRORISMO

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Alicia Calvo | VALLADOLID
Valladolid

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Los vallisoletanos Laura y Carlos iban en un tren ese jueves a primera hora de la mañana. Doce horas tardó la familia de la joven profesora de 28 años en saber de su paradero, hasta que localizaron su cuerpo en el recinto ferial de Ifema a las nueve de la noche del  larguísimo y angustioso día que cambió la historia del país para siempre. Carlos Soto y Laura Laforga forman parte de las 192 víctimas mortales del atentado yihadista del 11 de marzo de 2004 , que dejó casi 2.000 heridos. Ese sobre el que cualquiera que estuviera en algún punto de la geografía española recuerda dónde se encontraba cuando las bombas explotaron en cuatro trenes de cercanías de la línea Alcalá a Madrid.

Laura, de 28 años y maestra de vocación, había estudiado Magisterio en la Universidad de Valladolid y Psicopedagogía, en la de Salamanca. Tras su paso por una guardería en Coslada, daba clase de español a inmigrantes adolescentes en un colegio de Vallecas. «Estaba muy ilusionada con ello y era una enamorada de su profesión y muy cariñosa con los alumnos», refleja la Fundación Víctimas del Terrorismo en su apartado digital ‘Relatos de vida’, donde narra las biografías de las víctimas. «Para llegar al colegio cogía el tren en San Fernando de Henares, donde compartía piso con dos amigas. Pero iba a cambiarse de casa en breve, así que ya no haría ese trayecto. Por desgracia, iba a ser después del 11 de marzo», agregan.

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Su ciudad natal despidió a la joven, alumna del colegio Amor de Dios, en un emotivo funeral en la iglesia de Santa Clara en La Rondilla. Allí familiares y amigos le dieron un doloroso y cariñoso último adiós, como lo hizo el primo de la víctima Miguel Ángel Rodríguez, quien fuera portavoz del Gobierno de Aznar (96-98) y actual jefe de Gabinete de la presidenta de Madrid Isabel Díez Ayuso.

Carlos Soto, de 34 años y natural de Quintanilla de Onésimo, también se dejó la vida en uno de los trenes del 11-M y dejó a muchos seres queridos desconsolados, como su mujer Eva, los dos hijos de ella «a los que trataba como un padre», y la pequeña de ambos en común, Laura, una bebé de unos pocos meses cuando perdió a su padre por el terrorismo, ya que nació en octubre de 2003, según narra la Fundación Víctimas del Terrorismo.

Él también fue huérfano demasiado pronto. «La vida de Carlos no había sido fácil. Huérfano de padre y madre desde los 14 años, había tenido que luchar por salir adelante. Se hizo soldador. Había cumplido su sueño de tener su propia familia junto a Eva, a la que conoció en un chat por internet. Por ella dejó su Valladolid natal y se mudó a San Sebastián de los Reyes». 

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