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LA QUINTA ESQUINA | JOSÉ RAMÓN PERÁN, DIRECTOR GENERAL CARTIF

«Los alumnos no tienen capacidad ni voluntad para aprender ahora»

El fundador del centro tecnológico ubicado en Boecillo lamenta la falta de exigencia en las universidades lo que conlleva que las empresas tengan «dificultades para encontrar personal»

José Ramón Perán, director general y fundador de Cartif. / PHOTOGENIC

Publicado por
Daniel M. Arranz

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La búsqueda de personal cualificado es una de las preocupaciones del Centro Tecnológico Cartif, ubicado en Boecillo. En palabras de su director general, José Ramón Perán, en el programa La Quinta Esquina de La8 Valladolid, EsRadio y Diario de Castilla y León-El Mundo los jóvenes actuales «no tienen capacidad o voluntad para hacer el esfuerzo de aprender cosas nuevas. Se han ido eliminado dificultades a niveles de educación y exigencias y la calidad ha bajado mucho». Una realidad que Terán ha vivido como docente en la Universidad de Valladolid, sigue siendo profesor emérito en alguna clase del doctorado, y en Cartif: «Tenemos dificultades para encontrar personal. Hay una gran mayoría que no da los estándares mínimos. El nivel de los ingenieros que salen ahora, hay un grupo de élite muy bueno eso sí. Nos interesa más la calidad y la voluntad que el conocimiento que tienen».

El fundador del Centro Tecnológico en 1994 reconoce que en Castilla y León sí que hay talento, «no es peor que Madrid», pero sí ha notado como antes de las «reformas de los 80 el nivel de exigencia era más alto que el de ahora porque los profesores no estaban a la altura de enseñar, pero sí de exigir». Un trabajador constante que echa la vista atrás para observar las tres décadas que cumple Cartif en este 2024, una celebración de un hito del que afirma «nunca imaginamos que íbamos a llegar a lo que es hoy». 

Para Perán «el impulso de esa Escuela de Ingenieros» les llevó a plantear que «podíamos ser útiles a la sociedad» e hicieron algo aparte de la docencia para ofrecer «una investigación más aplicada y que fuera útil a las empresas» a nivel «técnico y organizativo».

Perán: «Las medidas actuales contra el cambio climático son absurdas»

Un centro que cuenta con 230 investigadores, que deben seguir «las novedades técnicas y científicas» como reto central, pero otro de los pilares es la «colaboración público-privada en el sentido de la cooperación de las empresas que nos expresen con claridad cuáles son sus problemas y el camino para resolverlo». En un mundo en constante evolución se muestra «escéptico» a la hora de hablar del cambio climático algo que a su juicio está llevando a «tomar medidas absolutamente absurdas» considerando que la «todos los que hablan de sostenibilidad es un invento ideológico».

A su juicio en el ámbito de la automoción «el motor de combustión que ha tardado 100 años en perfeccionarse al nivel actual y en el diésel de última generación el sistema de depuración cuesta más que el propio motor», poniendo como ejemplo que «se ha conseguido que sea un aire en la mayoría de las ciudades más puro el que suelta que el que toma el vehículo». Mientras que el eléctrico «es muy eficiente y sería perfecto si tuviéramos una fuente de electricidad, el problema es la fuente de energía». Desde su experiencia el mayor problema que ve para las empresas es la lentitud de la burocracia , en España, «siendo plazos superiores a lo que pueden soportar las pequeñas empresas», lo que propicia que muchas veces no puedan soportar ese espacio temporal.

Como reto para Cartif tras 30 años está el seguir «siendo un centro modesto de investigación aplicada , un intermedio entre la impartición básica de la universidad y la investigación que utilizan las ingenierías que son empresas privadas y nosotros como fundación libre no podemos competir porque los otros son empresas con cuenta de resultados y nosotros tenemos cuenta, pero no tenemos impuesto de sociedades que es muy importante», explica el director general de Cartif ante un mundo en el que la Inteligencia Artificial cada vez tiene mayor cuota de protagonismo, al igual que la robótica. Y ponía el ejemplo de los robots sociales, en una línea de innovación tecnológica  junto a la Consejería de Familia, que tienen como objetivo promover la autonomía y la calidad de vida de las personas mayores y dependientes.